Fran Silvestre, arquitecto.

«España está exportando arquitectura»

El estudio de arquitectura del valenciano Fran Silvestre está ligado desde sus comienzos a la obra del escultor Andreu Alfaro. En Godella, donde el artista estableció su taller, tiene su centro de trabajo el arquitecto, que con 44 años edad, es una de las figuras más relevantes del sector. En la actualidad, Silvestre y su equipo están inmersos en diferentes proyectos internacionales en Estados Unidos y China, además del reto de construir en el puerto de València una torre eólica de 170 metros de altura que producirá energía sostenible y respetuosa con el entorno urbano. La infraestructura, financiada por el fondo privado Net de Gerrers, será capaz de abastecer a más de 1.000 hogares. “Es un proyecto que tiene una relación muy directa, además, entre ingeniería y diseño”, apunta Silvestre.

Han sido más de 10 años de investigación para aunar tecnología y belleza, además de financiación para la torre blanca que se alzará en La Marina y que cumplirá con la normativa europea que obliga en 2030 a que todos los puertos se autoabastezcan energéticamente. “Nos gusta hacer muchas cosas. Cuando nos sacan de nuestra zona de confort es muy estimulante”, señala el prolífico arquitecto, cuyo último trabajo ha sido rediseñar un barco, Topaz of Braye, una goleta turca de 20 metros de eslora que fue originalmente propiedad de un reconocido promotor musical británico.

Hacer un barco ha sido algo tremendamente inspirador porque todos los clichés que podías tener en cuanto a dimensiones para realizar una vivienda desaparecen con el diseño de un barco. Debes tener en cuenta la eficacia y la creatividad del espacio”, agrega entusiasmado, mientras invita al equipo de Economía 3 a un café en una de las amplias salas del Espai Alfaro, sede del estudio.

Este lugar es muy importante, con una gran tradición artística porque empezó siendo el sitio donde trabajaba Alfaro, con el tiempo apareció su hijo Andrés, que es diseñador de interiores y coleccionista, tiene una colección industrial brutal, y luego aparecemos nosotros, como arquitectos. Todo aglutinado produce una transversalidad imposible de conseguir. Para nosotros es muy importante concentrar en un mismo sitio talento, tradición cultural y recursos. En un sitio especial”, resalta Silvestre, recordando como fueron sus inicios. Cuando estudiaba en la Universidad Politécnica, el escultor pidió a su profesor un colaborador para que lo ayudara en varios proyectos. Así conoció a Alfaro y a su hijo, que hoy es su socio en el estudio.

Hubo un feeling muy bueno, y aunque, luego me fui al extranjero, estuve viviendo en Holanda y en Portugal, cuando volví, las primeras oportunidades en el mundo la arquitectura contemporánea me la dieron ellos. El hijo de Alfaro, Andrés, tenía también una tienda de muebles de diseño contemporáneo. Ese fue el punto de partida. Empezamos aquí, y aquí nos hemos quedado. Alfaro falleció hace 9 años. Ahora tenemos el legado y estamos articulando el espacio de manera que tenga la máxima potencia y que la transversalidad se mantenga y amplíe. Desarrollar y visibilizar el ‘hub’ que ya existe”, comenta.


Puedes leer el reportaje completo en la REVISTA ECONOMÍA 3

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