Juan Carlos Cubeiro: «Sin liderazgo, las empresas desaparecen»

Juan Carlos Cubeiro: «Sin liderazgo, las empresas desaparecen»

Juan Carlos Cubeiro es un de los mayores expertos en gestión del talento y liderazgo en nuestro país. Head of Talent en ManPowerGroup, imparte clases también en la Universidad de Deusto, Esade y el CEU San Pablo, además de ser un solicitado conferenciante. Esta mañana ha hablado de liderazgo innovador en el acto convocado por la Asociación Española de Directivos, ante una nutrida audiencia. 

DSC_0467P.- ¿Cómo define el liderazgo innovador?

R.-. En el Foro Económico Mundial de Davos el tema ha sido, precisamente, el liderazgo innovador, porque en un mundo tan cambiante y tan convulso como el que estamos el liderazgo es el debe darnos las respuestas. El liderazgo es innovador en el qué y en el cómo.

Innovador en el qué, porque históricamente hemos confundido liderazgo con jefatura. Ahora, con los milenials que vienen y con el desempleo que hay, resulta que tenemos escasez de talento. El talento no quiere trabajar para jefes jerárquicos, sino para líderes de verdad; líderes que gestionen bien la carrera profesional de estas personas, que sean felices y den lo mejor de sí mismos.

Sin liderazgo, las empresas desaparecen. En los últimos años, la mortalidad de las empresas se ha multiplicado por cinco. La esperanza de vida de las compañías en la actualidad está más cerca de los 10 años y mueren porque no se adaptan, sólo el 20% se sienten comprometidos.

P.- En la Comunidad Valenciana la empresa familiar está por encima del 85% y resulta complicado evolucionar en el tema del liderazgo

R.- Afortunadamente está cambiando. Las nuevas generaciones asumen que necesitan un liderazgo innovador. Estas pequeñas y medianas empresas, más pequeñas que medianas, deben tener un modelo de liderazgo propio, es la única forma de gestionar el talento.

El talento puede estar en una empresa pequeña o una empresa grande; una multinacional o una empresa familiar. 

P.- ¿Sobre qué bases se asienta el liderazgo innovador?

R.- Hay tres cosas fundamentales: marcar las pautas, tener una visión estratégica (cuanto más complicado es el mundo, más necesitamos una visión); un equipo, porque no hay equipo sin líder ni líder sin equipo, y generar la energía específica que obtenga compromiso, que lo acelere todo. 

Hablaremos de tres modelos, el modelo scarf en el que básicamente a la gente hay que darle status, importancia, certezas, autonomía, relación y equidad; el i4 de Silvia Damiano: inspiración, integrador, imaginativo e intuitivo, y un modelo que es de 2017 basado en la oxitocina, la hormona de la confianza, de Paul Zak. Ha demostrado que las empresas que más confianza generan en su gente son las que generan mejores resultados. Algo que tiene que ver con el reconocimiento, la autonomía … sentido común, pero no práctica común, porque todavía tenemos un 40% de jefes que no son líderes, son jefes tóxicos: personas engañosas, mentirosas …

P.- Hablamos de gestión del talento, ¿cómo se consigue atraer al talento, que trabaje para nosotros?

R.- Esa es la clave. Si tienes gente con talento triunfas. Si no, fracasas, vas a morir como compañía. Hay que integrar, inspirar, dar confianza … y eso supone cambiar completamente la agenda. El ejecutivo está más a los números que a las personas y menos a las personas y eso debe cambiar.

P.- ¿Cómo está el directivo español de calidad?

R.- El Foro Económico de Davos mide precisamente la calidad directiva, que supone el 60% de la productividad de la empresa. Desgraciadamente en estos ocho años de crisis, España ha caído bastantes posiciones, de la 27 que ocupaba en 2008 a la 59 actual. Hemos perdido 32 posiciones, porque esta crisis si se ha resuelto ha sido perdiendo poder adquisitivo y perdiendo calidad directiva. 

Tenemos algunos directivos muy buenos, como Pablo Isla, uno de los tres mejores CEO’s del mundo, según la Harvard Business Review, pero son excepciones. No tenemos una calidad directiva demasiado alta. 

¿Qué hay que hacer? Formarse más, pero también utilizar el coaching que en otros sitios como los países nórdicos o Estados Unidos es imprescindible, pero aquí todavía no. Hay que motivar a la gente para que se mueva. Para ser un buen líder, un buen directivo hay que estar permanentemente formándose. Nosotros hablamos de las 3 «e»: educación, exposición y experiencia. En liderazgo no sirve sólo leerse un libro, hay que practicar, tirarse a la piscina.

P.- Mientras que en la empresa se apuesta por un liderazgo innovador, en otros ámbitos como la política vemos todo lo contrario. 

R.- Estamos viviendo el populismo, tratar de solucionar problemas complejos con respuestas sencillas. Es lo que está pasando con Trump. Marine Le Pen o Podemos. Eso no es liderazgo, es caudillismo. No saben marcar la pauta ni formar equipo, lo que hay es obediencia y fe. Es la gran diferencia: a los caudillos se les obedece y a los líderes se les sigue. 

Tenemos que vivir esta etapa de la historia. Estamos en una era en la que el talento es más escaso que el capital.

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