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El cultivo de arroz, un oficio milenario que da identidad a La Albufera

Publicado a 31/05/2025 19:30 | Actualizado a 03/06/2025 18:10

Valencia es mundialmente conocida por sus paellas y el grano que la hace posible: el arroz. Este cultivo, muy enraizado en la cultura y el paisaje valenciano, es mucho más que un ingrediente típico; es un motor económico para La Albufera y sus alrededores. Cada año, la Comunidad Valenciana produce alrededor de 95.700 toneladas de arroz. Una cifra que refleja la dimensión de este oficio ancestral, en el que participan centenares de agricultores, cooperativas y empresas agroalimentarias.

Para comprender la importancia del arroz en esta tierra, hay que retroceder al siglo VII, cuando los musulmanes introdujeron este cereal en la provincia de Valencia. Con ellos llegaron los primeros sistemas de regadío y una forma de entender el agua como fuente de riqueza. Tras la Reconquista en 1238, el desconocimiento del cultivo por parte de los nuevos pobladores provocó que las zonas inundadas favorecieran enfermedades como el paludismo, lo que llevó a restricciones al arrozal durante siglos. Solo los terrenos pantanosos, improductivos para otros cultivos, siguieron dando vida al arroz.

El cultivo de arroz, un oficio milenario que da identidad a La Albufera

Fue precisamente en La Albufera —entonces una laguna de aguas transparentes— donde los árabes diseñaron complejos entramados de acequias para crear los primeros arrozales de la historia valenciana. Desde entonces, esta zona ha sido testigo de la evolución del oficio, que comenzó con el trabajo con bueyes y azadas hasta llegar al uso de drones y sembradoras aéreas.

El proceso del cultivo de arroz

El paisaje de La Albufera va cambiando a lo largo del año en gran parte a las variaciones en los arrozales: verdes en verano, azules en invierno y marrones en las fases en que la tierra queda al descubierto. Cuando los arrozales han sido anegados se confunden los elementos, el agua y la tierra; los caminos desaparecen en la lámina que recubre el lago.

El ciclo del arroz en la Albufera comienza en primavera, con la preparación del terreno entre marzo y abril. Tras la perellonà, la inundación invernal que inunda los campos para controlar plagas, el agua se drena y los agricultores inician las labores de labranza. Se remueve y nivela la tierra. Durante esta fase también se levantan las tradicionales motas de barro, pequeñas presas que delimitan las parcelas y permiten el control del agua.

Con la llegada de abril y mayo, los campos se inundan de nuevo, esta vez con unos pocos centímetros de agua que favorecen la germinación del arroz. La siembra puede hacerse de dos formas: la tradicional, conocida como siembra al voleo, en la que el agricultor lanza el grano a mano sobre la lámina de agua; y la moderna, mediante sembradoras mecánicas.

Denominación de Origen Valencia

A partir de mayo y durante los meses siguientes, el trabajo se centra en el control del agua. A través de un sistema de compuertas llamado tancats, los agricultores regulan el nivel hídrico para que el arroz crezca de forma gradual.

En julio, los arrozales empiezan a florecer. Las espigas comienzan a asomar y, a medida que avanza el verano, los campos cogen un tono dorado que anuncia la cercanía de la cosecha. Esta llega entre septiembre y octubre, cuando se drena nuevamente el terreno para facilitar el acceso a las máquinas cosechadoras. El grano recogido se somete después a un proceso de secado y se traslada a los molinos o cooperativas, donde se prepara para su comercialización.

La continuidad del cultivo del arroz en La Albufera y su fuerte arraigo llevaron, a finales del siglo XX, a establecer un marco que garantizara la calidad y el origen del producto. Fue en este contexto cuando, en 1998, se constituyó el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Arroz de Valencia. Este organismo, formado por profesionales del sector, se encarga desde entonces de supervisar todas las fases del proceso, desde la producción en el campo hasta la elaboración final, asegurando el cumplimiento de unos estándares exigentes.

Bajo esta denominación de origen se encuentran tres variedades de arroz especialmente adaptadas al ecosistema de La Albufera: senia, bomba y albufera.

El Club Alcatí, por la promoción de la gastronomía valenciana

Hace más de tres años, Grupo Economía 3 puso en marcha el Club Deportivo Empresarial Alcatí, una iniciativa ubicada en el entorno natural de La Albufera de Valencia. Su finalidad es contribuir a la conservación de este ecosistema, así como preservar la tradición y la cultura propias del territorio valenciano. Para ello, el Club se articula en torno a tres ejes: la defensa de la arquitectura tradicional, la difusión de la gastronomía local y la promoción de la vela latina.

El Club dispone de tres espacios repartidos por la zona: la Casa y Motor del Tancat de l’Alcatí, la barraca de Fang i Pallús, y la barraca del Tío Aranda, la más antigua de La Albufera y protegida con el mismo nivel patrimonial que la Lonja o la Catedral de Valencia.

Además de su dimensión cultural y medioambiental, el Club ofrece un punto de encuentro para el tejido empresaria con una infraestructura pensada para el networking entre directivos y empresarios, así como para la organización de encuentros y eventos.

La Casa y Motor del Tancat de l’Alcatí fue construida en el año 1900 por una treintena de comuneros, con el objetivo de poner en cultivo 33 hectáreas de arrozales. El edificio original albergaba un motor de vapor con una chimenea de 15 metros de altura. A día de hoy, el sistema de drenaje sigue operativo, aunque adaptado a los tiempos: funciona con energía eléctrica y es capaz de mover hasta 60.000 litros de agua por minuto.

En el ámbito gastronómico, el Club también se propone como un espacio para la puesta en valor de la cocina tradicional valenciana. Su propuesta culinaria incluye recetas típicas de la región, con el arroz como protagonista indiscutible.

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