Daniel Peña (experto en big data): “Los datos son el petróleo del futuro”

Daniel Peña (experto en big data): “Los datos son el petróleo del futuro”

El big data, asegura sin dudar Daniel Peña Sánchez de Rivera, catedrático de Estadística y exrector de la Universidad Carlos III, está transformando el mundo, sus equilibrios socioeconómicos y la realidad conocida a tal velocidad que quedarse atrás tiene efectos que pueden ser irreparables. Asia supo ver la revolución que llegaba y se encuentra liderando el cambio. Por contra, la mayor parte de Europa -incluida España- sigue anclada en unos tiempos que ya son pasado. Peña Sánchez de Rivera participó como ponente en el XXXVIII Congreso Nacional de Estadística e Investigación Operativa que se clausuró ayer viernes en el campus de Alcoy de la UPV.

– ¿De qué manera influye hoy e influirá en un futuro próximo la evolución experimentada por la ciencia de datos?

-Más que una evolución ha sido una revolución. El análisis de datos es muy reciente en la historia de la humanidad. La estadística es una disciplina muy moderna que tiene su origen en el siglo pasado. No hace tanto, la recogida de datos era un proceso caro y lento que precisaba de ordenadores muy potentes. Sin embargo, hoy un teléfono es capaz de recoger cantidades ingentes de información y analizarlas de forma instantánea. Esta revolución está influyendo en muchos aspectos. De hecho, el mundo ya no es tal y como lo conocíamos.

– ¿En qué sentido?

-Por ejemplo, las empresas más potentes del mundo ya no pertenecen al sector del petróleo o al de la automoción sino al campo de los datos.  Los datos son el petróleo del futuro. Otro ejemplo: hasta el siglo pasado los países luchaban por los territorios, mientras que hoy la riqueza de los países depende del conocimiento. Estamos ante un cambio de paradigma. Hemos pasado de la lucha por los territorios a la lucha por los datos. Hay países que a finales del siglo pasado ya empezaron a tenerlo claro y hoy son los que se han situado a la cabeza este nuevo paradigma. Es lo que ha ocurrido con Asia.  Hablamos de China, por ejemplo, pero también de otros países como Indonesia, Malasia o Singapur que han pasado de estar entre los más pobres del mundo a ser de los más ricos en un tiempo brevísimo. Ellos supieron ver pronto que el XXI era el siglo de los datos.

-Los países europeos parecen estar comportándose más como espectadores que como actores de ese cambio…

Solo el norte de Europa ha sabido reaccionar. Países del sur como Italia, Grecia, Portugal y, por supuesto, España, están claramente retrasados con respecto al resto del mundo. Se encuentran, en este sentido, al nivel de Latinoamérica. No han apostado por la investigación. Y ello a pesar de que el tiempo ha demostrado que los países que peor parados salen de las crisis, y los que más tardan también en recuperarse, son aquellos que menos  invierten en investigación.

– ¿Estamos a tiempo en España de revertir esa situación?

-En España nos ha faltado y nos falta la visión necesaria para entender lo que pasa. Por eso vamos a remolque. La innovación no está en el debate público. Los políticos no hablan de ello. Y vamos a pagar las consecuencias si no cambiamos rápido. Antes, las transformaciones sociales se producían muy lentamente, pero ahora se desarrollan con gran rapidez.  Un ejemplo claro lo tenemos en el uso de los teléfonos móviles. Su irrupción se produjo hace 15 años y su entrada masiva hace apenas diez. Y en tan poco tiempo ha introducido cambios fundamentales en la vida de las personas y en su forma de relacionarse o de informarse. Hoy es un elemento imprescindible. Sobre todo para los jóvenes, que sin el móvil, sienten que no existen.

– ¿Están concienciadas las empresas de la necesidad de adaptarse al siglo de los datos?

Por la cuenta que les trae están reaccionando. Pero se encuentran con el problema de que hay muy poca gente formada. Las universidades están respondiendo a las nuevas demandas pero eso requiere tiempo y, mientras tanto, hay un déficit grande de gente formada en las nuevas tecnologías. Junto a la inversión en  investigación, la formación ha de ser una prioridad.

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