Jueves, 25 de Abril de 2024
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Soledad Sevilla, el colorido espectáculo de una mirada microscópica

Soledad Sevilla, el colorido espectáculo de una mirada microscópica

Es una anécdota conocida en la Historia del Arte la respuesta de Salvador Dalí a la pregunta sobre qué salvaría del Museo del Prado si ardiera en llamas. El genio respondió que «Dalí se llevaría el aire, y específicamente el aire contenido en Las Meninas». Ignoro si Soledad Sevilla (València, 1944) recordó esas palabras cuando realizó su serie de acrílicos de gran formato sobre la obra de Velázquez a principios de los 80; pero al observarlos, uno siente que puede introducir la mano a través de su estructura reticular y aspirar ese mismo aire que Dalí hubiera rescatado.

Fundación Bancaja inauguró ayer su exposición Soledad Sevilla. El sentimiento del color, con la que arranca su temporada 2019. Se trata de la primera muestra de carácter retrospectivo sobre la artista que tiene lugar en su ciudad natal. Como confirmó el presidente de la Fundación, Rafael Alcón, Soledad Sevilla reúne los requisitos principales que marcan la línea expositiva del centro: es una artista valenciana, algunas de sus obras más importantes pertenecen a los fondos de la colección y su figura es de proyección internacional. Además, «aunque el objetivo del arte es la emoción, también lo combina en ocasiones, como en este caso, con la investigación sobre las posibilidades sensoriales del espacio, del color, de la luz y del tiempo», afirmó Alcón.

María de Corral (directora del Reina Sofía entre 1991 y 1194) y Lorena Martínez, madre e hija, han sido las encargadas de ordenar las 49 pinturas, muchas de ellas procedentes de una quincena de entidades colaboradoras, que abarcan desde 1975 hasta 2018. «Soledad Sevilla siempre ha trabajado en series, y pensamos que lo interesante era explicar el desarrollo de su obra a través de ellas, añadiendo algunas otras pinturas aisladas que funcionan como bisagra», señaló de Corral. Además de la ya mencionada serie sobre Las Meninas, también protagonizan la exposición La Alhambra y Los Toros, en las que las distintas manifestaciones de la luz -especialmente en su reflejo sobre el agua-, y las sensaciones que producen en la mirada de la artista, se representan mediante rígidas tramas geométricas. En Insomnios, la artista se desempeña en extraer la materia de la oscuridad; y sólo en la serie Los Apóstoles se ofrecen pistas figurativas al espectador, hasta que finalmente se desintegran en tonos blancos y rosados.

La mayoría de las piezas son de gran formato, muchas de ellas sobrepasando los dos metros de altura. Como un limón casi blanco (1988) es un buen ejemplo de hasta qué frontera Soledad Sevilla es capaz de agudizar su mirada; hasta una reconstrucción microscópica, a escala casi molecular, de superficies trabajadas en varias capas; una especie de ultradetallismo abstracto inspirado en la propia naturaleza. Como recordó la comisaria Lorena Martínez, «la abstracción proviene siempre de la figuración».

Soledad Sevilla

«Hotel Triunfo». Óleo sobre tela. 1998. | E3

De hecho, la artista comenzó su carrera volcándose en estructuras puramente geométricas y de colores intensos, que parecen fragmentos de una serie infinita que el espectador debiera completar. Esas formas geométricas derivaron en las características estructuras reticulares, que aunque pueda ser el primer aspecto que relacionemos con su producción, desaparecieron hacia principios de los años 90. En las obras correspondientes a esa época ya aparece cierta idea de pureza geométrica inspirada en motivos vegetales, que se puede comprobar en obras de gran profundidad cromática como Ciprés (1998).

Y una cuestión aparte es la instalación Te llamaré hoja, iniciada en 2005 y terminada exactamente en el lugar de la sala de la Fundación en la que está expuesta: 3,50 x 9,45 metros de hojas acumuladas entre sí y aplastadas contra la pared que, como declaró la autora, «posee un doble carácter de dibujo y escultura, además de producir una sensación entre placentera y perturbadora». Se trata de un proyecto que Soledad Sevilla dejó inacabado la pasada década, y fueron las comisarias de la exposición quienes le sugirieron completarla.

La artista también declaró que la exposición ha significado para ella «una doble alegría, porque refleja mi lenguaje a una gran magnitud y es en mi ciudad natal». Añadió que «una exposición retrospectiva es un ejercicio de introspección necesario para los artistas. Nos enfrenta no sólo a un recorrido sobre nuestra obra, sino también sobre nuestra vida, y que nos hace volver a entrar en ellas con una energía renovada», concluyó.

Primera colaboración de Bankia

En la presentación estuvo presente el director corporativo de la Territorial de Bankia en Valencia y Castellón, Jaime Casas, quien calificó el día de ayer como «especial», al tratarse del «inicio del ciclo de colaboraciones de Bankia con la Fundación Bancaja». Casas recordó que «Bankia es una entidad valenciana de nacimiento, y aunque ya estábamos colaborando en las actividades sociales de la Fundación, ahora entramos también en las culturales. Era una deuda que teníamos con la sociedad valenciana», declaró.

Hasta el 30 de junio podrá visitarse Soledad Sevilla. El sentimiento del color. Y del espacio.

 

 

 

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