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La aventura de Laminar Pharma para encontrar el medicamento contra el cáncer

La aventura de Laminar Pharma empezó hace más de 25 años con el profesor Pablo Escribá viendo cómo ciertos antitumorales podían inhibir la división de células cancerígenas en cultivo sin entrar en la célula. De esta manera, se abría un mundo nuevo en el desarrollo de medicamentos para el cáncer.

La compañía, con origen en la Islas Baleares y fuerte presencia en Estados Unidos, tiene en su punto de mira un tipo de cáncer cerebral -el glioma- que es también el más agresivo y el más abundante, a pesar de ser una enfermedad rara.

La aventura de Laminar Pharma para encontrar el medicamento contra el cáncer

Hablamos con Victoria Lladó, directora de Estrategia Corporativa de Laminar Pharma en Estados Unidos.

Laminar Pharma, la búsqueda del medicamento contra el cáncer

– ¿Cómo surgió la idea de poner en marcha Laminar Pharma?

Laminar Pharma empezó hace más de 25 años con Pablo Escribá viendo cómo ciertos antitumorales podían inhibir la división de células cancerígenas en cultivo sin entrar en la célula, interactuando con las membranas, y viendo cómo cambiar los lípidos de las membranas biológicas regulaba las funciones celulares, incluyendo la división y proliferación celular.

A raíz de ello, diseñó moléculas derivadas de compuestos lipídicos conocidos y habituales, como el ácido oleico, que tenían esa ‘virtud’ y con un efecto se mantenía a largo plazo en las células. Las primeras moléculas se probaron en modelos celulares y animales para distintas enfermedades en la Universitat de les Illes Balears (UIB), y se protegió su propiedad intelectual, es decir, se patentó su uso.

En este proceso, Escribá decidió crear una empresa para poder desarrollar por completo los productos que había diseñado, ya que no se puede conseguir la financiación necesaria para desarrollar un producto en un centro de investigación público.

– ¿Siempre ha tenido el mismo objetivo desde que se fundó hasta hoy en día?

El objetivo final siempre ha sido el mismo: intentar ayudar a pacientes que habían desarrollado enfermedades con necesidades terapéuticas no cubiertas. Por ello, la empresa ha ido dirigiéndose a un campo un poco complejo en la investigación, como pueden ser las enfermedades, en el que no todas las empresas muestran un interés real para desarrollar medicamentos.

Además de los pacientes y sus familiares, el compromiso de Laminar se ha extendido a todos los que nos han acompañado en este viaje durante los 17 años de vida de la empresa, incluyendo inversores, personal y socios, de manera que esperamos poder devolverles el apoyo en nuestro día a día y en un futuro más o menos cercano.

Un medicamento contra el cáncer cerebral

– ¿Cómo puede ayudar la empresa a los pacientes con cáncer cerebral?

Laminar Pharma tiene en su punto de mira un tipo de cáncer cerebral, el glioma, que lamentablemente es el más agresivo y también el más abundante, a pesar de ser una enfermedad rara. El producto más avanzado en el portafolio de Laminar, es el LAM561, que se está desarrollando para el tratamiento del glioblastoma (el tipo más agresivo de glioma en pacientes adultos).

Aún estamos en la carrera para confirmar cuál es el beneficio que el LAM561 tiene en el tratamiento del glioblastoma. En las primeras fases de estudios con pacientes, el LAM561 mostró un buen perfil de seguridad y una potencial actividad clínica en pacientes con tumores avanzados, pero aún necesitamos más información.

Actualmente, está en la última fase clínica antes de solicitar la aprobación de mercado a la Agencia Europea del Medicamento. Durante la primera mitad de 2024, esperamos que un comité independiente realice varios análisis intermedios de los resultados y, si muestran un beneficio clínico significativo, podremos solicitar la aprobación condicional para que llegue a los pacientes con esta enfermedad.

No podemos negar que estamos emocionados por estar apostando por la posibilidad de acercar una nueva terapia a los pacientes con glioblastoma que esperamos que mejore su calidad de vida. Hemos de pensar que estos pacientes llevan más de 15 años sin novedades significativas en el tratamiento, y nos enorgullecería mucho formar parte de ello.

– ¿Cómo funciona el producto?

El LAM561 es un ácido graso sintético que altera la composición de la membrana plasmática de las células cancerígenas, reduciendo la actividad de las proteínas de señalización asociadas a la membrana que se sabe impulsan el crecimiento del tumor (Ras, PI3K/AKT, DHFR…).

Además, también se ha observado cómo el metabolismo y la producción de energía de las células tumorales se regula y las células entran en estrés energético. Es más, hemos descrito cómo todos estos eventos convergen en un estado de estrés general, de manera que, al final, las células mueren por un proceso de muerte organizada, como es la autofagia.

Estos procesos son específicos de las células tumorales ya que la incorporación del LAM561 y su metabolismo no están tan activados en células sanas y, además, las células no tumorales ya presentan una organización lipídica que no induce la proliferación en las membranas.

La trayectoria de una Mujer al Timón

– ¿Cuál es tu formación?

A mí me gusta decir que soy científica. Puedo matizar que cursé mis estudios universitarios en la UIB donde me licencié en Biología y en Bioquímica y realicé el doctorado en Biología en el departamento de Biología Celular.

Aunque creo que actualmente podría decir que mi formación es en Biotecnología, tanto por la ciencia traslacional (es decir, ciencia aplicada desde la investigación a la clínica) que he llevado a cabo durante varias etapas de mi carrera, como por la realización de un Máster en Biotecnología, Genética y Biología Celular.

– ¿Por qué otras empresas o investigaciones pasaste antes de aterrizar en Laminar Pharma?

Las líneas de investigación en la que he estado implicada directamente han estado vinculadas al desarrollo de moléculas para el tratamiento del cáncer o bien al estudio de la tumorigénesis (cómo se forma un tumor a partir de células sanas) en las distintas etapas de mi carrera.

Mi trayectoria ha estado muy ligada a la Meliterapia y al LAM561, empezando por mi tesis doctoral, la cual formó parte de los primeros estudios en modelos celulares y animales para demostrar su potencial como tratamiento del glioblastoma y otro tipo de tumores.

Cuando acabé mi tesis, trabajé unos meses en LaboLife, una empresa mallorquina que trabaja con la microinmunoterapia y en la que participé en la puesta a punto y validación de métodos analíticos.

Durante esta época me planteé continuar con mi carrera académico-científica e hice y me trasladé a Estados Unidos para hacer dos estancias postdoctorales. Una, de un año, en Boston, concretamente en el Massachusetts General Hospital/Harvard, y la otra estancia, de tres años y medio, en el Sanford-Burnham Medical Research Institute, en San Diego.  En estos años estuve estudiando cómo se desarrolla el cáncer de colon y cómo ciertas proteínas forman parte de este proceso.

Cuando finalicé mis estancias, a principios de 2015, decidí volver a participar en el desarrollo del la Meliterapia, ya que el LAM561 estaba ya en estudios clínicos en pacientes y quería seguir formando parte de su desarrollo y de otras moléculas que pudieran ayudar a pacientes en el futuro, primero con una beca de la Fundación Marathon y, posteriormente, en la UIB con una ayuda de Investigadora de la Asociación Española Contra el Cáncer. En estos años aporté los conocimientos que había adquirido fuera para evaluar cómo nuestras moléculas frenaban el crecimiento del cáncer.

Además, empecé a explorar en el campo de las enfermedades neurodegenerativas con el resto del equipo de investigación, ya que hemos observado con los años que algunas enfermedades neurodegenerativas pueden ser susceptibles a ser tratadas a través de la Meliterapia.

Finalmente, a finales de 2018, obtuve una ayuda Torres Quevedo del Ministerio de Ciencia e Innovación para incorporarme a Laminar, dónde adquirí un papel más estratégico, eso sí, siempre manteniendo la ciencia como base de todo lo que hacemos.

Mujeres y ciencia

– En tu opinión, ¿cuál es la mejor manera de potenciar las carreras STEM entre las niñas y las adolescentes?

Para empezar, creo que habría que estimular más el espíritu crítico tanto de niñas como de niños, proponerles retos lógicos, explicarles y mostrarles las bases de experimentos científicos desde pequeños, enseñarles cómo funcionan dispositivos básicos y que ‘jueguen’ con la tecnología, despertando su curiosidad.

A esa edad son esponjas y hay que aprovecharlo, hay que fomentar la participación en ferias científicas y la organización de visitas a laboratorios reales, asegurando siempre la seguridad de los estudiantes.

Por otro lado, para normalizar y eliminar el género atribuido a las carreras, creo que hay un paso que se está dando en los últimos años visibilizando a las mujeres en los distintos ámbitos científicos e ingenierías, de manera que se normalice que una mujer puede ser una voz experta en estos campos.

De hecho, cada vez se está viendo más la científica en un periódico, la empresaria en las noticias, la ingeniera explicando un avance en la radio, etc. Y también se agradecería que se normalizaran los rasgos de los personajes científicos femeninos que salen en películas y series que pueden ser referente para las adolescentes.

Además, en los últimos años se han ‘desenterrado’ mujeres que han hecho grandes aportaciones científicas que habían sido ocultadas o ignoradas, reconociendo sus contribuciones, de manera que las niñas y adolescentes pueden sentirse reflejadas en esos personajes. Como es el caso de Hedy Lamarr, la actriz que sentó las bases para la red de internet sin cables, o Ángela Ruíz Robles, una española que diseñó un precursor del libro electrónico, por mencionar algunas mujeres que estaban ‘olvidadas’ habiendo dejado un trabajo relevante para la tecnología que vendría después.

– Como mujer científica, ¿qué consejo le darías a toda aquella mujer que quiera animarse y optar por la ciencia como salida profesional?

Esta es muy sencilla, y he de decir que es el mismo para mujeres y hombres: ve a por ello, no te rindas. Aunque parezca que hay mucha competencia y que son carreras complejas, la ciencia es mucho más amplia de lo que creemos y lo importante es descubrir lo que nos gusta y se nos da bien.

Creo firmemente que una persona se puede reinventar varias veces a lo largo de su vida, ya que cambiamos a lo largo de los años y puede que nos atraiga algo distinto a los 40 de lo que nos llamaba la atención a los 20.

En las empresas biotecnológicas, el 60% del personal investigador y casi el 30% de los equipos directivos están constituidos por mujeres, aún hay mucho que hacer, pero esto indica que las mujeres vamos encontrando nuestro hueco en la ciencia y biotecnología. Por ello sí destinaría un consejo a las mujeres: tú puedes.

Nadie juzga ni critica por presentarte, preguntar y tocar puertas, pero hay que dar el paso. Hay estudios que indican que los hombres son más atrevidos que las mujeres tanto a la hora de establecer relaciones profesionales como a la hora de solicitar puestos de trabajo.

– ¿Cuáles han sido tus referentes a la hora de desarrollar tu carrera?

Curiosamente, siempre quise dedicarme a la ciencia y a la comprensión de cómo funcionan los sistemas vivos. Imagino que ayudaron a engendrar esta idea realidades como tener contacto directo con animales de cría y de granja de niña, como que el cáncer fuera algo que tocara directamente a mi familia o entrar en contacto con gente que convivía con el VIH como voluntaria en una asociación.

Más que querer emular a una persona, durante mi formación preuniversitaria fui conociendo distintos momentos que me confirmaban que la ciencia es el motor del progreso y me animaron a buscar más allá de lo que vemos cada día. Ha habido multitud de ellos, como el descubrimiento de que el lavarse las manos podría salvar vidas por el doctor Semmelweis; la refutación de la generación espontánea por Redi y Pasteur; la historia de las primeras vacunas; la identificación de las neuronas como células por Ramón y Cajal y su primera ilustración de una neurona piramidal, entre otros.

¿Cuánto cuesta un medicamento contra el cáncer?

– ¿Cuánta financiación aproximada necesita cada proyecto desde que se empieza hasta que llega al mercado? ¿Y de cuánto tiempo estaríamos hablando?

Es una pregunta compleja que se resume en muchos millones y décadas, pero sé que eso suena muy ambiguo. El coste global depende mucho del proyecto, de la indicación, del tipo de tratamiento, entre muchas otras cosas. En general, se puede hablar entre 100 y 1.000 millones de euros y pueden transcurrir entre 10 y 15 años. Ese es el motivo por el que la mayoría de biotecnológicas licencian sus productos en estados iniciales para no tener que conseguir estas grandes cifras en inversión.

Hay varias etapas que se han de mantener para que el desarrollo sea exitoso y seguro. Todas ellas tienen un valor más o menos elevado. Por un lado, está la investigación preclínica en modelos celulares y animales, incluyendo la toxicología regulatoria y la formulación del producto, todo eso puede implicar entre 5 y 10 millones de inversión y son los primeros pasos que nos sugieren si el proyecto puede ser seguro y tiene potencial para el tratamiento en humanos.

En cuanto a las fases clínicas en humanos, la indicación o enfermedad es crítica a la hora de evaluar el coste y el tiempo que puede suponer el desarrollo. Por ejemplo, si el tratamiento está destinado a una enfermedad rara (menos de 5 pacientes cada 10.000 habitantes), el número de pacientes necesarios en cada una de las etapas clínicas se reduce ya que no hay tantos pacientes disponibles, reduciendo los costes del desarrollo y, en teoría, también el tiempo.

De manera similar, no es lo mismo un tratamiento para una infección que administras el producto durante 15 días que un medicamento oncológico que puedes tratar a los pacientes durante años, todo el tiempo que se hace el seguimiento de los pacientes en los estudios hay que cubrir los gastos de las empresas de la realización del estudio clínico, los hospitales y la producción y la logística del medicamento, y también determinan la duración de los estudios en humanos.

También se ha de tener en cuenta el coste de la producción y administración del tratamiento a la hora de calcular lo que va a costar finalmente el desarrollo de un medicamento. En este sentido, no es lo mismo un producto con una síntesis simple y que se administra en pequeñas cantidades que un anticuerpo cuya tecnología de producción es mucho más compleja y costosa. En cuanto al tiempo, si el tratamiento tiene un proceso de administración muy complicado, como es el caso de las vacunas oncológicas, existe la opción de que los hospitales que puedan participar en los estudios sean limitados por lo que los estudios se alarguen en el tiempo.

Imagino que con todo esto no extrañará que en Laminar llevemos 17 años desarrollando el LAM561 (más en los que se iniciaron los estudios en la UIB) y casi 50 millones de euros invertidos, entre fondos públicos para el desarrollo de proyectos, inversión privada y préstamos blandos, y aún no hemos finalizado los estudios clínicos ni presentado la solicitud de aprobación de mercado.

Todos tenemos en mente las vacunas para la covid-19 que las grandes farmacéuticas sacaron al mercado en menos de un año, esto fue una gran excepción. En ese caso jugaron a favor varios factores como la transformación de una tecnología que ya se estaba estudiando en otros ámbitos, una gran cantidad de dinero a su disposición (cosa que normalmente no ocurre en los primeros proyectos de una empresa) y unas excepciones permitidas a la hora de conseguir la aprobación que no se hubieran dado si no hubiéramos entrado en un estado de emergencia de salud pública mundial.

El futuro de Laminar Pharma

– ¿Qué otros proyectos tenéis en mente desarrollar a medio/largo plazo?

Laminar puede decir orgullosamente que no es una empresa monoproducto y que la meliterapia es bastante prolífica en la generación de nuevos productos para el tratamiento de diferentes patologías.

Actualmente, tenemos un producto ya esperando el pistoletazo de salida, el LAM226, que está siendo desarrollado para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, el cual ha mostrado un perfil prometedor tanto en el enlentecimiento de la pérdida cognitiva como en su recuperación en modelos animales de la enfermedad de Alzheimer.

El LAM226 se encuentra finalizando la toxicología regulatoria y esperamos que empiece las fases clínicas en humanos tan pronto como las necesidades económicas del proyecto del LAM561 estén cubiertas.

También la meliterapia ha mostrado ser prometedora en el tratamiento de otro tipo de tumores (cáncer de pulmón, páncreas, etc.), de enfermedades inflamatorias o infecciosas, pero los productos en desarrollo aún están en la fase de investigación fundamental y van avanzando en paralelo con los otros proyectos.

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