El compromiso público y social que necesita la Albufera para recuperarse

El compromiso público y social que necesita la Albufera para recuperarse

El lago de la Albufera de València no se está muriendo, sino que poco a poco se va recuperando pero necesita del compromiso decidido tanto de las Administraciones competentes (el Ayuntamiento, la Generalitat y el Gobierno central), como de los usuarios y otros sectores de la sociedad.

Así lo han asegurado desde las distintas Administraciones implicadas en la gestión de esta laguna, incluida en un Parque Natural de 21.000 hectáreas situado a 10 kilómetros al sur de València y que representa unos de los humedales más importantes del Mediterráneo.

Al igual que los científicos, los responsables políticos del lago coinciden en reconocer que uno de los principales problemas que tiene actualmente es la baja calidad de sus aguas, además de la escasez de recursos que recibe, provocada por el aumento de la demanda de agua en las cuencas de los ríos Júcar y Turia y por el cambio climático.

La propiedad, la gestión y el agua del lago

Desde el Ayuntamiento, propietario del lago, su concejal responsable y vicealcalde, Sergi Campillo, apela al Gobierno central como la Administración «clave» en estos momentos, y reclama que en la nueva planificación hidrológica del Júcar se destine una dotación hídrica mínima de, al menos, 70 hectómetros cúbicos para el lago.

También ve necesario resolver el saneamiento que envuelve a este Parque Natural y aboga por solucionar la situación del colector oeste, «claramente insuficiente y que entra en colapso cuando hay lluvias torrenciales».

«Hemos de conectar los tanques de tormenta que se construyeron hace muchos años y que no se han conectado nunca al colector oeste», así como enlazar «todo aquello que está diseminado por el parque natural, que aún aboca agua a algunas acequias y acaba en la Albufera», señala Campillo.

Desde la Generalitat también se ha reclamado una mejora de los aportes hídricos del Júcar y llevar a cabo las obras del colector oeste, al tiempo que recientemente se ha anunciado el inicio de los trámites de revisión del Plan Rector de Usos y Gestión (PRUG) de la Albufera.

En la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), responsable de la política hídrica, los vertidos, las concesiones y las autorizaciones de usos privativos del agua, coinciden en gran parte de este análisis, aunque indican que incrementar el aporte de agua limpia es «una forma de enmascarar» el problema de fondo.

A su juicio, es cierto que el aporte de agua limpia que recibía la Albufera en los años 80 del siglo XX era mucho mayor, pero también recuerdan que fue en esa década cuando tuvo mayores concentraciones de microalgas porque también recibía agua con una calidad muy mala.

Los brotes verdes

Desde este organismo destacan los esfuerzos realizados en las últimas década para mejorar la calidad del agua que llega al lago, un trabajo que, según afirman, «se está viendo recompensado» con la aparición de vegetación sumergida que no se veían desde hace 50 años y con la progresiva reducción de su eutrofización.

Recientemente el Gobierno (a través de la CHJ), la Generalitat y el Ayuntamiento han dado también un impulso al Plan Especial Albufera, donde, entre otras cuestiones, se plantean soluciones ante la problemática de la eutrofización, que da a las aguas de la Albufera el color verde actual.

Todas las medidas incluidas en este plan especial, ahora en fase de participación, serán incluidas en el proceso de aprobación del Plan de Cuenca del Júcar 2021-2027, donde la Albufera es uno de los quince temas principales en los que está centrando su atención.

El reto de remar juntos

Pero desde la CHJ advierten de que el hecho de que las medidas se recojan en el Plan de cuenca «no significa que son responsabilidad exclusiva de la Confederación», sino que cada una de las Administraciones competentes, con la colaboración de usuarios y otros sectores, debe colaborar en su impulso y puesta en marcha.

«Así será la única forma en que se consiga mejorar la calidad de la Albufera. Remar todos en la misma dirección, a veces, es difícil cuando hay intereses contrapuestos, pero si cada uno pone de su parte, se puede conseguir», afirman desde el organismo estatal.

La recuperación y protección de este Parque Natural es una de las prioridades para las tres Administraciones, especialmente en un momento en que València aspira a ser catalogada como «Ciudad Ramsar«, un reconocimiento internacional al compromiso y el trabajo por la preservación de las zonas húmedas.

Texto: Carla Aliño.

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