La jornada empresarial sobre liderazgo de la mujer organizada esta mañana por Economía 3 ha recogido la opinión de ocho dirigentes femeninas en puestos de alta responsabilidad. En primer lugar, Gemma Jimeno, moderadora de la mesa redonda y redactora de la revista, les ha preguntado por su experiencia como líderes y mujeres.

Mónica Alegre, directora comercial de la empresa familiar Industrias Alegre, cuyos principales clientes pertenecen al sector de la automoción, ha indicado que es «la única mujer en el equipo directivo desde 2005, este sector es muy masculino».

Amparo Bertomeu, directora general de Anieme y presidenta de AED en la Comunitat Valenciana, ha explicado que “es una lucha importante estar al frente de la AED, un espacio tradicionalmente reservado para los hombres, y donde todavía hoy sigo siendo la única representante femenina por comunidades”.

La presidenta del Gremio de Comerciantes Textiles de la Comunitat (Grecotex), Isabel Cosme, ha opinado que «las mujeres le tenemos un poco de ‘aversión’ al riesgo, y ser empresaria es una actividad de alto riesgo. Presido una asociación empresarial desde hace más de once años, y en muchos foros sigo siendo la única mujer. Por tanto, queda mucho por hacer, pero es innegable que la representatividad está avanzando».

En cambio, Cristina del Campo, directora general de Redit, se ha mostrado más escéptica y ha reconocido que «estamos consiguiendo buenos resultados, pero a este ritmo solo dentro de cien años habrá paridad, y me parece un poco tarde”. En la misma línea, Vicenta Pastor, directora general de Urbem, ha declarado que «todavía tenemos que inventarnos prácticas y políticas para darle voz a las mujeres,tenemos que conseguir que la meritocracia sea real»

Yolanda Tomás, consejera delegada y directora de Desarrollo de Producto de la multinacional Istobal, ha indicado que «hace veinte años no había ninguna mujer en puestos de responsabilidad en la empresa; hoy, Istobal tiene mujeres en todos sus departamentos, en muchos casos liderándolos como es el caso del de I+D, y cuenta con un 50% en su Consejo de Administración». Por último, Rocío Vidal, directora general de Qmarketing, ha añadido que «vienen generaciones mucho más abiertas con círculos mucho más igualitarios. Sin embargo, siguen faltando mujeres en el ámbito industrial y tecnológico«.

Diferencias en el ejercicio del liderazgo entre hombres y mujeres

En la segunda ronda de intervenciones las ponentes han comparado el liderazgo masculino y femenino. Así, Isabel Cosme ha apuntado que «el liderazgo masculino siempre ha sido más presencial, de muchas horas y acabar tarde, miestras que nosotras somos más intensivas».

Rocío Vidal ha definido a las mujeres como líderes más empáticas y más exigentes y Yolanda Tomás ha añadido que «las mujeres trabajamos muy bien en equipo». Además, Amparo Bertomeu, ha señalado que «las mujeres tendemos a compartir conocimientos sin interponer tantas barreras, sabemos negociar mejor y tenemos un alto nivel de adaptación«. Hablando de adaptación y responsabilidades, María Guijarro, subdirectora de investigación de ESIC, ha reconocido que «he llegado a sacrificar parte de mi baja maternal porque he querido».

¿Seguiremos hablando de estos temas en 20 años?

A modo de conclusión, el panel de dirigentes ha pronosticado cuál será la situación del liderazgo femenino en un futuro cercano. Así, Mónica Alegre piensa que «todo va tan rápido que en 20 años podríamos sorprendernos, pero aún falta mucho camino». A esa visión esperanzadora también se ha sumado  Yolanda Tomás, quien hecho notar las diferencias generacionales: «Hoy a muchos hombres les gusta hacer cosas en el hogar, recoger a los niños y estar con ellos. Pienso que van a asumir el liderzgo de las mujeres de una forma más natural en el futuro próximo».

Sin embargo, María Guijarro ha introducido cierto pesimismo apuntando que «aunque haya mejoras, dentro de 20 años quedrá mucho camino por delante todavía». Cristina del Campo tampoco se ha mostrado muy convencida y ha manifestado que «esta sala es una burbuja- refiriéndose a la jornada– porque estamos en una sociedad machista y cambiar la cultura es difícil. Y sí, estaremos mejor dentro de 20 años, pero no como tocaría».