Cerca de treinta cerealistas y ganaderos de Unión de Uniones (UdU), uno de los principales sindicatos agrarios de nuestro país, se congregaban el pasado lunes frente a la Representación de la Comisión Europea en España. El objetivo de la concentración, en línea con las protestas vistas durante los últimos meses en otros países europeos como Polonia, era exigir a Bruselas medidas antidumping a la llegada de cereal ucraniano. Los productores españoles consideran que las cantidades «extraordinarias» que se están importando, y su bajo precio, amenazan el producto nacional.
Y es que durante los últimos años, nuestro país se ha convertido en el principal importador de trigo y socio comercial de Ucrania, por delante incluso de países como China. Según los últimos datos de la Asociación Española de Almacenistas Portuarios de Granos, Cereales y derivados (Unistock), los puertos de España recibieron durante la campaña pasada más de 12 de los 82 millones de toneladas de cereal que produjo Ucrania. Se espera que para 2024 el volumen importado sea similar.
Para entender cómo ha llegado nuestro país a importar cerca del 15 % de la producción total de cereal ucraniano y a dar la espalda a los productores nacionales, es preciso entender varios factores. En primer lugar se encuentra la invasión rusa de Ucrania en 2022, que convirtió los fértiles campos del denominado «granero de Europa» en campos de batalla. El bloque naval primero, y las dificultados del conflicto después, acabaron por alterar significativamente las cadenas logísticas ucraniana, lo que se tradujo en una gran caída de precios.
Paralelamente, la falta de oferta de trigo español derivado de dos campañas desastrosas en los campos españoles -las de 2022-2023 y 2023-2024-, terminaron por hacer decantarse la balanza en favor del país eslavo.
La guerra y el bloqueo marítimo: un impacto en cadena
Con la invasión rusa, Ucrania ha enfrentado serias restricciones para exportar su producción de trigo, principalmente por el bloqueo marítimo de los puertos del Mar Negro, una de las principales vías de salida de sus productos agrícolas. Este bloqueo afectó de manera inmediata el suministro global de grano, provocando un aumento en los precios y una crisis alimentaria, particularmente en regiones que dependen del trigo ucraniano, como Oriente Medio y África del Norte.
El Acuerdo de Estambul, alcanzado en julio de 2022 con la mediación de la ONU y Turquía, permitió la reanudación parcial de las exportaciones de cereales desde los puertos ucranianos, pero con restricciones y desafíos logísticos continuos. A pesar de esto, el trigo ucraniano ha encontrado nuevos mercados, y España ha sido un receptor clave de estas exportaciones, debido a sus necesidades internas y a las limitaciones del mercado global.
Aunque el bloqueo en el Mar Negro persiste tras la ruptura del acuerdo, las exportaciones han aprovechado corredores terrestres y fluviales hacia Europa Central y Occidental, lo que ha permitido que el trigo ucraniano llegue a puertos del Mediterráneo y, finalmente, a España. Además, el uso de estos corredores alternativos ha sido impulsado por acuerdos temporales que buscan aliviar la crisis alimentaria global.
La sequía y las malas campañas agrícolas en España
El otro factor decisivo ha sido la situación agrícola en España, donde las cosechas de trigo han sufrido considerables pérdidas en los últimos años. Las campañas de 2022 y 2023 han estado marcadas por una sequía histórica y por condiciones meteorológicas adversas que han reducido la producción de cereal de manera significativa. En 2022, el rendimiento de trigo cayó un 30% en comparación con años anteriores, y en 2023, las cifras fueron incluso peores, con algunas regiones reportando pérdidas de hasta el 60%.
Estas malas campañas han llevado a un déficit en la producción interna de trigo, obligando a España a recurrir a las importaciones para satisfacer la demanda de la industria alimentaria, especialmente en la elaboración de harina y pan.
Tradicionalmente, España ha dependido de Francia y otros países europeos para la importación de trigo, pero la crisis del mercado global y la menor oferta de los países vecinos han abierto la puerta a que Ucrania se convierta en un proveedor crucial.
Los agricultores piden proteger el trigo europeo
El coordinador nacional de la asociación, Luis Cortés, ha entregado una carta dirigida a la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula Von Der Leyen, en la que expone los motivos por los que entiende que es necesario activar las medidas de salvaguardia para proteger a los productores europeos. Según la misiva, el umbral de volumen importando para adoptar la reintroducción de aranceles se ha sobrepasado desde mayo para el trigo y desde junio pasado para el maíz ucraniano.
Por eso, ha reclamado la puesta en marcha para España de las cláusulas de salvaguardia recogidas en el reglamento UE 2024/1392 que se aprobó para ayudar a Ucrania ante la situación de guerra y que incluye acciones extraordinarias de liberalización comercial en las exportaciones desde su territorio a la UE.
Según ha expuesto Cortés, desde mayo de 2022 los precios pagados en España a los productores de cereal se han reducido casi un «45 %» pese a una cosecha «mediocre» en 2022/2023 y una «desastrosa» en 2023/2024. Por eso ha tildado de «factor importante» para explicar tal situación «la presión del volumen importado en España de cereal ucraniano y sus precios de entrada, que ha sido continuamente decreciente».
¿Ultimátum al cereal ucraniano?
UdU ha pedido también al Gobierno español que solicite a la CE, «de forma justificada», la imposición de dichas medidas provisionales de salvaguardia, «mediante acto de ejecución en un plazo de 21 días, en atención a la situación crítica y el perjuicio difícilmente reparable que representaría para los agricultores españoles el retraso en su adopción».
Además, Cortés ha puesto el foco en el hecho de que la caída del precios de los cereales «no ha sido repercutida en el precio de los piensos» y «lo mismo se puede decir del efecto nulo sobre los consumidores, que pagan el pan un 9 % más caro que hace dos años, mientras el precio del trigo blando panificable se ha reducido en un 45 %.
Ha contestado al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, quien este lunes ha asegurado que los agricultores y ganaderos españoles son «beneficiarios netos» de las importaciones de maíz ucraniano «de primera calidad» y a un «precio razonable».
Para el líder de Unión de Uniones, esas afirmaciones «no son ciertas» porque la situación «beneficia a las fábricas de pienso», pero «no a los ganaderos». Unión de Uniones continuará con sus actos de protesta y se concentrará este próximo miércoles en el Puerto de Santander.