Latabarra, el punto de encuentro para quienes buscan un bar «de toda la vida»
Situado en la calle Polo y Peyrolón, 1, junto a la zona de Mestalla, el establecimiento pretende recuperar el espíritu de los bares de antaño, donde el protagonismo lo tienen las cañas, los vermuts y las latas
Es una realidad que, en los últimos años, han abierto numerosos locales que buscan reivindicar la cocina de siempre y el ambiente, la estética y espíritu clásico. Siguiendo esta filosofía, en València ha abierto un nuevo punto de encuentro para quienes buscan un bar de «toda la vida»: Latabarra. Situado en la calle Polo y Peyrolón, 1, junto a la zona de Mestalla, el establecimiento pretende recuperar el espíritu de los bares de antaño, donde el protagonismo lo tienen las cañas, los vermuts y las latas.
«Queremos que València vuelva a vivir la esencia del bar de toda la vida», asegura Andrés García, uno de los socios del proyecto. García, también propietario de la coquería Zalamero, explica que Latabarra es un homenaje a lo castizo, al que le han dado una vuelta para no dejar de lado el espíritu del barrio.
La idea surge, como tantas otras, de un grupo de amigos que buscaban un lugar que los representara. Así, junto a García, el proyecto lo completan Abel Martínez y Carlos Gimeno, quienes querían un espacio para el día a día, sencillo y asequible, pero «disfrutón».
Un sabor tradicional con punto creativo
Aunque Latabarra como concepto sí tiene un punto «de toda la vida», la carta «tiene poco de tradicional», defiende García. La propuesta combina clásicos, como los embutidos o la tabla de quesos, con platos con un punto creativo. «Lo chulo de Latabarra es que puedes tomarte un vermut fresquito de grifo con una tabla de jamón ibérico pero también con un croissant de pringá andaluza o un mollete de panceta con chucrut y mayonesa de sriracha», explica el fundador.
Entre las conservas destacan los mejillones en escabeche, las navajas, los choricillos al Albariño, las sardinillas con pimientos del padrón o el solomillo de atún rojo en lata. Los clientes también pueden disfrutar de una variedad de gildas y croquetas, como la de jamón ibérico y kikos o la de queso azul y nueces.
En cuanto al tapeo y a los platos calientes, la carta ofrece desde burrata italiana con puerro confitado y almendra, pasando por las ‘tabarritas’ (una versión propia del torrezno con lima) hasta las alcachofas en conserva con jamón ibérico 100% bellota y yema.
Entre las novedades más celebradas se encuentran la focaccia de sobrasada de porc negre con miel y el mollete de pastrami al grill con queso fundido y pepinillo, que los responsables del local consideran el emblema de la casa. El toque dulce lo ponen propuestas como la torrija de pain au chocolat con helado de chocolate belga o la pera al vino tinto con mascarpone y almendra tostada.
Vermuts para todos los gustos
Como no podía ser de otra manera, la carta de tapas de Latabarra se acompaña de una cuidada selección de vermuts que recorren distintas regiones de España. El local ofrece su propio vermut de grifo, ‘Latabarra’, elaborado con Yzaguirre rojo, Campari y sifón, mientras que de otras partes de la Comunitat Valenciana y del país llegan referencias destacadas: Carmelita Rosa y Carmelita Naranja (València), Jarabe de Palo rojo y Jarabe de Palo blanco (Alicante), Nordés Rojo y Nordés Blanco (Galicia) o Ataman desde Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
La experiencia se puede disfrutar tanto en el interior como en la terraza del local. En la sala, dos barriles permiten degustar el vermut de pie, acompañados por un par de mesas altas que contribuyen a crear un ambiente cercano, muy en la línea de los bares de siempre. En el exterior, otros dos barriles invitan a prolongar la sobremesa.
Abastos, posible ubicación para el próximo Latabarra
Sobre la tendencia en la hostelería de recuperar lo tradicional y lo auténtico, Andrés García observa que en los últimos años han proliferado «locales con inversiones altas y bonitos que suelen tender todos a una carta similar y aburrida, porque se han centrado en todo menos en la comida». Frente a ello, llama la atención encontrar un establecimiento sencillo que, en esencia, recuerde a la gastronomía española y que, además, ofrezca variedad en la carta.
García destaca que, al centrarse en los productos y en contar con un buen equipo, se evita el sobrecoste asociado a inversiones millonarias. Según él, en los locales más grandes se pierde, además, la cercanía que transmite un equipo de sala comprometido, un ingrediente que, a su juicio, es fundamental para que un bar conserve su auténtico espíritu.
Aunque en un principio la idea era abrir el local en la zona del Mercado de Abastos, surgió una oportunidad en la zona de Mestalla que no dudaron en aprovechar. «Creemos que es una zona difícil de entrar, con un mercado en parte hermético, pero desde luego hemos roto los moldes desde el primer día y ya tenemos muchísimo cliente repetidor, desde los 24 años hasta los 55», asegura García. No obstante, si todo marcha según lo previsto, el Mercado de Abastos podría convertirse en el barrio del próximo Latabarra.
Laura SanfélixGraduada en Periodismo por la Universitat de València, con un máster en Periodismo Político Internacional y otro en Comunicación y Marketing Político. He desarrollado mi trayectoria profesional en medios como Europa Press, así como en el ámbito de las agencias de comunicación. En la actualidad, escribo sobre información económica y empresarial en la web y la revista de Economía 3.








