El BE prevé un descenso de la tasa de paro hasta el 13% a finales de 2019
Todo apunta a una prolongación de la fase de expansión de la economía española a lo largo del período 2017-2019, apoyada en las ganancias de competitividad acumuladas desde el inicio de la crisis, los avances en el proceso de desendeudamiento del sector privado y la persistencia de unas condiciones financieras favorables, a lo que contribuye la orientación acomodaticia de la política monetaria. Esta es la conclusión del último informe macroeconómico publicado por el Banco de España.
Moderación del crecimiento
A medida que vayan trascurriendo los meses, se espera que tenga lugar una moderación del crecimiento de la actividad y del empleo. El crecimiento del PIB se situaría en el 3,1 % este año, y se moderaría hasta el 2,5% y el 2,2% en 2018 y en 2019, respectivamente. En comparación con las proyecciones publicadas el pasado mes de abril, estas cifras suponen revisiones al alza de tres décimas en el crecimiento del PIB previsto para 2017 y 2018. Estos cambios se producen como resultado de una evolución reciente en el ámbito nacional e internacional más favorable. El avance del PIB continuará sustentándose en la demanda nacional, para la que, no obstante, se prevé una prolongación de la desaceleración observada en 2016. Por su parte, la demanda exterior neta continuaría ejerciendo una contribución positiva a lo largo del horizonte de proyección.
Más empleo
Las previsiones incorporan el mantenimiento de ritmos elevados de creación de empleo, que se irán moderando en los próximos dos años, en consonancia con el perfil esperado para la actividad. El aumento de la ocupación permitirá descensos adicionales de la tasa de paro, que disminuiría hasta el 13% a finales de 2019.
Inflación ralentizada
En el ámbito de la inflación, tras el intenso repunte del Índice de Precios de Consumo (IPC) a principios de 2017, se espera una ralentización en el resto del año, como resultado del descenso del precio de la energía. Por el contrario, el BE prevé un ligero incremento de la inflación subyacente, a causa de una brecha de producción cada vez menos negativa. Como resultado, se prevé un aumento del IPC del 2% en 2017 y del 1,3% y 1,6% en 2018 y 2019, respectivamente. En comparación con el informe publicado en marzo, la inflación general se revisa a la baja en dos décimas en 2017, ya que la evolución reciente de los precios de consumo ha sido menos dinámica que la prevista y los precios del petróleo han sido inferiores a los esperados.
Posibles reformas estructurales
El contexto europeo podría propiciar un endurecimiento adicional de las condiciones financieras globales e incertidumbre asociada al Brexit. Por otra parte, el elevado endeudamiento público nacional subraya la necesidad de moderar los costes financieros futuros, reducir la vulnerabilidad de la economía ante un eventual endurecimiento de las condiciones de financiación y restablecer una cierta capacidad de maniobra de la política fiscal ante eventuales perturbaciones. Además, la mejora de las perspectivas de crecimiento de la actividad y el empleo de la economía española en el medio y largo plazo requiere profundizar en la aplicación de reformas estructurales en distintos ámbitos.