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Carmen Quintanilla, Afammer: «Nosotras creamos el feminismo rural en España»

Carmen Quintanilla, Afammer: «Nosotras creamos el feminismo rural en España»

Nuestra mujer al timón de hoy cuenta con un currículum impresionante. Diputada nacional en cinco legislaturas y senadora en la anterior, durante su trayectoria profesional en el Congreso de los Diputados presidió la Comisión de Igualdad. Carmen Quintanilla es presidenta nacional de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (Afammer), un organismo líder referente de las familias y mujeres del medio rural en España que ella misma fundó en 1982.

Afammer cuenta en la actualidad con más de 180.000 socias a escala nacional y nació como una organización pionera con un claro y primer objetivo: que las mujeres rurales dejen de ser invisibles y que su voz se escuche en todos los foros nacionales e internacionales para alcanzar el reto de la igualdad real de oportunidades.

Además de presidir la asociación, Quintanilla ejerce de parlamentaria permanente en el Consejo de Europa y fue la primera mujer diputada por Ciudad Real. Hablamos con la presidenta para conocer la historia y la labor de esta organización que ha formado a más de 250.000 mujeres durante sus 42 años de historia.

Afammer, un referente del feminismo rural

-Háblame un poco de cómo comienza tu compromiso con la mujer rural y cómo decides asumir el liderazgo de la labor que realizáis desde Afammer.

En aquella época yo era una joven muy comprometida con la idea de que las mujeres y los hombres somos iguales y que no existe ninguna diferencia salvo las biológicas. Siempre he creído que una mujer es capaz de liderar una empresa, de ser jueza, magistrada o fiscal… En definitiva, que tenía muy claro que debíamos abrir la puerta.

Contaba con una preparación universitaria, ejercía de funcionaria del cuerpo técnico del Estado y siempre estuve muy metida en los movimientos asociativos de mujeres. Hay que tener en cuenta que era una época en la que los hombres les decían a las mujeres si podían seguir trabajando después de casadas o no. Muchos hombres hicieron abandonar el trabajo a sus esposas para que se dedicasen exclusivamente al cuidado de los hijos. Las privaban de sus salarios y, con ellos, de su libertad.

Nadie en aquel entonces hablaba de las mujeres rurales, ni de los derechos humanos de las mujeres rurales. Nadie hablaba de romper la invisibilidad de las mujeres. Estábamos estigmatizadas, la diferencia entre vivir en un pueblo o una ciudad se notaba muchísimo. Había que romper estas diferencias porque eran injustas.

Hablábamos de igualdad cuando esa palabra no existía. Ejercíamos una rebeldía autolimitada, teníamos un compromiso social y humano muy importante. Así es como nace Afammer, para dar voz a las mujeres rurales de España, para hablar de liderazgo, de formación, empleo… Somos un referente del feminismo rural en el mundo.

Abrir la puerta

-En esos 42 años de trabajo, tanto el rol de la mujer en la sociedad como su representación en el mundo laboral ha evolucionado notablemente. ¿Cómo ha sido ese cambio en el mundo rural?

Ha cambiado mucho. Debemos tener en cuenta que en aquellos primeros momentos las mujeres no iban a los bares; era una época en la que, para participar en una pequeña reunión, las mujeres tenían que pedir permiso. Hoy en día parece que todos los avances sociales se ha conseguido de la nada, pero han sido muchas carreteras recorridas, yendo a caballo de pueblo en pueblo para hablar a las mujeres de sus derechos. Te puedes imaginar…

Era otra España, una en la que las gallinas picoteaban por las calles de nuestros pueblos. No era fácil, pero ahí estábamos plantando una semilla. Con el tiempo han sido miles las que se han animado a participar.

Hoy sabemos que el 22% de las jóvenes rurales son universitarias, en comparación con el 15% de chicos. En la asociación contamos con mujeres que empezaron de jóvenes y hoy tienen 80 años. Estas mujeres han sido las verdaderas feministas, las que cambiando la forma de pensar han conseguido dar las mismas oportunidades a sus hijas.

Ellas han sido las grandes dinamizadoras socioculturales del mundo rural.

La empresaria rural

-¿Cómo es hoy en día la empresaria en el miedo rural? ¿Cuál es su perfil y qué le preocupa?

Es una mujer con mucha fuerza. Una mujer valiente que se preocupa por poner en marcha un negocio con el esfuerzo que ello conlleva. Emprender siendo mujer en el mundo rural a menudo resulta más complicado porque se las tacha de poner en riesgo el capital familiar al querer convertirse en empresaria.

También existen muchas trabajas burocráticas y, aún así, las vencen y ponen en marcha sus negocios. Desde una cooperativa de quesos, hasta una casa de turismo rural, una fábrica de tapicerías…

Son mujeres jóvenes y de mediana edad, generalmente a partir de los 35 años, preocupadas por la falta de servicios en sus pueblos y por la despoblación que sufre la España rural. Es una mujer que apuesta por sí misma y que hace una muy buena gestión económica.

-¿Cuál crees que es el principal problema al que se enfrentan las empresarias en el medio rural?

Son muchos, aunque el principal es la despoblación, que les hace perder mucha cuota de negocio. Ahí es donde entramos en juego desde Afammer, por ejemplo, poniendo en marcha las plataformas digitales del ecommerce y dándoles formación. Entre 2022 y 2023 formamos a 150 pymes en el ecommerce, que en los entornos rurales puede resultar vital. No hay que generalizar una sola problemática, son muchos factores.

Ya sea a la hora de emprender en turismo rural, enológico o gastronómico; ya sea en el mantenimiento de la biodiversidad, en los cuidados… estamos ahí para acompañarlas. Todos ellos son sectores en los que las mujeres no sólo no están teniendo problemas para tener éxito, sino que han remontado fácilmente momentos difíciles y siguen adelante.

Combatir la despoblación

-¿Cómo afecta la despoblación a la mujer rural?

Dos de cada tres personas que abandonan el mundo rural son mujeres. Les afecta más a ellas porque se marchan buscando un puesto de trabajo. El empleo es futuro, es independencia económica e igualdad. Cuando una mujer tiene empleo decide sobre su vida y se producen alrededor de ella muchas sinergias que aportan riqueza económica a toda España.

Indiscutiblemente, la despoblación está basada en que somos el segundo país de Europa con mayor desempleo femenino en el medio rural.

La mujer en el mundo rural quiere tener vida propia y proyecto. Existe una mirada en lo rural que supone una vida saludable, contar con productos naturales, tener soberanía alimentaria, que tus hijos puedan jugar en la calle… Eso es muy importante, pero para que se pueda dar hay que tener empleo y una vivienda digna.

Debemos ser capaces de dinamizar el medio rural. Una posible forma de hacerlo sería renovar el parque de viviendas en el mundo rural. Ello crearía empleo y además animaría a familias jóvenes a acudir al medio rural, ya sea para vivir y trabajar o teletrabajar.

-¿Qué es lo que frena que se tomen las decisiones que hagan posibles medidas como estas?

La falta de impulso político, principalmente. Lo frena el que muchos de nuestros alcaldes no creen en que esa posibilidad se pueda producir. También la falta de presupuesto y de valentía para luchar por que nuestros pueblos tengan vida.

-¿Qué papel puede jugar en todo eso la digitalización?

Hay que pensar que la mayoría de mujeres que emigran del medio rural son las que están formadas. La digitalización podría jugar un papel fundamental para revertir esta situación, ya que las competencias digitales rompen el analfabetismo de las mujeres.

Hoy día, hasta para pedir una cita médica necesitas contar con acceso a un móvil. Si no llegamos a poder ofrecer competencias digitales hasta el último rincón de España, estaremos convirtiendo a los ciudadanos -principalmente a las ciudadanas- del mundo rural en analfabetos del siglo XXI.

Es una tragedia que lleva a la desigualdad, a la inseguridad jurídica, a la falta de autoestima y a una falta de liderazgo. La digitalización del mundo rural es fundamental.

El futuro de España pasa por la mujer rural

-¿Son muchas las iniciativas que habéis llevado a cabo desde Afammer a lo largo de estas décadas, pero qué destacarías de esa labor para empoderar a la mujer rural?

Son innumerables, efectivamente. Desde la formación a más de 250.000 mujeres en los pueblos de España durante estos 42 años, a enseñar cómo emprender y acompañarlas en el proceso. Lo más importante de todo es que hemos creado el feminismo rural en España. Somos las líderes de ello y hemos sido capaces de decir a la sociedad española que mire al mundo rural, con el que tiene una deuda inmensa.

La presidenta de Afammer con las mujeres de la Red Rural Nacional.

Hemos trabajado para romper la invisibilidad a la que estábamos sometidas. Algo estaremos haciendo bien cuando, siguiendo nuestro ejemplo, se han formado muchas asociaciones de mujeres en el medio rural en los últimos años.

-¿Qué mensaje consideras clave sobre la importancia de empoderar a las empresarias en el medio rural?

El principal es que empoderar a las mujeres y empresarias del medio rural equivale a tener futuro en los pueblos de España. Sin mujeres en los pueblos de España no habrá futuro. Pero el empoderamiento es liderazgo, es participación social, política y cultural. No habrá futuro en los pueblos de España si no empoderamos a las mujeres rurales.

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