El fenómeno Labubu, entre el ‘soft power’ chino y la economía ‘kidult’
Pop Mart, la compañía china detrás de estos muñecos, ha vivido un auténtico despegue global: en el primer semestre de 2025, sus beneficios se dispararon un 396,5% interanual
El mundo empresarial mira con asombro a un muñeco de orejas puntiagudas y sonrisa traviesa que ha conquistado consumidores, redes sociales y balances financieros. Labubu, la criatura estrella de la china Pop Mart, ha pasado de ser un juguete de nicho a convertirse en un fenómeno global que multiplica beneficios, redefine la cultura del consumo adulto y proyecta el soft power de China mucho más allá de sus fronteras.
Pop Mart, la china detrás de estos muñecos de apenas 15 cm de tamaño, ha vivido un auténtico despegue global: en el primer semestre de 2025, sus beneficios se dispararon un 396,5% interanual, hasta alcanzar el equivalente a 637 millones de dólares (aproximadamente, 547,4 millones de euros), mientras que su facturación se triplicó (+204,4%), hasta los 1.932 millones de dólares, según fuentes de la compañía.
Además, las acciones del gigante chino -que cotiza en la Bolsa de Hong Kong– subieron hasta un 11% al anunciarse los resultados, alcanzando los 310,6 dólares hongkoneses, el nivel más alto desde que la empresa saltó al parqué en diciembre de 2020.

Desde Pop Mart han destacado en su cuenta de resultados que «Labubu se erigió en una de las marcas más deseadas del mundo en la primera mitad del año» y se comprometen a «lanzar diseños superiores» para impulsar la serie hacia un estatus «a una talla mundial y duradera».
La expansión internacional del Labubu
El ascenso de los Labubu no ha sido solo financiero: simboliza la proyección cultural más sofisticada de China. Según Pop Mart, las ventas exteriores -aunque representaban el 59,7% en el mismo periodo del año anterior- ahora constituyen el 77,2% de sus ingresos totales. Con crecimientos particularmente espectaculares en América, donde multiplicó por 12 su facturación y Europa, donde fue ocho veces superior en la comparación interanual. También ha presentado un robusto aumento en la región Asia-Pacífico (+257,8 %). La compañía juguetera se posiciona, así, como un poderoso exportador de poder blando (soft power).
El Financial Times y el South China Morning Post ensalzan a Pop Mart como «el productor de juguetes más valioso del mundo» y subrayan el fenómeno global de los Labubu. Este fenómeno, cuando Occidente tradicionalmente ha asociado a China con productos baratos, marca una transformación: ahora China exporta cultura, moda y tendencia.

Su origen se remonta al año 2015 cuando fue creado por el ilustrador hongkonés Lung Ka-sing, inspirado en la mitología nórdica y publicado inicialmente en la serie de libros The Monsters. Pop Mart lo incorporó en 2019 y su popularidad despegó en 2024.
Desde entonces, se han lanzado más de 300 versiones, con precios que van desde los 15 dólares por las figuras más pequeñas hasta sumas astronómicas en ediciones más grandes. Por ejemplo, un ejemplar de color verde menta de más de un metro de altura alcanzó los 146.000 euros en la primera subasta oficial dedicada a estos personajes en junio de este año. Esta transformación refleja una estrategia de ediciones limitadas, blind boxes (cajas sorpresa) y viralidad que convierte cada pieza en un objeto único de deseo.
La cultura kidult y la cute economy
En parte, el éxito de los Labubu ha emergido como símbolo de una tendencia cultural más grande: la economía kidult, donde los adultos adquieren juguetes, no solo por nostalgia, sino como forma de expresión, consuelo o estética.
Sin embargo, también hay advertencias: la venta en blind boxes puede derivar en comportamientos adictivos, reportando gastos compulsivos, culpa y estrés emocional, reminiscencias a una suerte de ludopatía. Algunas voces críticas, incluso, han cuestionado los efectos culturales, medioambientales y sociales de este fenómeno, retratándolo como consumismo pasajero y superfluo.
China y el soft power ‘juguetil’
Durante años, China fue vista como manufacturera de bienes de bajo coste. El caso Labubu da la vuelta al estereotipo: ahora los juguetes chinos son virales, deseados, cotizados y, en ocasiones, muy caros. Esta tendencia es parte del emergente soft power chino, donde los productos culturales -desde videojuegos como Black Myth: Wukong hasta nuestros protagonistas- exportan valores, estilo de vida y poder de atracción global.
Los Labubu son mucho más que un muñeco con dientes afilados y sonrisa diabólica. Representan el encuentro entre estética, marketing emocional y una nueva economía del juguete que apela al adulto moderno. Han convertido a Pop Mart en un gigante global, con ventas explosivas, influencia cultural y una presencia creciente en Occidente. Pero, también, plantea preguntas críticas sobre la sostenibilidad de esta moda, los riesgos asociados al coleccionismo compulsivo y el valor real de estos productos en nuestra era digital e hiperconsumista.
Sara MartíCoordinadora editorial. Graduada en Periodismo por la Universidad Jaume I, estoy especializada en contenido web y ediciones digitales por el Máster en Letras Digitales de la Universidad Complutense de Madrid. Mi experiencia en el mundo de la comunicación abarca desde el institucional hasta agencias y medios de comunicación. Al día de la actualidad empresarial y financiera en Economía 3 desde marzo de 2021.







