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El binomio Universidad-empresa necesita un plan de acción, constancia y financiación

Redacción E3
Publicado a 15/12/2016 9:05

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El binomino Universidad-empresa es posible pero para ello, las industrias deben transmitir a la Universidad cuáles son las parcelas de conocimiento que más les interesan como una fórmula para adaptar mejor la oferta a la demanda. Por su parte, la Universidad tiene que asumir que ya no es el guardián del conocimiento y que Google se ha convertido en una de sus principales amenazas. Pero, ¿cómo se enfrenta a ella? Aportando un valor diferencial: ayudando a sus alumnos a ser útiles en un mundo en constante cambio. 

Economía 3 y la Universidad Europea de Valencia (UEV) han congregado a un grupo de empresas para definir cual sería la relación propicia entre la empresa y la Universidad en el nuevo modelo económico y productivo al que nos dirigimos.

Para dilucidar dicha cuestión, en la mesa de debate participaron Juan Morote, rector de la Universidad Europea de Valencia (UEV); Fran Alapont, director general de Grúas Alapont y socio fundador de Hormigestión; Ángela Pérez, directora ejecutiva de Imegen; y Fernando Ibáñez, director general de Ética.

 

La primera cuestión que trataron fue la forma en que deben trabajar, de manera coordinada, ámbitos como la educación y la empresa para definir un nuevo modelo productivo y cómo debería vehicularse.

Fernando Ibañez

Fernando Ibañez

El primero en romper el hielo fue Fernando Ibáñez (Ética) que se mostró partidario de que la educación y la empresa estén coordinados. En su opinión, no hay comunicación real entre ambos segmentos “pero no solo en Valencia, en toda España”. Incidió también en que “desde el ámbito de la educación no se están ‘sirviendo’ los profesionales que las empresas demandan. Aunque debemos reconocer el esfuerzo que está haciendo la Universidad Europea de Valencia en este sentido, todavía nos queda mucho camino por recorrer para igualarnos a países como EE.UU. donde hay una comunicación más fluida y la Universidad es más flexible, sobre todo la privada, a la hora de diseñar nuevos programas”.

Ángela Pérez por su parte, introdujo dos nuevas variables en el debate: la necesidad de contar con una política sostenida en el tiempo en cuanto a educación y financiación. “Para cambiar el modelo productivo va a ser necesario mantener un patrón educativo que no cambie conforme varía el color político del Gobierno y, sobre todo, dinero para conseguir que en las universidades no se piense tanto en cuál será la salida laboral de sus egresados sino en qué podrían hacer, ya que todo el mundo no va a ser emprendedor”, incidió.

A su juicio, el primer paso debe darse desde el ámbito educativo ya que “por más que hablemos de innovación y de industria, si los egresados no están pensando en ver cómo se está haciendo en otros países o informándose en internet qué podrían traer  a España de otros países para implementarlo, no conseguiremos nada”.

Ángela Pérez

Ángela Pérez

También quiso dejar claro que cuando habla de cambiar el modelo educativo se refiere a que los profesores dejen de ser reacios a que “montar una empresa para ganar dinero es algo de lo que hay salir huyendo”. De esta situación, precisó, “todavía queda algún resto”, aunque en estos momentos el péndulo está en el sentido contrario y “ahora todo el mundo debe ser emprendedor”. Con lo cual, sentenció, “ni el profesor debe ir a la cárcel por querer ganar dinero o querer que lo ganen sus alumnos, ni todo el mundo ha de ser emprendedor”.

Ángela Pérez propuso “dar pequeños pasos sostenidos en el tiempo que tienen que estar financiados para que haya opción de ver otras cosas, de atraer personas interesantes a las universidades, para desplazar a los universitarios a otros sitios… ya que debemos conocer la realidad de otros países que es diferente a la española”.

Para Fran Alapont en cambio, “tanto las empresas como las universidades y los centros tecnológicos van por su lado”. A su juicio, el reto consistiría en “crear un ecosistema en el que confluyeran las tres partes de la ecuación: por un lado, los centros tecnológicos deberían indicar a empresas y universidades por qué camino están yendo y qué innovaciones tienen; por otro lado, las empresas deben informar a los centros tecnológicos sobre lo que están requiriendo;  y, por otro, a la Universidad qué profesionales van a querer en el futuro y, al mismo tiempo, retroalimentar a la Universidad y centros tecnológicos para formar esos nuevos profesionales y los investigadores que se pongan a trabajar en ello”. En definitiva, precisó, para que la ecuación funcione, “un apéndice de la Universidad debe estar en la empresa y un apéndice de la empresa en los institutos tecnológicos”.

Juan Morote

Juan Morote

El rector de la Universidad Europea de Valencia (UEV), Juan Morote hizo hincapié en la urgente necesidad de “romper el monopolio de la docencia en la Universidad”. A su juicio, esta lleva demasiado tiempo profesionalizada “teniendo en cuenta que las personas que dan clase en ella son profesionales de la educación y, en muchas ocasiones están muy preocupados por su investigación, algo que está muy bien, pero provoca que la formación del alumno esté alejada de la realidad”. Por tanto, abogó por la incorporación de “aire fresco” en los cursos superiores de todos los grados: es decir, profesionales que no provengan de la educación y sí del mundo de la empresa porque “en la Universidad debemos tener claro que no enseñamos profesiones, formamos para ejercer profesiones”.

En este sentido, Morote propuso “oxigenar la Universidad contando con profesionales que se dediquen solo a la Universidad y otros profesionales que vengan esporádicamente a prestar un conocimiento experiencial real para a fin de poner en contacto directo a las universidades con la realidad empresarial”.

Por su parte, Fernando Ibáñez comentó que en algunas universidades están invitando a los profesionales que provienen de la empresa a que se hagan doctores ya que “si estas tienen más doctores en su panel de profesores cuentan con más prestigio. Con lo cual, desde la docencia, a los que nos dedicamos a dar clase desde el mundo de la empresa nos están empujando a ser más profesionales de la educación y menos profesionales de la empresa”, recalcó.

En esta línea, Morote explicó que el problema con el que se encuentran algunas universidades es que “el colectivo de profesionales que tienen con mayor antigüedad debe reciclarse a la vez que se debe dar paso a aire fresco en los claustros”.

¿Nos dirigimos hacia un nuevo modelo productivo?

2016-nov-mesa-uev-Morote-MartinezOtra de las cuestiones tratadas por los participantes fue hacia dónde se dirige el modelo productivo valenciano. ¿Aparecerán nuevos sectores en detrimento de otros o se potenciarán nuevas ramas del conocimiento?

Para Juan Morote, el cambio de modelo productivo no va a suponer que sectores como la automoción, la construcción, el transporte o el azulejo, etc., dejen de ser importantes para la Comunitat. “Lo que estamos diciendo es que el modelo productivo debe ser equilibrado y sostenible en el tiempo y lo que tenemos que hacer es buscar cómo generar mayor valor en lo que hacemos y no mayor volumen”, destacó. 

En esta línea, Morote recomendó centrarse “en los sectores en los que somos buenos para ser todavía mejores” y destacó la importancia en la Comunitat de un sector emergente como el biotecnológico pero, advirtió que “no podemos abandonar al sector turístico, por ejemplo, ya que representa el 12 % de nuestro PIB”. Con lo cual, “debemos replantearnos el modelo en su conjunto en los distintos sectores”. Para ello, aconsejó “desarrollar una serie de acciones coordinadas y sostenidas en el tiempo para que ese modelo se pueda reequilibrar, que es lo que no se está produciendo”.

Por su parte, Ángela Pérez se mostró crítica ante la idea de ‘nuevo modelo productivo’ ya que “hablamos demasiado de cómo deberían cambiar las cosas y tenemos muy claro cómo querríamos que fueran pero, en realidad, se habla y se invierte poco en que las cosas sean diferentes. ¿Cuántos años llevamos hablando del nuevo modelo? Y sin embargo, ¿cuánto ha cambiado desde que utilizamos este vocablo? Poco”, analizó.

La CEO de Imegen mostró su preocupación ante una sociedad y una industria que ha de basarse en el conocimiento y la necesidad de dar empleo a mucha gente. “El hecho de que tengamos una tasa de paro tan alta, –razonó–, hace que aceptemos cualquier cosa cuando deberíamos ser más exigentes y atender las necesidades que tenemos. Tenemos una Universidad y unos jóvenes muy bien formados, no tenemos nada que envidiar a otros países vecinos y aprovechamos mal el conocimiento que generamos”. Con lo cual, continuó, “si queremos un nuevo modelo productivo debemos aprovechar las nuevas hornadas de gente bien formdas ya que, bien orientadas, pero de una forma sostenible y con dinero, pueden cambiar un poco las cosas”.

Asimismo, para Ángela Pérez “solo hace falta que haya un porcentaje alto de profesores que motiven a sus alumnos a mirar lo que ocurre fuera y arriesguen e inviertan tiempo en que empresas como la que yo dirijo sean hoy una realidad”.

Con lo cual, continuó, “podremos hablar de ‘nuevo’ modelo productivo cuando tengamos herramientas para poder poner en marcha algo que nos lleve a ese nuevo modelo. Aunque si la educación y las políticas en esta línea siguen como hasta ahora no vamos a tener un nuevo modelo, solamente pasarán cosas nuevas cuando al resto de países les ocurran cosas que afecten indirectamente a nuestro país”, concretó.

Fran Alapont

Fran Alapont

Por su parte, Fran Alapont se mostró partidario de no cambiar los sectores tradicionales que funcionan, “no hace falta cargárselos, simplemente hay que potenciarlos con mejoras y más tecnología”.

Alapont informó que su sector, el de la construcción, fue el gran castigado por la crisis y no se tuvo en cuenta que muchas de sus ramificaciones funcionaban y que derivó en una crisis más importante.

Fernando Ibáñez coincidió con Fran Alapont en que la crisis se ha llevado por delante empresas y sectores enteros. “Las empresas que hemos sobrevivido ha sido gracias a la innovación y a los cambios que hemos incorporado dentro de nuestro propio sector”. Entonces, ante una crisis como esta y “se estará gestando la siguiente porque son ciclos”, Ibáñez pronosticó que “las empresas que no tengan esa cintura en innovación lo van a seguir pasando mal ya que se puede innovar en cualquier sector en producto, modelo de negocio, mercados…”.

Sobre hacia dónde va el modelo productivo valenciano, Fernando Ibáñez se decantó por la sostenibilidad, “un concepto global por el que están apostando las empresas vía responsabilidad social corporativa (RSC), diversificación, etc.”. A pesar de todo, consideró que para que “la próxima crisis no nos hunda debemos apostar por diferentes fuentes de negocio y no crear burbujas como ha ocurrido en sectores como la construcción o el financiero”.

Ibáñez también puso sobre la mesa otras reflexiones como ¿la crisis ha hecho que seamos mejores o peores personas? ¿Nos hemos dado cuenta de que tenemos que ganar dinero a toda costa o hemos aprendido algo de la crisis? En su opinión, “las empresas sí han aprendido” ya que según su propia experiencia profesional sobre RSC, “las sociedades están invirtiendo en cambiar sus modelos productivos tanto por convencimiento como por regulaciones de su sector”. A pesar de todo, Ibáñez reiteró en que “vamos a un modelo de empresas conceptuales donde el producto empieza a dar paso a un concepto de empresa que respeta el medioamabiente, la salud… ya que si no es así por muy bueno que sea el producto/servicio que oferta va a perder una parte importante de sus clientes”.

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