Javier Viciano.- Hubo un Tratado para una Constitución europea, que fracasó estrepitosamente en la primera década de los años 2000. Intentaba ser un gran paso adelante en la construcción política de Europa, pero tuvo la oposición de algunos países y acabó haciéndose un remiendo. Mientras sigan estando en poder de los Estados las decisiones fundamentales, es muy difícil que esos líderes se hagan el haraquiri, tal como venimos diciendo desde los años 80.

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En segundo lugar, falta un Banco Central Europeo de verdad, no lo que tenemos en este momento, que es una institución a medio hacer. ¿Alguien se plantea que California, que está quebrada, salga de los EE. UU.? ¿Por qué aquí nos planteamos que Grecia, que también está quebrada, pueda salir de la UE? Si existiese una auténtica unión política, ¿alguien se plantearía tal salida?

En el caso de California, hay una Secretaría del Tesoro de los Estados Unidos y una Reserva Federal que asume esa deuda, y hay una solidaridad entre Estados que forman esa Unión, que hace que no sea necesario resolver ese problema apelando al FMI o al Banco Mundial. Eso no ocurre en la Unión Europea con unas deudas que, en el fondo, hemos generado entre todos y que habría que mutualizar.

Juan Sapena.- Y ponerles límite. Cuando hablaba antes de fortalecimiento de las instituciones incluía el perfeccionamiento del BCE y, ¿por qué no?, la creación de un Tesoro europeo que mutualice deudas. Pero no hablemos solo de temas financieros y monetarios.