Elena Sánchez, Casa Caridad: «Los valencianos son nuestro verdadero sustento»

Una nueva iniciativa por parte de Casa Caridad fue la puerta de entrada de Elena Sánchez, su presidenta actual desde el pasado mes de abril, que ha relevado a Luis Miralles.
Concretamente, en 2010, la institución recibió la donación de una casita que destinaron a una escuela infantil en Torrent.

Para llevarlo a cabo crearon un comité territorial, que además es el único que existe, junto con el de la Comisión Ejecutiva de Valencia.

«La alcaldesa de Torrent, que en ese momento era María José Catalá, y que colaboraba con la escuela infantil, me propuso para formar parte de ese comité», recuerda Elena.

Nuestra protagonista es de Madrid y ya tenía experiencia con asociaciones similares. A partir de ese momento se incorpora al Comité Territorial de Torrent y, a los dos años, Antonio Casanova, presidente de Casa Caridad en aquel momento, le propone la Secretaría de la Comisión Ejecutiva de Valencia.

Cuando llegó Luis Miralles a la presidencia de la institución la propone ser vicepresidenta primera, para que cuando él se vaya, ella accediera a la presidencia y «así ha sido», confirma Elena Sánchez.

120 años de historia y solidaridad

– ¿Cuál es la historia de Casa Caridad?

Casa Caridad es una asociación que nace en 1906, con lo que el año que viene cumplimos 120 años. Los promotores de esta iniciativa fue la propia sociedad civil valenciana. En concreto, fue impulsada por periodistas, médicos… que buscaban erradicar la pobreza de Valencia en ese momento que era enorme.

Comenzó como un comedor social y ha ido creciendo. A lo largo de este más de siglo de vida, Casa Caridad se ha profesionalizado. Es decir, se ha convertido en una entidad que no solamente da de comer, sino que ahora mismo el trabajo social que se hace con las personas que acuden pasa por buscarles una solución duradera y una vida digna.

¿Cómo lo hacemos? A través de una acogida temporal, una escuela infantil, reparto alimentos…

– Lo que menos se conoce es vuestra labor para que esa persona vuelva a formar parte de la sociedad. ¿Cómo lleváis a cabo este trabajo?

Casa Caridad no ha cerrado ni un solo día sus puertas, ni durante la guerra civil ni durante la covid-19, ni cuando la DANA…

Cada persona que entra en Casa Caridad, lo primero que hace antes de comer, de dormir… es hablar con un trabajador social que evalúa su situación personal, profesional y de salud y, una vez hecha, ya puede acceder a los recursos de que disponemos y se le busca el más adecuado.

Intentamos resolver cuestiones de alimentación, habitacionales, de infancia, convalecencias médicas… Es decir, se busca lo más apropiado dentro de Casa Caridad.

Si la persona acude a nosotros y no somos el recurso que necesita, trabajamos en red con otras asociaciones y con la Administración.

Mujeres y menores, la mayoría de casos

– ¿Cuál es el perfil de las personas que acuden a Casa Caridad y cómo ha variado en los últimos años?

Ahora mismo no hay un perfil, porque tenemos personas sin techo, que se corresponde con un varón de mediana edad que vive en la calle por adicciones o por temas de salud. Mientras que la realidad actual es que más de la mitad, un 53 % de las personas que acuden a nosotros, son mujeres y un tercio de los que atendemos son menores.

En cuanto al reparto de alimentos -carros de comida y de productos de primera necesidad y de higiene- que entregamos cada 15 días a distintas familias, se trata de personas que incluso tienen un empleo pero no llegan a fin de mes. Pagan el alquiler y no les da para comer.

En 2024 repartíamos 70 carros aproximadamente y ahora mismo estamos en más de 100. Esto quiere decir que esa clase media baja que nosotros considerábamos hace cinco o seis años, ahora mismo ya no llega a fin de mes.

En cuanto a nacionalidades, la mayoritaria que atendemos nosotros en Casa Caridad es la española.

En cuanto a inmigrantes, los más numerosos son los venezolanos y colombianos, que llegan a España por cuestiones políticas pero se recuperan enseguida, rehacen su vida y buscan trabajo. Lo que ha caído drásticamente es las personas que vienen de África.

– ¿Qué nivel de formación tienen estas personas?

Hay de todos los niveles como cirujanos o actrices. Al reparto de carros de alimentos acuden muchas mamás con los niños vestidos de uniforme. Se trata de personas que entran en una espiral por una depresión y se abandonan completamente.

Muchas veces, los hombres llegan a esta situación porque les ha abandonado la mujer o se les ha muerto la madre… Mientras que las mujeres que acuden sí que han sufrido maltrato.
Hemos tenido en el comedor casos increíbles, como por ejemplo a la presidenta de la Asamblea Nacional venezolana que sustituyó a Juan Guaidó, se vino a España escondida y estuvo varios meses comiendo en el comedor.

– ¿Cómo veis que va a evolucionar ese perfil?

Vemos que la igualdad ha llegado a todos los ámbitos y la pobreza también se ha feminizado.

Es decir, cuando yo llegué en 2010, la presencia de mujeres era prácticamente residual y ahora ya son más de la mitad.

Además, como son mujeres que acarrean traumas importantes por maltratos o abusos, la idea es ir hacia la especialización de ese servicio.

Es decir, el objetivo es separar a las mujeres, porque vemos que va en crecimiento y crear centros específicos para ellas. Hemos observado que ellas, incluso en el comedor social, se aíslan y no quieren estar con los hombres. De hecho, se sienten violentadas, porque vienen con unos problemas añadidos a la pobreza estructural que las marca mucho.

Casa Caridad, la solidaridad de las empresas valencianas

– ¿De qué recursos se nutre Casa Caridad? ¿Cómo os financiáis?

Desde que se funda Casa Caridad, su sustento principal es el pueblo valenciano.

Es decir, la solidaridad de las empresas y de los particulares en Valencia que se acuerdan de nosotros, se hacen socios o realizan donativos puntuales. Tenemos concertados con la Generalitat los centros de acogida temporal, pero el resto de los servicios son privados.

– ¿Con qué instalaciones propias contáis en Casa Caridad?

En cuanto a alojamiento, tenemos dos centros de acogida temporal, el del Paseo de la Pechina de la ciudad de Valencia, el tradicional de toda la vida, y otra sede mucho más moderna y más reciente en el barrio de Benicalap centrada en convalecientes.

Además, tenemos pisos supervisados tanto en Torrent como en Valencia para aquellas personas que salen del albergue y les falta el último paso antes de incorporarse totalmente a la sociedad.
Disponemos también de tres escuelas infantiles para 150 niños de uno a tres años.

Lo más importante que hacemos en estas escuelas es el trabajo social que desarrollamos con sus familias, un trabajo del que se benefician indirectamente 900 personas.

Por último, contamos también con el programa de ayudas monetarias directas para comprar unas gafas, para ir al dentista, etc.

– ¿Qué planes tenéis para celebrar los 120 años que cumplís en 2026?

Para el año que viene tenemos previstos bastante actos, muchos de ellos enfocados al reconocimiento del socio y del donante.

Retomaremos también la entrega de litografías que hacen desinteresadamente pintores importantes para nosotros; y en una de las escuelas infantiles, el reconocido artista urbano, Okuda San Miguel nos sorprenderá diseñando una fachada. Pensamos que será un año muy especial.

– ¿Tenéis previsto prestar servicios fuera de Valencia?

De momento estamos centrados en la provincia de Valencia, pero sí que es verdad que no descartamos saltar a otra comunidad autónoma.

– ¿Y cuál sería?

Nos gustaría que fuera de una comunidad próxima como la Región de Murcia o la provincia de Albacete. En principio, ciudades que estén más cerca para poder supervisarlas con más facilidad, porque al ser un proyecto donde prima el contacto social, debe haber cercanía.

Pioneros en Valencia

– ¿Habéis hecho alguna prospección para ver si hay alguna iniciativa parecida?

Casa Caridad es pionera en Valencia y hay pocas iniciativas parecidas en toda España. Los valencianos deberían estar orgullosos porque es difícil encontrar un proyecto como este en otra ciudad. Ahora mismo estamos elaborando el plan estratégico a cuatro años, de 2026 a 2030 donde estamos valorando si vamos a crecer en vertical o en horizontal.

Esperamos que a principios de año tengamos ya el plan definido.

– ¿Qué otras líneas contempla el plan?

Estamos dando la vuelta a Casa Caridad, planteándonos cuestiones que van desde cómo comunicamos al fomento del voluntariado, sobre todo corporativo con el fin de establecer sinergias con empresas.

También queremos abrir Casa Caridad a la sociedad valenciana y en especial a los jóvenes, potenciar las redes sociales y transmitir una imagen de modernidad y de innovación,que es lo que prevalece tanto en la Junta como en la dirección.

También quiero destacar que los trabajadores de Casa Caridad son punteros y referentes en toda Valencia. De hecho, somos una entidad muy moderna tanto en la gestión ordinaria de la casa como en el trabajo social que se lleva a cabo.

– ¿Cuántos voluntarios colaboran con vosotros de forma habitual?

Hemos llegado a tener más de 300 pero cuando llegó la covid-19 se racionalizaron los recursos por motivos de espacio y de higiene. Cada departamento solicitó los voluntarios que necesitaban para poder aperar. En aquella época se redujo mucho y ahora estamos en cerca de 150.