Manuel Lecuona: «La desaparición del Impiva fue terrorífica para el tejido industrial»
Catedrático jubilado de la Escuela de Diseño Industrial de la UPV, en cuya creación participó, Manuel Lecuona ha recogido la historia del diseño industrial de la Comunitat Valenciana. La recopilación que inició cuando, a mediados de los 80, investigaba para su tesis doctoral ha dado paso al Arxiu Valenciá del Disseny de reciente creación. Durante la conversión se muestra muy crítico con casi todos los aspectos que abordamos, desde el papel de las instituciones a la relevancia del diseño valenciano.
P.- Usted participó en la creación de la Escuela de Ingeniería del Diseño de la UPV, aunque provenía de Bellas Artes.
R.- En Bellas Artes empezamos a dar cobertura a una serie de enseñanzas que hasta entonces no se daban, porque había alumnos que se planteaban ser artistas, sino que buscaban otras salidas profesionales, entre ellas, diseño gráfico y diseño de producto.
Mientras este proceso estaba en marcha, le insistíamos a Justo Nieto (por entonces rector de la UPV) que había una necesidad real de crear una escuela de diseño industrial. La UPV fue la segunda titulación de diseño en una universidad pública española, con un perfil más próximo a diseño de producto y no a una ingeniería de producto.
En aquellos años las empresas empezaban a buscar personas que dieran cobertura a la oficina técnica y al diseño que venía de fuentes externas. El perfil que salía era bastante operativo, porque organizaba dentro de la empresa las acciones básicas que debía tener una ingeniería de producto y un diseño y sabía relacionarse muy bien con el diseñador externo.
Para Lecuona, los postgrados deberían orientarse a ayudar a incorporar el diseño como un factor transversal dentro las empresas
Ahora tenemos otras necesidades, otro tejido industrial que debería haber propiciado un cambio en los planes de estudios. Debería replantearse qué capacidades necesita un alumno para después ser un especialista en diseño, tanto si trabaja para una empresa o como profesional autónomo.
No ha habido una actitud reflexiva y comprometida de los estamentos educativos tanto públicos como privados en definir cuál es el modelo más adecuado para las necesidades actuales.
Ahora estamos en la revolución digital y el concepto de mercado, de producto y de creatividad es distinto. Hay que reformular un nuevo modelo para esa nueva realidad.
Desde la UPV no dimos un buen input. Era difícil organizar departamentos que venían de ingenierías, otros de bellas artes, otros de arquitectura, de economía … Para coordinar todo eso debes tener una gran capacidad de aunar voluntades. Allí era todo muy presidencialista, con un director de escuela que organizaba a su libre albedrío.
P.- ¿Qué ha fallado en el sistema educativo?
R.- En mi opinión, el grado debería estar reformulado para que en cuatro años una persona saliera con una serie de capacidades que le permitieran integrarse en el tejido industrial.
Los postgrados deberían ser una especialización hacia aquellos territorios en los que todavía el tejido industrial no ha llegado: gestión del diseño, diseño estratégico, estudios de mercado desde la óptica del diseño … personas preparadas para ayudar a la empresa a incorporar de una forma efectiva el diseño dentro de su estructura. El diseño como un factor transversal, más ligado a la innovación, con factores de incrementar la creatividad … en suma, de modificar el posicionamiento de las empresas en el mercado.
P.- Incluso su tesis estaba enfocada al diseño
R.- Sí, es el primer doctorado que se hace sobre diseño en España. El tema de mi tesis era un poco por qué en València los diseñadores y las empresas no se entienden.
Fue en el periodo 84-86. Hice todo un rastreo y detecté una serie de peculiaridades de la Comunitat Valenciana respecto a Cataluña y el País Vasco, que éramos los tres focos fundamentales.
P.- Coincide también con toda la época de la política de promoción del diseño realizada por el Impiva.
R.- El Impiva y la red de institutos tecnológicos fueron un invento excepcional. Éramos la envidia de Europa, con un equipo muy curtido y con las ideas muy claras que fue realmente efectivo para una industria que se estaba transformando.
En los 90, cuando llega al Consell el PP, toda esa política industrial va al limbo. Por desgracia, la desaparición del Impiva fue terrorífica. A lo mejor ahora estaríamos en otra situación tanto en tejido industrial como en posicionamiento y aquél espíritu no se ha recuperado.
La nueva generación de diseñadores no ha roto el techo de la generación de los «próceres»
P.- Pero hemos disfrutado de una generación de oro en diseñadores.
R.- Esa generación empieza a morirse. Hay que vaciarlos, como ha ocurrido en Barcelona, porque van a morir con las botas puestas.
P.- ¿No tiene relevo esa generación?
R.- Ocurre como en Italia, donde no hay generaciones que se hayan opuesto a los Castiglione, Mendini, Sottsass … Hasta que no se mueren no dan pie a que otros emerjan.
De los que han pasado por mis manos, Víctor Carrasco (Viccarbe), Luis Calabuig (OdosDesign), Alberto González (Zumex), Alberto Ales (Expormim) … todos ellos han tenido un techo que han marcado nuestros grandes.
Tampoco el nivel de internacionalización no ha sido el mismo que el de otros diseñadores europeos.
Ahora los nuestros quieren internacionalizarse, quieren ver otros mercados porque con éste no es suficiente. El caso de Víctor Carrasco es específico. Ha dado un salto muy grande sobre empresas que estaban muy por encima de él. Tenía una buena formación en diseño y una actitud que le han dado una visión distinta frente a sus competidores próximos y, claro, sale disparado.
«A nivel estratégico, el diseño no está integrado en las empresas»
P.- ¿Se puede hablar de un diseño propio valenciano?
R.- En absoluto, ni siquiera en la época de La Nave.
P.- De los diseñadores actuales ¿cuáles cree que tienen un estilo reconocible?
R.- A ninguno. Mira cuantos están introducidos en las grandes empresas. En el sector azulejero, a lo mejor alguna empresa le pide a un modisto que le haga una serie de azulejos, pero poco más. Pero eso no es una caracterización.
P.- ¿Y en las empresas?
R.- Tampoco hemos tenido empresas líderes a nivel mundial que se sitúen en el segmento premium. A nivel estratégico, el diseño no está integrado en las empresas. Les falta madurar esas actitudes que te permiten estar en el segmento premium. Antes había un sector medio muy amplio, pero ahora hay mucho low cost y poco premium y es difícil traspasar la línea aunque estés en el sector medio alto.
Para estar en premium hace falta no sólo tener valores en la empresa, sino saber comunicarlos, que sea una cultura horizontal. El problema es que las empresas siguen siendo muy piramidales y el diseño exige que sean los estamentos medios -marketing, diseño y a lo mejor ingeniería- sean los que tomen decisiones importantes
Algunas lo han conseguido, como Expormim, porque hemos incorporado el diseño estratégico, pero ha sido un proceso de doce años de capacitar al personal, de crear nuevas líneas de producto … y al cabo del tiempo vienen los resultados. Hay más, claro, como Inbani, LZF-Lamps, la ya citada Viccarbe, Cerámicas Vives …
«Pienso que hoy por hoy no tenemos un discurso para ser capital mundial del diseño», afirma Lecuona
P.- Usted ha recopilado buena parte de la historia industrial del siglo pasado
R.- En 1984, cuando estaba preparando la tesis doctoral, encuesté a 175 empresas de los diferentes sectores. Iba a visitarles y pedía que me enseñaran documentación anterior … un desastre, las ratas comiéndose los papeles. Así me fui haciendo con la historia de las empresas que me fueron cediendo el material, como Martínez Peris.
Luego llegaron Gasisa, Curvadora Valenciana, La Mediterránea (que Silvia hizo un trabajo maravilloso, todo organizado), Mariner hasta los años 30; Martínez Medina …
Con el Impiva hicimos un trabajo sobre Payá, dónde se descubrió una habitación oculta donde habían escondido todas las matrices de todos los juguetes de hojalata. Hubo que ir casando los moldes con los productos para ver qué correspondía con qué.
Cuando me jubilo, ofrezco el material a la UPV y me dicen que no quieren saber nada. Y estaba pendiente de recibir lo de Punt. Me veía mandándolo todo a Barcelona, que allí sí lo querían.
Vicent Martínez y yo empezamos a tirar cables por todos lados. Nos ayudo mucho Carmen Alborch, a pesar de que ya estaba muy enferma.
Ahora estamos con los fondos de Mocholí, que fue una empresa importantísima en la Feria y, cuando tengamos claro el espacio, vamos a incorporar los fondos de Federico Giner, desde el primer pupitre que fabricaron. También contamos con documentación de un fabricante de muebles de cocina cuyo material está perfectamente catalogado y hasta de un fabricante de cajas fuertes.
P.- ¿Estamos preparados para ser la capital mundial del diseño?
R.- Soy escéptico. Conozco muy de cerca la de México DF, incluso he participado en actividades. En ese caso, la Unesco presionó muchísimo para que se lo llevara. Además había un ideario de una ciudad muy cosmopolita, pero con planteamientos indígenas y problemas de gran urbe y de mestizajes.
Pienso que hoy por hoy no tenemos un discurso. Si fuéramos serios nos pondríamos a trabajar para que dentro de 10 años tengamos un ideario para ser capital del diseño. Mira Barcelona, donde hay una historia o el vuelco que ha dado Bilbao. Creo que nos lanzamos de una forma muy inconsciente. Una candidatura de ese tipo debe estar muy bien vertebrada.
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