Cerezo, VIU: “El sector textil es responsable del 10% de las emisiones de CO2”
«El sector textil es el responsable de más del 20% de la contaminación de nuestros mares y océanos y de prácticamente el 10% de las emisiones totales de carbono en el ámbito internacional con un impacto significativo en países asiáticos, que representan más del 50% de las exportaciones textiles globales y se espera que aumenten en los próximos años», explica a Economía 3 María Isabel Cerezo, directora del Máster Universitario en Ingeniería y Gestión Ambiental de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
A pesar de estas cifras, no está todo perdido. De hecho, «ya hay empresas que están trabajando con procesos de producción más sostenibles implementando tecnologías avanzadas como la impresión 3D, la fabricación aditiva y el corte por láser con el fin de reducir el desperdicio de materiales y mejorar la eficiencia de producción». En este sentido, «las start-ups juegan un papel crucial en la transformación de la industria textil hacia prácticas más sostenibles y responsables», subraya María Isabel Cerezo.
– ¿Por qué consume tanta agua el sector textil?
El sector textil consume una gran cantidad de agua debido a los diversos procesos involucrados en la producción de tejidos y prendas de vestir como son la producción de la materia prima y de las fibras textiles, preparación y tinción de los tejidos, lavado y acabado de las prendas, mantenimiento de las maquinarias y limpieza de las instalaciones. Como resultado, la fabricación de una prenda de ropa conlleva una elevada huella hídrica durante todo su proceso de producción.
Pero la empresa textil no sólo consume agua, también la contamina con las diferentes sustancias que se utilizan en los procesos de producción como los tintes o la emisión de microplásticos a través de las aguas residuales generadas tras el lavado, lo que acaba contaminando los océanos. De hecho, la empresa textil es la responsable de más del 20% de la contaminación de nuestros mares y océanos.
Por dar ejemplos, se estima que para producir un kilo de algodón se requieren unos cinco litros de agua; una camiseta de este mismos material precisa entre 2.500-3.000 litros de agua y un pantalón vaquero, una media unos 8.000 litros de agua.
– ¿La industria emplea otro tipo de energías además del agua para su fabricación?
El sector textil, al igual que otros sectores, requiere de un considerable gasto energético para sus operaciones, que abarcan desde la producción hasta el transporte de las materias primas y el producto acabado. Esta industria es responsable de cerca del 10% de las emisiones totales de carbono en el ámbito internacional, con un impacto significativo en países asiáticos, que representan más del 50% de las exportaciones textiles globales y se espera que aumenten en los próximos años. La principal fuente de energía utilizada en los países asiáticos son los combustibles fósiles, utilizados para la producción de energía y el transporte.
En Europa, las empresas textiles están apostando, cada vez más, por el empleo de energías renovables en sus instalaciones, principalmente fotovoltaica, lo que además de garantizar su seguridad energética, reduce los costes de producción y la huella de carbono, dando una imagen más ecofriendly de la marca.
Materiales alternativos a los naturales para disminuir el consumo de agua
– ¿Existen unos productos que consumen más agua que otros?
El consumo de agua para cada tipo de producto depende del material utilizado, del proceso de fabricación y del acabado que se le quiera dar. Los tejidos obtenidos a partir de materias primas naturales, como el algodón o la piel son los que tienen una mayor huella hídrica. Por ejemplo, un pantalón vaquero de algodón es de los productos que más agua consumen, además de necesitar de una serie de lavados para conseguir su aspecto final. Por el contrario, si dicho pantalón lo fabricamos con un material alternativo, como el cáñamo o el algodón orgánico, reduciremos el consumo de agua hasta un 90%.
– ¿Cómo está trabajando la industria en la búsqueda de nuevos materiales y sistemas de fabricación?
Durante más de una década, diversas empresas han optado por implementar sistemas de producción más sostenibles, con el fin de reducir su huella hídrica y promover procesos más eficientes en su cadena de suministro. Esta iniciativa incluye el reciclaje del agua generada en sus instalaciones, logrando reutilizar hasta el 70 % de las aguas residuales mediante un tratamiento adecuado.
Además, estas empresas están apostando por el uso de materias primas alternativas y más sostenibles, como fibras sintéticas o materiales obtenidos a partir del reciclaje de productos como botellas de plástico o residuos procedentes de la producción de zumo de naranja o vino.
También se están implementando tecnologías avanzadas, como la impresión 3D, fabricación aditiva y corte por láser, para reducir el desperdicio de materiales y mejorar la eficiencia de producción. Este enfoque reduce la dependencia de materias primas no renovables y promueve la circularidad de los recursos.
A todo ello se suman campañas de concienciación, como la recogida de ropa usada, la producción de líneas de ropa ecosostenible y el aumento de la información proporcionada al consumidor sobre el origen de los materiales y el consumo de agua empleado en la fabricación de prendas para garantizar la circularidad, considerando la durabilidad, reparabilidad y capacidad de reciclaje de los productos desde el inicio.
Procesos de fabricación amigables con el medioambiente
Como podemos ver, la empresa textil está invirtiendo esfuerzos por adaptarse a una producción más responsable y sostenible, abordando tanto la gestión del agua como la búsqueda de nuevos materiales y procesos de fabricación más amigables con el medio ambiente.
– ¿Tenemos datos sobre el consumo de agua y las toneladas de residuos que deja la moda rápida…?
Podemos conocer la huella hídrica de los diferentes productos. Para ello se pueden utilizar calculadoras en las que se tiene en cuenta todo el proceso de producción. Por ejemplo, para fabricar una chaqueta de piel, se debería tener en cuenta el agua necesaria desde la cría del animal que nos va a producir la materia prima hasta el producto final.
92 millones de t de desechos textiles
Por ejemplo, fabricar un par de calcetines de algodón supone el consumo de 2.220 litros de agua y unos zapatos de piel 4.400 litros. Si sumamos todas las variables de la industria de la moda que conllevan consumo de agua, se calcula que cada año se consumen 93.000 millones de metros cúbicos de agua y se espera que se incremente a 120.000 millones metros cúbicos para 2030.
En cuanto al residuo generado, se estima que desde los años 90 se ha multiplicado por cinco el consumo de ropa, lo que significa que cada ciudadano genera 10 kg de ropa-basura al año. En general, se estima que se generan anualmente alrededor de 92 millones de toneladas de desechos textiles en el ámbito internacional, de los que una parte significativa proviene de la moda rápida.
– ¿Cuál es el impacto de la moda rápida en nuestro planeta?
Responder a esta pregunta nos podría llevar mucho tiempo, pero voy a intentar resumirlo.
La moda rápida es un modelo de negocio que se caracteriza por la producción masiva de prendas a un ritmo acelerado y a precios bajos, principalmente en países con poca regulación en los procesos de producción. Este enfoque se basa en responder rápidamente a las tendencias del mercado y en producir colecciones de moda de baja calidad que imitan las últimas tendencias de pasarela o celebridades.
Esta situación ha llevado a un consumo desmesurado de ropa, generando cada segundo residuos textiles equivalentes a un camión cargado, de los que menos del 1% se recicla. El 70-85% de estos residuos se quema, mientras que el resto se exporta a países como Chile, donde hay un mercado importante de ropa de segunda mano. Sin embargo, sólo se logra reutilizar/reciclar hasta el 30% de la ropa, y el resto termina acumulándose en vertederos clandestinos o se quema, liberando gases de efecto invernadero como metano y dióxido de carbono.
Además de los impactos ambientales directos, la producción masiva de prendas agota recursos naturales como agua, energía y materias primas, contribuyendo a la degradación ambiental y contaminación del agua y aire. La tinción de telas, tratamiento químico de prendas y emisión de microplásticos asociados al lavado son sólo algunos ejemplos de las actividades contaminantes de la moda rápida.
La sobreexplotación de recursos naturales también conduce a la pérdida de biodiversidad y degradación de ecosistemas, a menudo asociada con la producción intensiva de materiales como el algodón. Además, las prácticas laborales injustas en fábricas de países en desarrollo, donde los trabajadores son explotados, son comunes en este sector.
De la moda rápida a la sostenibilidad
Con lo que la moda rápida ejerce una presión significativa sobre el medioambiente y los recursos naturales, contribuyendo a la contaminación, generando residuos, explotación laboral y pérdida de biodiversidad. Es fundamental adoptar un enfoque más sostenible y ético hacia la moda para mitigar estos impactos negativos.
– La industria textil es un sector maduro. ¿Se está apoyando en nuevas start-ups para llevar a cabo este cambio?
La industria textil está cada vez más predispuesta a colaborar con start-ups y empresas emergentes para impulsar un cambio hacia prácticas más sostenibles y tecnológicamente avanzadas. Estas nuevas empresas, a menudo, ofrecen soluciones innovadoras en áreas como el desarrollo de materiales sostenibles, el reciclaje de prendas, la producción eficiente, el desarrollo de tecnologías de fabricación avanzadas para reducir el desperdicio de materiales, la trazabilidad de la cadena de suministro y plataformas de moda sostenible que buscan favorecer la compra de prendas éticas y respetuosas con el medioambiente.
En resumen, las start-ups juegan un papel crucial en la transformación de la industria textil hacia prácticas más sostenibles y responsables. Su capacidad de innovación y agilidad les permite introducir nuevas ideas y tecnologías para abordar los desafíos ambientales y sociales asociados con la producción de prendas de vestir.
Prácticas transparentes, responsables y circulares
– ¿Cómo debería cambiar el modelo de negocio de la moda y de la cadena de suministro para que fuera sostenible?
Además de los cambios ya comentados en las preguntas anteriores, encontramos también:
- Mejorar la transparencia y la trazabilidad de las empresas en su cadena de suministro, desde la obtención de materias primas hasta la fabricación y distribución de productos. Es necesario que los consumidores conozcan, a través de la trazabilidad, el origen de los materiales y las condiciones laborales en cada etapa del proceso de la prenda que compran.
- Las empresas deben garantizar prácticas de producción responsables que minimicen el impacto ambiental y social. Esto implica reducir el consumo de recursos naturales, como agua y energía, así como minimizar los residuos y las emisiones contaminantes durante la fabricación.
- Hay que fomentar el uso de materiales sostenibles y de origen ético, como algodón orgánico, fibras recicladas, cáñamo, lino y materiales de origen vegetal con el fin de reducir la dependencia de recursos no renovables y disminuir el impacto ambiental de la industria textil.
- Es imprescindible adoptar la economía circular si se quiere una moda más sostenible, diseñando productos que puedan ser reutilizados, reparados o reciclados al final de su vida útil, en lugar de ser desechados.
- Todos los actores de la cadena de suministro, incluidos consumidores y gobiernos, deben ser conscientes y asumir su responsabilidad para promover prácticas más sostenibles.
- Educación y concienciación de los consumidores sobre los impactos ambientales y sociales de la moda rápida. También es importante promover un consumo consciente y responsable a través de campañas de concienciación sobre la importancia de comprar menos, elegir prendas de calidad y apoyar marcas que adopten prácticas sostenible.
Con lo cual, para que el modelo de negocio de la moda y la cadena de suministro sean sostenibles, se requiere un cambio hacia prácticas más transparentes, responsables y circulares, así como una mayor colaboración y concienciación de todos los actores involucrados.
Más campañas de sensibilización
– ¿Se están ya poniendo en práctica o no les interesa a los fabricantes cambiar de modelo de negocio porque dejarían de ser competitivos?
En Europa, desde hace más de diez años hay empresas que están aplicando este tipo de cambios para adaptarse a una producción más sostenible, reduciendo tanto su huella hídrica como los residuos que se generan en el proceso de fabricación textil.
También hay marcas de ropa que en sus tiendas están optando por campañas de sensibilización y venta de líneas ecosostenibles.
En este punto es importante no confundir entre empresas que realmente intentan hacer las cosas bien con otras que sólo buscan dar una imagen engañosa de su actividad. En este último caso estaríamos hablando del greenwashing en el mundo de la moda. Un concepto que hace referencia a prácticas de marketing utilizadas para hacer creer que sus productos son respetuosos con el medioambiente cuando no lo son.
Entre las diferentes malas prácticas encontramos el uso de etiquetas, empaques o publicidad engañosa, en las que se afirma que la prenda es sostenible, sin embargo carece de evidencias sobre el cumplimento de los estándares que otorgan dicho reconocimiento.
Por ello y para evitar el greenwashing, el consumidor debe ser exigente con la información que se le facilita sobre la prenda que va a consumir y debe rechazar toda afirmación exagerada o poco clara sobre su sostenibilidad.
– Tal y como has comentado, estamos inundando a terceros países subdesarrollados con nuestros desechos textiles… ¿Se han tomado medidas desde la UE o desde Naciones Unidas para hacer frente a esta cuestión?
Desde ambos organismos se está intentando dar respuesta al problema de los vertidos de desechos textiles en países subdesarrollados implantando directivas y regulaciones que garanticen su control y promuevan la economía circular. Un ejemplo de ello es la reciente prohibición de la UE de exportar residuos no reciclables a países no pertenecientes a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) con el fin de prevenir el vertido de desechos textiles en países subdesarrollados, que en la actualidad tantos problemas está generando.
Si miramos la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, se ha incluido el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 (ODS 12) a través del cual se promueve la gestión sostenible y el uso eficiente de los recursos naturales, incluyendo medidas para reducir el vertido desechos textiles y fomentar la reutilización y el reciclaje.
Por otra parte la ONU, mediante la Alianza para la Moda Sostenible (UNFSA), busca promover la sostenibilidad en la industria de la moda y reducir su impacto ambiental y social.
¿Por qué voy a pagar más?
– Por otra parte, optar por una ropa sostenible incrementa el precio del producto. ¿Está dispuesto el consumidor a pagar más por su ropa?
El consumidor debe conocer el por qué está pagando más. Si se consigue llevar el mensaje de las razones que llevan a encarecer un producto, los consumidores optarán por el producto más sostenible. Como ya he comentado, la educación es crucial para garantizar una sociedad más sostenible y respetuosa con el medioambiente.
Como siempre se ha dicho, lo barato sale caro, y la ropa es un claro ejemplo. Para ello, hay que dejar de lado la necesidad de estar a la moda, para empezar a ir con el medioambiente, porque ambas cosas están reñidas si queremos tener un mundo más sostenible.