Freeshakes consigue frutas sin azúcar para los intolerantes a la fructosa
Dicen que somos lo que comemos y que llevar una dieta rica y saludable es fundamental si queremos disfrutar de una buena salud. Pero, ¿qué pasa cuando padecemos alguna intolerancia? ¿Se puede llevar una dieta libre de procesados cuando padeces intolerancia a la fructosa? Estas preguntas llevaron a Antonio Fenoll y Álvaro Valdés, creadores de la startup Freeshakes, a investigar si era posible eliminar los azúcares naturales presentes en frutas y verduras. De esa forma, conseguirían que los que padecen esta intolerancia pudieran disfrutar de ellas sin el miedo de tener un brote. Antonio Fenoll nos cuenta que “al conocer a una compañera que padecía la intolerancia, nos surgió la duda de cómo podríamos ayudarla. Fue en ese momento cuando vimos que podríamos empezar a investigar”.
Freeshakes, un proyecto en fase de investigación
Actualmente Freeshakes tiene un proyecto todavía en fase de investigación en la Universidad Miguel Hernández de Elche. A pesar de ser una startup en fase inicial, el proyecto ya ha sido reconocido en Team Up, un programa impulsado por la iniciativa de innovación alimentaria EIT Food. En concreto, recibió un premio dotado con 15.000 euros, sumado a los 6.000 euros que ya recibió al pasar la segunda fase de este programa. “Para nosotros ha sido una experiencia que nos ha cambiado la vida y perspectiva empresarial. Tener cerca a gente tan preparada que nos ha ayudado ha sido impresionante. Hemos mejorado muchas cosas pero sobre todo a saber compaginar de forma adecuada la ciencia y la visión empresarial”, explica Fenoll.
Han conseguido reducir ya un 30 % del azúcar presente en frutas como la fresa y el plátano. “Elegimos la fresa primero porque es una fruta que gusta mucho y que es más fácil de tratar. El plátano cuesta más, pero también tiene muy buena acogida”, aclara uno de los fundadores. A pesar de ello, creen que se podrá extrapolar a casi la totalidad de las frutas.
El reto más grande que tienen desde Freeshakes es conseguir reducir al máximo el azúcar sin que el sabor se vea especialmente alterado. Fenoll explica que “ahora mismo podríamos llegar a conseguir más de un 60 % de reducción pero no sabemos cómo conseguir que el sabor sea bueno. De nada nos sirve conseguir reducirlo tanto si luego está malo, nadie lo consumiría”.
De este modo, lo que buscan es facilitar la elaboración de productos alimenticios aptos para intolerantes a este glúcido. Fenoll explica que “cuando el proyecto esté más avanzado queremos conseguir hacer batidos o fruta congelada. Así podríamos ayudar a que las personas intolerantes a la fructosa pudieran comer alimentos con alto valor nutricional y sin procesados, consiguiendo mejorar su calidad de vida”.
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