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Universo Josep Vicent

Universo Josep Vicent

El director artístico en el Auditorio de la Diputación de Alicante | Joaquín P. Reina

Redacción E3
Publicado a 06/01/2020 6:05

Diez ciclos de diferente temática y más de 150 conciertos componen la temporada 2019-20 que se inició en septiembre en el Adda, el Auditorio de la Diputación de Alicante. Josep Vicent es su director artístico desde 2015.

– ¿Con qué antelación se suele preparar una programación tan amplia?
– Desde el momento en que arranca, se empieza a trabajar en la siguiente. Una programación es como un puzle en construcción, pero para que funcione en su globalidad, ha de tener una línea directriz sutil. Por ejemplo, mientras preparábamos la actual, hubo un momento en que tomó vida el concepto de Universo y, a partir de ahí, todas las piezas empezaron a encajar.

– ¿Ha llegado ese momento en lo que respecta a la de 2020-21?
– Tenemos el lienzo de opciones, pero la línea directriz no está definida aún. Sí la tenemos respecto al festival de verano. Con el tiempo hemos ido descubriendo que la sala sinfónica es aún más potente en la intimidad y que se queja con las dinámicas excesivas. Partiendo de esa sensación, podemos adelantar que nuestro Fijazz 2020 va a tener como línea directriz la intimidad.

– ¿Es más difícil componer una pieza o un programa que abarque todo el universo musical?
– El hecho creativo no puede definirse en términos de dificultad. Es una virtud de los seres humanos y un gran placer. Para algunas personas es muy fácil hacer una lasaña maravillosa, cocer pan, diseñar un nuevo motor o inventar un sonido nuevo. La búsqueda del alma en la programación es un proceso creativo como cualquier otro. Al panadero, cuanto más pan, mejor le sale. Pues a mí igual. Me sale porque llevo toda la vida en esto.

– ¿Qué destacaría de la presente temporada del Adda?
– El primer elemento indiscutible es que llega en un momento en que la sociedad alicantina ya ha entendido qué significa tener una formación sinfónica estable en su ciudad. Adda Simfònica es un museo abierto a los grandes mensajes sonoros de la historia de la música, con una capacidad pedagógica y social de un valor incalculable.

Nos ha permitido además abrir la puerta a los creadores de esta tierra. Por ejemplo, en la programación sinfónica de este año por primera vez aparece Óscar Esplá o hacer un concierto integral de Rodríguez Albert o que toquen pianistas de aquí y hacer encargos a compositores alicantinos. Y todo ello en equilibrio con el resto de la programación. Estamos poniendo en valor sin complejos lo nuestro. También destacaría el festival contemporáneo, que recupera de algún modo el que se hacía en Alicante y fue en su día un referente.

– Adda Simfònica ya es una realidad. Conociendo su carácter inquieto y su curriculum… ¿Cuál es el próximo reto?
– No tengo tanta facilidad para cambiar de reto como a los 20 años. Cuando creas una conexión profunda casi a los 50 tiene unas raíces grandes. Adda Simfònica no es mi último reto. Es mi reto imprescindible ahora mismo…

– ¿Más reto que conseguir que existiera?
– Sí, porque podría haber existido pero no ser cómo es. Tiene una energía diferente. El mensaje que transmite es muy potente y aunque es indiscutible la genética que tiene el proyecto sigue siendo un reto en construcción.

-¿A quién le gustaría traer al Adda que aún no haya conseguido?
– Me encantaría que viniera la Filarmónica de Berlín con Simon Rattle al frente. Pero es un poco utopía. Nos movemos en unos márgenes presupuestarios que son muy pequeños. Aún así, trazamos estrategias para traer a los grandes. Por ejemplo, la mejor orquesta del mundo –para mí– va a estar aquí el 24 de enero: la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera de Múnich.

– Cuando se alcanzan tantas metas, ¿se moderan los sueños o se multiplican?
– No siento que haya alcanzado ninguna meta. Continuo aprendiendo. La meta es estar aquí, en el día a día. Y es muy exigente. Sigo teniendo sueños. Pero cada vez son menos materiales

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