La pesca de arrastre deberá invertir hasta 70.000€ por barco para cumplir con el Reglamento de la CE
«La pesca de arrastre tendrá que invertir entre 50.000 y 70.000 euros por barco para adaptarse a la nueva normativa establecida por la Comisión Europea», subraya Javier Garat, secretario general de la Confederación Española de Pesca (Cepesca).
Garat corrobora que cada cambio de malla puede suponer un coste de unos 700 euros por red y adaptar las puertas voladoras significa una inversión de entre 50.000 y 70.000 euros por barco para poder adaptarse al nuevo reglamento de la Unión Europea.
El Gobierno ha anunciado que van a dar el 100% de las ayudas. Sin embargo, «las comunidades autónomas son las que gestionan dichas ayudas. Con lo cual, deben ponerse de acuerdo las cinco comunidades autónomas, valorar si tienen el dinero y si se van a adelantar los procedimientos… ya que la experiencia nos dice que cuando se solicita una ayuda y hasta que se recibe pueden pasar entre seis y ocho meses», destaca Garat.
Ante esta situación, los pescadores, si quieren cumplir con la normativa, deben adelantar el dinero, lo que puede significar pedir un préstamo, «que les van a denegar desde el propio departamento de Riesgos ante la duda de que no lo puedan devolver», reconoce.
¿Cuáles son los antecedentes?
La Comisión Europea proponía un 79% de reducción de los días de pesca y un 30% de la pesca de gamba roja, entre otras cuestiones. Al final de las negociaciones, -explica Garat- «continuamos con la misma reducción de los días de pesca y la gamba roja se ha quedado en un 10%». A pesar de todo, si se aplican una serie de medidas, utilizando el mecanismo de compensación, «se podrían recuperar días de pesca».
El problema es que con la aplicación de esas medidas, que conllevan un cambio de mallas de las redes de pesca donde entraría menos pescado, el establecimiento de nuevas vedas y el posible cambio de la puertas de arrastre o puertas voladoras, que no tocan el fondo marino con lo cual el impacto medioambiental es menor, «suponen un nuevo sacrificio para el sector pesquero, un impacto en el rendimiento de la pesquería y, como consecuencia, una disminución de la rentabilidad de las empresas. Con lo cual, cada flota, cada armador y cada puerto están valorando qué medidas se podrían aplicar», apunta Garat.
Descontento generalizado
El secretario general de Cepesca corrobora que «existe un descontento generalizado con el resultado de las negociaciones» después de haber estado cinco años sacrificándose en un periodo en el que se han reducido un 40% los días de pesca para la flota de arrastre, donde ya se han incrementado las mallas de las redes y donde ya se han establecido vedas tanto en espacios temporales como definitivos.
Para la Comisión Europea no ha sido suficiente -manifiesta Garat- y «ha seguido apretando y apretando basándose en unos informes científicos publicados en 2024 pero con información de 2023 que no reflejan la realidad del caladero a día de hoy, tal y como nos dicen nuestros propios científicos del Instituto Español de Oceanografía».
El informe de 2024 con datos de 2023 de la CE refleja que, con determinadas poblaciones sobre todo la merluza, no se ha conseguido y para llegar al objetivo había que reducir ese 79% los días de pesca y «este era el origen del problema», reconoce Garat.
Por lo tanto, desde la CE no han tenido en cuenta las consecuencias de la aplicación de todas esas medidas que tanto en 2023 como en 2024 se han aplicado por parte de la flota. Es decir, «las poblaciones de peces, actualmente están mejor de lo que reflejan los informes científicos en los que se ha basado la CE para realizar su propuesta, con la obsesión en mente de conseguir el rendimiento máximo sostenible de las poblaciones a las que se refiere el Plan plurianual del Mediterráneo 2025, que es donde está la clave del problema», revela.
En concreto, matiza Javier Garat, «la Comisión Europea no ha querido modificar el reglamento en tiempo y forma para evitar estos grandes perjuicios al sector».
El Plan Plurianual se acordó en 2019, entró en vigor en 2020 y tenía como objetivo conseguir un rendimiento más sostenible de determinadas poblaciones como la merluza, el salmonete, las gambas roja y blanca, el langostino moruno o la cigala en el año 2025. «Ya en 2019, -recuerda Garat- los propios científicos ya decían que iba a ser casi imposible conseguir ese objetivo sin destrozar la flota».
En aquel momento, ya se decía que se podían reducir hasta un 40% los días de pesca, “que es lo que han conseguido” y que se deberían aplicar una serie de medidas “que son las que se han aplicado” para intentar conseguir ese objetivo, ratifica Garat.
Modificación del reglamento
Ante esta decisión de la CE, «nosotros manifestamos que ya hemos hecho suficientes sacrificios y que el informe científico no refleja la realidad del día, sino la de 2023», con lo cual «deberían haber modificado el reglamento para evitar llegar a esta situación tan dramática en 2025».
Otra de las reivindicaciones, tal y como expresa Garat, pasa, tal y como pidieron los gobiernos de España, Francia e Italia, por congelar las medidas que se han aplicado en 2024 para el año que viene, con el fin de evaluar bien las poblaciones de peces teniendo en cuenta datos actualizados y, en su caso, «modificar el reglamento para no tener de nuevo que afrontar estas medidas tan drásticas que pueden acabar con gran parte del sector pesquero del Mediterráneo», expresa.
La flota de arrastre del Mediterráneo la integran 570 barcos, 3.000 pescadores y detrás hay 17.000 familias. Además, «son el motor socioeconómico de los puertos del Mediterráneo porque son los que realizan las capturas, porque gracias a ellos funcionan las lonjas, las fábricas de hielo, los mayoristas…», matiza el secretario general de Cepesca.
La flota y la riqueza de los puertos del Mediterráneo la conforman el conjunto de toda una serie de artes de pesca y cuando se toca al motor socioeconómico como es el arrastre impacta en todas las demás.
¿Cómo recuperar días de pesca?
Una vez que se ha aprobado el reglamento, «los pescadores están valorando si son capaces de aplicar algunas de las medidas que incluye para recuperar días».
El secretario general de Cedepesca adelanta que la malla cuadrada de 50 milímetros para la pesca de profundidad, dirigida a la gamba roja, sí que están dispuestos a incorporarla «porque las consecuencias no son tan graves», incide. No ocurre lo mismo con la de 45 milímetros, donde la mayoría de los pescadores no quieren aplicarla porque «pruebas científicas corroboran que se escapa mucho pescado, con lo cual la rentabilidad cae y aquellos que decidan cambiarla van a sufrir mucho», destaca.
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