Estación de autobuses diseñada por Goerlich

Unos meses antes del advenimiento de la República, unos promotores privados propusieron a la ciudad la construcción de una estación de autobuses. El proyecto fue del arquitecto municipal Javier Goerlich, que dejó su impronta racionalista en un diseño que jamás se hizo realidad a causa de la crisis económica y, más tarde, de la guerra civil.

En 1931, cuando se hizo público el proyecto, Las Provincias publicó un esquema de las líneas de autobuses interurbanos que tenían su cabecera esparcida por los cuatro puntos cardinales de la ciudad. València estaba conectada con Burriana, Segorbe y Sagunt por el norte, con Chelva y Requena hacia Madrid, con Cullera, Gandia y Dénia por el sur, con Alicante y Ontinyent y con numerosos pueblos de La Ribera, además de Xàtiva.

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La información que el periódico publicó indicaba que València capital estaba conectada por líneas de ferrocarril con una extensión de 550 kilómetros, mientras que por autobús estaba servida por una red de 3.600 kilómetros en total.

Tras la guerra, los autobuses interurbanos se concentraron en diversos lugares inadecuados de la ciudad. Si el primer proyecto se quiso ubicar en el Llano del Remedio (entre Navarro Reverter y el cauce del Turia), más tarde hubo paradas de autobús en los solares de San Agustín y junto a las torres de Serranos.

Finalmente, se construyeron dos estaciones de autobuses en los años 70. La sur, en General Urrutia, fue derribada poco después y la norte subsiste, en pésimas condiciones, en el momento presente. La idea de una estación intermodal bien conectada con el ferrocarril sigue siendo un sueño pendiente de València.