Suavina Laboratorios Calduch

El producto de Castellón con 142 años de historia que quiere conquistar EE.UU.

Más de 140 años después de su creación, Suavina sigue de moda. Este bálsamo labial que durante décadas ha sido un clásico en Castellón y en toda la Comunitat Valenciana, ahora se abre paso en buena parte del mundo, con una clientela altamente fidelizada en extremo oriente.

Y es que, el que la prueba la valora, no solo por ser un producto que se sigue fabricando de manera casi artesanal, que también; pero principalmente por su gran efectividad, por su insólito resultado. Es ese público el que hasta la fecha se ha encargado de hacer proselitismo de un producto altamente demandado por castellonenses y valencianos, pero que ya traspasa barreras geográficas.

La familia Calduch tiene desde 1880 la fórmula magistral con la que se fabrica esta pomada, convertida en objeto de deseo fundamentalmente en Asia. Una fórmula que permanece intacta casi siglo y medio después.

Vicente Calduch Bellés se ha preocupado, con el apoyo de la familia, por reconstruir la historia de un producto que nació en Vila-real de la mano de Vicente Calduch Solsona para atender las necesidades de sus paisanos, los agricultores y “collidors” de la zona. En 1880 esta pomada era de primera necesidad para recuperar los labios cortados y las grietas de la nariz de la gente que trabajaba en el campo.

Vicente Calduch Solsona, tuvo cuatro hijos, todos farmacéuticos, y el mayor de ellos se estableció en Castellón en 1909. Abrió una oficina de farmacia y en su rebotica preparaba la pomada. La misma que se ha convertido ahora en un producto de cosmética nicho.

El secreto, como apunta a este medio Vicente Calduch Bellés, la quinta generación familiar, tataranieto del fundador, es “esa sensación de suavidad que deja en los labios la pomada tras su aplicación, combinada con el refrescante sabor mentolado que tiene”.

El “ungüent de Vila-real” como lo conocían los vecinos de Vicente Calduch Solsona “es una amalgama de aceites esenciales y mentol combinados sobre un vehículo graso. Ya desde el principio tuvo efectos balsámicos y rápidamente se corrió la voz; la farmacia en el centro de la ciudad era el destino de muchos castellonenses que buscaban la pomada”.

Y la misma fórmula original sigue funcionando y en la misma farmacia en la que fabricaron suavinas su abuelo o su padre, Calduch Bellés sigue despachando y preparando en los laboratorios de la segunda planta está fórmula magistral que está registrada como cosmético.

El continuador de la tradición farmacéutica, Vicente Calduch Bellés (todos los vástagos de la saga se han llamado Vicente) se incorporó al laboratorio en 2016, tras un máster en cosmética y su paso –siete años– por una multinacional del sector.

Con él llegó el cambio, el paso a la distribución profesionalizada del producto y al rediseño de la marca y del pakaging –con premio internacional incluido- .

Un diseño que ha guardado toda la esencia. El estudio Lavernia & Cienfuegos, también valenciano, se encargó de adaptar el continente al tiempo actual. Y lo hizo respetando al máximo una tradición de envasado que pervivía desde 1965 (cajita de metal) y que era heredera de las cajitas de madera que encerraban la pomada desde 1940.

Con el nuevo envase, una caja color crema, con rosca, con mayor cantidad y a un coste muy competitivo –se comercializa actualmente a 2,60 euros en su farmacia– llegó el reconocimiento y la visibilidad.

Suavina Laboratorios Calduch

– Ganamos el premio bronce al mejor packaging en Pentawards 2017  –para que te hagas una idea competíamos con Shiseido que quedó primero–, pero esto nos dio muchísima popularidad y desde entonces la proyección en Asia fue espectacular, nuestro crecimiento más rápido y logarítmico ha sido en ese mercado. En España también hemos crecido mucho.

– Con ello, la producción pasó a ser semiautomática…

– Sí, invertimos en una máquina para que el llenado fuera más uniforme porque hasta 2016 se envasaba a mano, con una espátula llenando tarrito a tarrito. Con la máquina de inyección en caliente el llenado pasa a ser semiautomático, pero el encajado se sigue realizando a mano. Ahora somos diez personas en el laboratorio y casi hemos multiplicado por 10 la producción desde 2016, hasta cerca de 800.000 unidades al año.

– ¿Tenéis más referencias?

– Sí hemos sacado al mercado variedades de producto y variedades de formato. Ahora mismo tenemos nuestra Suavina original en el tarrito habitual y en uno metálico que lanzamos por nuestro 140 aniversario, así como en tubo labial.

Además hemos sacado diferentes versiones del labial: versiones ecológicas, con productos 100% naturales a base de almendras, aceite de oliva o girasol, esta última con protección solar. También hemos sacado este año una cítrica, volviendo a los orígenes de «los collidors», y una pediátrica. También contamos con una crema de manos y un jabón; diez productos en total.

Y algo de lo que estoy muy orgulloso es que en cada venta de nuestro producto de Cítricos hay una ayuda directa del 10% a la Asociación Síndrome de Down de Castellón, porque además tenemos trabajadores que pertenecen a la asociación.

Suavina Laboratorios Calduch

– ¿Qué porcentaje de las ventas se destina ya al mercado exterior?

– Donde más vendemos es en la zona de Castellón y Valencia, la Suavina está muy arraigada, y se pide por su nombre cualquier labial como ocurre con un Danone. Tenemos distribuidores en todo el territorio nacional y vamos creciendo; a través de nuestra web los clientes pueden conocer los puntos de venta. Pero en pocos años, la mitad de nuestra producción ya se destina al mercado internacional, por lo que hace dos años nos dieron el premio a la empresa exportadora de la Camara de Comercio. Los distribuidores internacionales de Asia nos están dando mucha estabilidad, sobre todo China, Corea del Sur, Japón y Taiwán. De hecho, sobre el 25% de las exportaciones corresponden a China. También exportamos a Europa, países escandinavos, Inglaterra, Portugal…

– ¿Qué otros mercados tenéis en mente?

– Estamos empezando en Estados Unidos y en Colombia, de la mano de un distribuidor que lleve nuestro producto en exclusiva, mediante un contrato a largo plazo. Queremos ir poco a poco porque al ser un cosmético cada país demanda sus registros, y es un trámite largo y costoso hasta que puedes empezar a vender. En Colombia todavía estamos con el papeleo y EE.UU. acabamos de iniciar la venta pero estamos esperanzados, también sabiendo que hay un mercado latino muy importante.

Otros mercados a los que nos gustaría llegar son México y la India, aunque está todo muy verde todavía.

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