Ingenieros geomáticos reivindican su papel ante la crisis climática
Redacción E3
El creciente desequilibrio entre los jóvenes que se incorporan al mercado laboral y los trabajadores que se jubilan se ha convertido en una de las principales preocupaciones en España. La pregunta sobre cómo sostener las pensiones y cubrir la falta de mano de obra en edad activa se vuelve cada vez más urgente.
Según un análisis del Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco, en la próxima década se incorporarán al mercado laboral aproximadamente 1.826.197 jóvenes que actualmente tienen entre 6 y 15 años. Esta cifra queda muy por debajo de los 5.318.600 trabajadores de 55 años o más que abandonarán la actividad laboral en el mismo periodo.
El cálculo se basa en los 4.831.209 niños y adolescentes que alcanzarán la edad legal para trabajar en los próximos diez años y en la tasa de actividad del 37,8 % registrada en la última Encuesta de Población Activa (EPA) para menores de 25 años. Esto significa que, por cada tres personas que se jubilan, solo una se incorpora al mercado laboral, lo que evidencia un fuerte desequilibrio generacional.
Estos datos ponen de relieve el reto que plantea la transición demográfica y la necesidad de movilizar todo el potencial disponible. La incorporación de mano de obra migrante y de grupos con menor presencia en el mercado laboral (mujeres, personas con discapacidad y profesionales sénior), y la adopción de tecnologías como la inteligencia artificial serán algunas de las claves para garantizar la sostenibilidad de las pensiones, según apunta el citado análisis.
En este contexto, la población migrante se ha convertido en un elemento indispensable para el mercado laboral español, ya que ha impulsado prácticamente todo el crecimiento reciente del empleo. Los flujos migratorios han elevado la población activa en los últimos años y han evitado una caída demográfica más pronunciada en nuestro país.
El informe señala que, en la próxima década, con la jubilación de cientos de miles de baby boomers, esta dependencia de la migración no solo continuará, sino que se intensificará. Según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre 2026 y 2035 llegarán a España 4.593.871 personas extranjeras, de las cuales aproximadamente un 80% estará en edad laboral y el 70% buscará activamente empleo, es decir, unos 2,5 millones de trabajadores potenciales.
Precisamente, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, destacó la semana pasada la importancia de la inmigración para la fortaleza del mercado laboral en la eurozona, citando como ejemplos a Alemania y España. «El sólido desempeño del PIB de España tras la pandemia, que ha contribuido a sostener el agregado de la zona euro, también se debe en gran medida a la contribución de la mano de obra extranjera», explicó.
No obstante, la llegada de población migrante no resolverá por completo el desajuste entre las competencias disponibles y los perfiles requeridos para los puestos que quedarán vacantes tras las jubilaciones. Parte del talento migrante llega con cualificaciones que no siempre se reconocen o se aprovechan, mientras que muchas de las salidas se concentran en ocupaciones que requieren alta cualificación y experiencia.
Más allá de la incorporación de la población migrante, el análisis del Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco subraya que apostar por el talento sénior ya no es una opción, sino una necesidad. Discriminar por edad significa excluir a más del 35% de la población activa y desaprovechar competencias como la experiencia, la madurez y el conocimiento acumulado a lo largo de los años.
Ante la previsión de una creciente escasez de trabajadores en España en los próximos años, retener y reincorporar a profesionales mayores de 50 años es algo urgente. No solo permitiría ampliar la base de talento y equilibrar la relación entre jubilaciones y nuevas incorporaciones, sino que también contribuiría a mantener la productividad y facilitar la transferencia de conocimiento entre generaciones. Sin embargo, en muchos casos, los trabajadores sénior siguen quedando al margen del mercado laboral por barreras, como el edadismo o la rigidez de los modelos de empleo, lo que limita el aprovechamiento de su experiencia y capacidades.
Además de la migración y la activación de talento, la inteligencia artificial y la automatización pueden ayudar a compensar parte del vacío que deja el envejecimiento de la población activa. Dado que estas tecnologías permiten automatizar tareas repetitivas, reducir errores y acortar tiempos de producción, la fuerza laboral existente puede cubrir mejor vacantes en sectores como cuidados, logística, industria, agricultura, administración y turismo.
Si bien la IA y la automatización no reemplazan el relevo generacional, sí contribuyen a aumentar la productividad y la calidad del servicio. Estas herramientas no resolverán por sí solas el desafío demográfico, pero servirán para aprovechar la fuerza laboral disponible. Avanzar hacia un modelo de trabajo donde la tecnología libere tiempo de tareas rutinarias y potencie la productividad en sectores estratégicos permitirá transformar este desafío en una oportunidad de crecimiento sostenible.
Laura SanfélixGraduada en Periodismo por la Universitat de València, con un máster en Periodismo Político Internacional y otro en Comunicación y Marketing Político. He desarrollado mi trayectoria profesional en medios como Europa Press, así como en el ámbito de las agencias de comunicación. En la actualidad, escribo sobre información económica y empresarial en la web y la revista de Economía 3.
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