España y Portugal, bajo lupa europea tras el apagón más grave de los últimos años
La Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad (ENTSO-E) ha puesto en marcha una investigación independiente para esclarecer las causas del apagón eléctrico que afectó gravemente a España y Portugal el pasado lunes. El incidente, calificado de «excepcional y grave», dejó sin suministro eléctrico a millones de usuarios durante varias horas.
Para abordar este suceso, ENTSO-E ha constituido un panel de expertos que elaborará un análisis técnico exhaustivo, identificará las causas del fallo y propondrá mejoras para evitar que se repita un episodio similar. El comité estará liderado por operadores no directamente afectados por la crisis y contará con la participación de expertos europeos, autoridades reguladoras nacionales y representantes de la Agencia para la Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER).

El proceso está en línea con la legislación comunitaria que regula los apagones de nivel 3, el máximo en una escala de gravedad del 1 al 3. Aunque la clasificación oficial aún no se ha hecho pública, fuentes europeas dan por hecho que, dada la magnitud del incidente, se tratará de un apagón de nivel 3. Esto implica que España deberá entregar en un plazo de tres meses un informe preliminar sobre las causas y consecuencias, mientras que el panel independiente deberá emitir un primer informe técnico en seis meses y un informe final antes de septiembre de 2026.
La Comisión Europea y los Estados miembros recibirán actualizaciones periódicas sobre el progreso de la investigación, y se espera que el informe final se publique antes de la difusión del informe anual de incidencias del sistema europeo de 2025.
¿Qué lo causó?
El comisario europeo de Energía, Dan Jørgensen, celebró la creación del panel y recalcó que «ahora que el suministro se ha restablecido por completo, es fundamental determinar las causas del incidente y tomar medidas basadas en datos objetivos».
A pesar de la magnitud del apagón, ENTSO-E elogió la rápida reacción de los operadores ibéricos —Red Eléctrica de España y Redes Energéticas Nacionais (REN) de Portugal—, así como la colaboración del gestor francés RTE y la empresa marroquí ONEE, que contribuyeron al restablecimiento progresivo del sistema eléctrico desde cero. La recuperación, explican, se realizó siguiendo los protocolos comunitarios de restauración, que incluyen la activación de reservas eléctricas y el uso estratégico de generación hidráulica, altamente flexible.
Fuentes técnicas explicaron que el sistema eléctrico europeo está diseñado para aislar zonas afectadas en caso de colapso grave, lo que habría permitido contener el impacto en la Península Ibérica y evitar su propagación al resto del continente. Este diseño, sin embargo, también ha puesto en evidencia la baja interconexión eléctrica entre España y Francia, actualmente del 2,8 %, lejos del objetivo del 10 % para 2025.
Con el foco ahora puesto en comprender lo ocurrido y reforzar la resiliencia del sistema, Europa se prepara para extraer lecciones clave de uno de los mayores apagones de la historia reciente de la Península Ibérica.
Península aislada
Las fuentes europeas rechazaron especular sobre las causas técnicas del incidente o el impacto de las escasas interconexiones eléctricas entre España y Francia, que rondan el 2,8 % pese a que en 2025 deberían alcanzar el 10 % y en 2030 el 15 %. «Una mayor integración en la red es mejor», se limitaron a decir los técnicos, evitando entrar en un recurrente conflicto político de acusaciones cruzadas entre Francia y España.
Es normal, en todo caso, que el sistema español se cayera pero que el resto de países de la Unión Europea (UE) no tuvieran incidencia o ésta fuera mínima, descontando el sur de Francia, porque el sistema eléctrico comunitario está diseñado precisamente para aislar el problema si no se puede solucionar de inmediato. El sistema tiene que estar siempre en equilibrio pues se debe consumir toda la electricidad que se produce. Eso se mide en una frecuencia que normalmente es de 50 herzios.
Según explican los expertos, si los elementos de la red detectan desequilibrios con mucha potencia o corriente, saltan para evitar problemas en el resto del sistema, que es lo que aparentemente ocurrió el lunes en la Península Ibérica. Generalmente se produce un «efecto cascada» porque si una línea salta, la corriente que transportaba tiene que repartirse por el resto de líneas, que también pueden saltar si se sobrecargan.
En un primer momento, el resto de operadores de red de los países de la UE tienen obligación de asistir al Estado miembro en apuros a través de las «reservas» de electricidad que están obligados a mantener. España y Portugal, por ejemplo, han ayudado a Ucrania en los últimos meses. Pero si el sistema en apuros colapsa, el siguiente paso es intentar aislar el problema y evitar que se propague y cause un daño mayor, agregaron las fuentes.