Grupo Aguas de Valencia se convierte en uno de los principales operadores del sector del agua español

Concretamente, en Andalucía, el Grupo Aguas de Valencia ha constituido la sociedad, Aywa Servicios Ambientales junto con dos socios de referencia en esta comunidad autónoma que completan a la perfección el objeto social de la empresa: la construcción, explotación y mantenimiento de instalaciones vinculadas al ciclo integral del agua.

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La sociedad está formada, además de por el Grupo Aguas de Valencia, por la empresa constructora Heliopol y el Grupo Morera&Vallejo dedicada, entre otras cuestiones, a la gestión de riesgos y la correduría de seguros. Las acciones se han repartido a partes iguales entre los tres socios cuyas actividades se complementan a la perfección para la ejecución del objeto social de Aywa.

La nueva empresa se constituyó en Sevilla y en el acto participaron Antonio Morera Vallejo, presidente del Grupo Morera&Vallejo; Miguel Rus, presidente de Heliopol; y Francisco Zorrilla, director general del Grupo Aguas de Valencia.

Aywa se va a centrar en todo tipo de obras hidráulicas, desde su concepción y proyección hasta su puesta en marcha y funcionamiento, en especial, en todo lo relacionado con la depuración de aguas residuales. De hecho, uno de los retos en materia de agua a los que se enfrenta Andalucía es el cumplimiento de la directiva de depuración de aguas residuales.

Presente en Castilla-La Mancha

Por otra parte, el Grupo Aguas de Valencia ha ganado el concurso para la detección de fugas en la provincia de Cuenca a través de la empresa Sastesa. Este trabajo se realizará hasta el año 2017 en los 238 municipios de la provincia y la población total atendida superará las 200.000 personas.

El consejero delegado del Grupo, Dionisio García Comín, destacó “la importancia que esta decisión tiene para todo el grupo que una empresa como Sastesa traslade la tecnología, el saber hacer y el conocimiento de la empresa a otros puntos de España. Nuestra apuesta está, sin duda, en asegurar las mejores condiciones y la más avanzada tecnología para aportar valor y ventajas a la gestión del ciclo integral del agua”.

Una de las consecuencias más importantes de implementar un buen servicio de control de fugas está en la reducción inmediata de pérdidas de agua en las redes de distribución. Todas las administraciones han tomado conciencia de la importancia de apostar por sistemas de gestión del ciclo integral del agua que permitan optimizar su uso y, sobre todo, asegurar el mejor servicio al ciudadano. Además, otra enorme ventaja es el aumento del rendimiento de las redes de distribución.

También en Castilla-León

Otro de los logros de Aguas de Valencia, a través de su laboratorio Gamaser, ha sido la consecución de un nuevo contrato en Miranda de Ebro (Burgos), para el análisis y control de la calidad del agua de esta localidad.

Aguas de Valencia resultó elegida, mediante concurso público convocado por el consistorio municipal, el pasado 16 de septiembre, al que se presentaron otros siete importantes gestores del agua.

En la actualidad, el volumen diario de agua distribuido en esta localidad burgalesa es de entre 10.000 y 11.000 metros cúbicos, según los datos oficiales.

La toma de muestras que se plantea como obligatoria en este contrato se circunscribe a la totalidad de las redes de abastecimiento que existen en la propia ciudad y en su entorno más inmediato. Así, estarían incluidas las de Valverde, Zadorra, San Juan del Monte y La Calera, pero también la de las entidades locales menores de Ircio, Bardauri, Montañana, Suzana, Guinicio y Ayuelas.

Según el pliego de condiciones, el contrato tiene una duración de dos años, prorrogables por idéntico período de tiempo. Tal y como declaran desde Aguas de Valencia, “el objetivo es vigilar la calidad suministrada a los casi 40.000 vecinos de Miranda de Ebro, cumpliendo rigurosamente con las exigencias de la normativa vigente en España, en esta materia: Real Decreto 140/2003”.

Teniendo en cuenta los requisitos que recoge el concurso, Aguas de Valencia realizará un total de 25 pruebas al año de control de la propia red de suministro; 45 análisis más en los depósitos; siete deberán ser análisis de depósito completo; 12 de análisis completo de la propia red; 1.296 de tipo organoléptico (valoración olor, sabor, color y turbidez); y 36 análisis de control del grifo del consumidor donde se valorarán, además del olor, sabor, color, turbidez, conductividad, pH, amonio, bacterias coliformes y E. coli, la presencia de cobre, cromo, níquel, hierro, plomo, así como el carácter que tiene el cloro libre residual y/o cloro combinado residual, según se recoge en la normativa estatal.