España debe impulsar la transformación digital entre los trabajadores

España debe impulsar la transformación digital entre los trabajadores

España ocupa buenas posiciones en cuanto a tecnología disponible, pero tiene que impulsar la formación y abordar la transformación digital de empresas y administraciones, ya que solo la mitad de los trabajadores tiene competencias digitales avanzadas y muchas organizaciones carecen de estrategias en este sentido.

Así lo afirma el informe del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) «Cambios Tecnológicos, trabajo y actividad empresarial: el impacto socioeconómico de la economía digital», dirigido por Francisco Pérez y elaborado por un equipo del que forma parte el investigador José María Peiró, para el Consejo Económico y Social (CES) tras recibir el XXI Premio de Investigación de este organismo.

Es fundamental que la sociedad española asuma la enorme relevancia del fenómeno de la digitalización y aborde los retos que plantea en el mercado de trabajo y para la competitividad de las empresas.

El Plan de Recuperación de la UE para combatir las consecuencias económicas del coronavirus destinará buena parte de sus fondos a proyectos que fomenten la transformación digital, lo que obliga a España a asumir un desafío que requiere la implicación de empresarios, trabajadores, gestores públicos, educadores, estudiantes y familias, según este informe.

Desde esta perspectiva, señala el director del estudio, la estrategia europea de recuperación y los recursos que aportará el programa Netx Generation de laUE son «una enorme oportunidad transformadora que las empresas y trabajadores españoles no deben desaprovechar para llevar a cabo inversiones y reformas que mejoren nuestra capacidad de crear empleo y riqueza de manera sostenible».

Falta conciencia colectiva acerca del alcance que la digitalización va a tener en los ámbitos laborales, empresariales, educativos y personales, aunque los autores consideran que la pandemia ha cambiado las percepciones en este sentido.

La magnitud de los cambios asociados al cambio tecnológico es todavía más relevante por la velocidad a la que se han incorporado en la sociedad gracias, en parte, a los precios continuamente decrecientes de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC).

En España, el 98,2% de las empresas de 10 o más trabajadores y el 95,5% de los hogares están conectados a internet. Mientras que para que el 90% de la población tuviera acceso a un automóvil tuvieron que trascurrir 74 años, solo han pasado 23 para que ese mismo porcentaje de población disponga de conexión a internet.

En el ámbito productivo, la automatización de procesos permite sustituir ocupaciones humanas por máquinas; la digitalización de bienes y servicios los transforma en información y los hace transmisibles a través de las redes, revolucionando los modelos de negocio; y el desarrollo de plataformas digitales para realizar transacciones a bajo o nulo coste modifica las condiciones laborales y las relaciones personales.

Estos son algunos de los desafíos que plantea la transformación digital que, con frecuencia, define nuevos escenarios para competir y trabajar a los que es necesario adaptarse.

España es uno de los países en los que la amenaza de pérdida de puestos de trabajo por la automatización es elevada si se centra la atención en la probabilidad de automatización de las ocupaciones, debido a su especialización sectorial y a la mayor presencia de empleos estandarizables.

Las actividades menos amenazadas por la digitalización son las creativas, cognitivas, abstractas y de interacción directa con el cliente.

Por sectores, los riesgos son mayores en agricultura, ganadería y pesca, y muy bajos en educación y en las actividades sanitarias o las de servicios avanzados; así como entre los extranjeros, los jóvenes, las personas que no continúan formándose y las de menores niveles educativos, debido a las ocupaciones que tienen. Por el contrario, los universitarios destacan por estar empleados en ocupaciones con un riesgo de automatización muy inferior al resto de trabajadores.

Algunas ocupaciones pueden llegar a desaparecer, pero en la mayor parte de los casos la digitalización no supondrá la desaparición del puesto de trabajo, sino su transformación hacia tareas más complementarias con la tecnología, explica el informe.

Recuerda que, según diversos estudios, en España, entre 2018 y 2030 se crearán entre 2 y 2,3 millones de puestos de trabajo derivados de la digitalización y para responder a los cambios va a ser necesario «un gran esfuerzo de preparación de los trabajadores, los que ya están incorporados y los jóvenes que llegan, que ha de ser conducido por las empresas y el sistema educativo«.

El informe aborda también el papel fundamental de las administraciones, pues el marco regulatorio es de su competencia, y deben garantizar la igualdad de oportunidades para que la digitalización no venga acompañada de nuevas modalidades de exclusión social, ni de incrementos de las desigualdades ya existentes.

El estudio ha sido elaborado por un equipo multidisciplinar integrado por especialistas en economía, administración de empresas, psicología social y derecho laboral. Además de Pérez y Peiró, está formado por Bruno Broseta, Alejandro Escribá, Alicia Gómez, Laura Hernández, Lorenzo Serrano y Adrián Todolí.


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