España está lejos de la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y de la Unión Europea en materia de libertad empresarial y económica, según el informe ‘La libertad de empresa en España. Índice de Libertad Económica 2024’ presentado este lunes por el Instituto de Estudios Económicos (IEE).
En cuanto a libertad económica, el IEE expone que España tiene una posición «deficiente» con respecto al resto de los países desarrollados. Concretamente, ocupa el puesto 55 de 184 del ranking global. Respecto a la libertad de empresa, el país se encuentra en el puesto 24 de los 43 países más desarrollados, lo que representa un nivel «moderado».
El presidente del Instituto de Estudios Económicos, Íñigo Fernández de Mesa, y su director general, Gregorio Izquierdo, han sido los encargados de presentar los resultados del índice elaborado por la fundación Heritage y adaptado al español por el IEE.
Posición baja en libertad económica
De acuerdo con el Índice de Libertad Económica (ILE), España se sitúa entre los países con una libertad económica «moderada», en la posición 55 de 184 del ranking global, lo que representa un puesto relativamente bajo en comparación con las economías desarrolladas.
En el ranking de la OCDE, España, con un valor en el ILE 2024 de 63,3 puntos, mantiene la posición 31 de 38. Se trata de una puntuación que es un 9,7% inferior a la del promedio de los países desarrollados. En el ranking de la UE, España ha descendido respecto al año pasado hasta la posición 23 de entre 27 países.
España ha obtenido una puntuación por debajo de la media tanto de la OCDE como de la UE en el resultado global del Índice, así como en varios de los subcomponentes. No obstante, en algunos aspectos presenta valores por encima de la media: derechos de propiedad, flexibilidad laboral, estabilidad monetaria, apertura comercial, facilidad inversora y solvencia financiera.
Para el IEE, las principales variables que afectan a las bajas posiciones en libertad económica están relacionadas con el tamaño del Estado, como son la salud fiscal, el gasto público, la efectividad judicial, el buen gobierno y la carga impositiva.
Nivel de libertad empresarial «moderado»
Respecto a la libertad empresarial, España se sitúa en el puesto 24 de 43 países desarrollados con 97,7 puntos en 2024, según el informe del IEE. De esta forma, se encuentra en la mitad inferior del grupo de los países desarrollados, lo que representa un nivel «moderado» de libertad de empresa en cuanto a fomento de la iniciativa privada y apoyo a las empresas.
Dinamarca (113,6), Australia (112,9) e Irlanda (111,9) encabezan el ranking como los países con más libertad empresarial, mientras que México (90,1), Colombia (87,3) y Turquía (72,5) se encuentran a la cola.
Ante estos resultados, el IEE apunta que las instituciones deberían generar un entorno «adecuado» que fomente la actividad empresarial y que apoye a las empresas. Según indica, el marco normativo español se encuentra «rezagado» con respecto al de los principales países desarrollados en el fomento de la inversión empresarial y al apoyo a la actividad de las empresas.
Además, el IEE insiste en la importancia que tiene el fomento de la innovación en el ámbito empresarial para mejorar la competitividad de las empresas. Según apunta, este es uno de los aspectos con mayor margen de mejora en cuanto a la libertad de empresa, especialmente en la calidad de la regulación y el apoyo a las infraestructuras e instituciones que pueden promover el desarrollo de proyectos de inversión.
Reivindicar la libertad empresarial y la figura del empresario
En el informe, el director general del IEE, Gregorio Izquierdo, reivindica «más que nunca» la figura del empresario y lo positivo de su actividad. Además, califica como «deleznable y reprobable señalar nominativamente a algunos de nuestros empresarios de más éxito que, además, son grandes fortunas en nuestro país».
«Desasosiega que España sea uno de los países de la UE donde nuestros jóvenes más aspiran a ser funcionarios, y no a ser los empresarios y empresas que generan nuestra riqueza, y que en última instancia hacen posible esta sociedad moderna y próspera que todos disfrutamos. El problema es que cuando cuestionamos a un empresario, que deberían ser las personas con mayor reconocimiento de nuestra sociedad, estamos destruyendo los incentivos de muchas personas que podrían llegar a ser también grandes empresarios del futuro», añade.