«Todo lo hemos hecho con recursos propios, sin hipotecarnos, y hemos sabido aprovechar las oportunidades de suelo que han surgido durante la crisis”. Así resume Pablo Serna, su director general, las principales causas que explican el éxito a contracorriente del Grupo Inmobiliario TM, empresa de Torrevieja que ha sido capaz de vender 1.600 viviendas durante los seis años precedentes, durante una profunda recesión que ha enterrado a numerosos competidores y ha dejado al conjunto del sector tambaleándose con amenaza de derrumbe total.

El pasado mes de septiembre, TM organizó un acto al que asistieron los consellers Máximo Buch e Isabel Bonig y el alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, para celebrar su 45 aniversario, el tiempo pasado desde que José Luis Serna Almodóvar, fundador y padre de Pablo y otros cuatro hijos, invirtiera los beneficios de un almacén de piensos para conejos que poseía en Orihuela en la compra de un solar para construir un edificio de nueve viviendas en la capital de la Vega Baja alicantina. Fallecido en 2012, a los 75 años, el promotor tuvo tiempo de ver reconocida su trayectoria empresarial con una compañía consolidada que recibió en 2010 el galardón a la mejor constructora de Europa.

Según delatan los últimos datos, el fundador fue capaz también de preparar una sucesión adecuada, porque las cifras provisionales de 2014 hablan de un incremento superior al 70%, cuando se superarán ampliamente las 400 viviendas vendidas. 

Desde aquellas primeras viviendas en Orihuela, el grupo saltó en los 80 al mercado de la vivienda turística de calidad, en aquel incipiente ‘boom’ de Torrevieja, con promociones en el entorno de la Playa de la Mata, donde encontró una naciente demanda procedente de mercados como el sueco o el inglés, al que en los últimos años se ha incorporado con creciente pujanza el comprador ruso.

Expansión geográfica

La expansión geográfica no se limitó a esa zona, puesto que en 2005 la empresa aterrizó en Mallorca, cuenta con promociones en las costas de Elche (Arenales del Sol) y de Almería, cerca de Águilas, e incluso ha cruzado el charco para establecerse en México y Brasil.

Ambos proyectos son radicalmente distintos, puesto que en el país azteca TM optó por el desarrollo de un complejo turístico de lujo en la Riviera Maya (Playa del Carmen), en el que además de vender 150 apartamentos turísticos gestionan con un operador local el complejo hotelero; mientras, en Brasil, se dedica a la construcción y venta de viviendas sociales en Salvador de Bahía.

Para Pablo Serna, la expansión internacional, aunque no alcanza el 20% de la facturación global, encierra el interés de suponer “un reto, un estímulo personal y empresarial”. Son muchas las dificultades halladas en proyectos que TM lleva a cabo en solitario, sin socios locales, y la rentabilidad es menor que en España, pero “merece la pena”.

La empresa da en estos días los últimos brochazos a su nuevo plan estratégico, que debe marcar el futuro de sus 160 empleados hasta el año 2020 bajo una premisa fundamental: “crecer con rentabilidad”.

En el horizonte inmediato, ya está decidida la expansión en la Costa del Sol, aunque aún no es posible detallar el punto geográfico concreto porque se estudian varios proyectos en la zona. Además, TM va a crear una unidad de negocio de suelo, destinada a poner en valor, mediante la venta o la recalificación, los 13 millones de metros cuadrados sin construir que aún posee. En el campo internacional, antes de emprender nuevas “aventuras” el plan prevé consolidar los planes ya en marcha.

Por último, tal como explica Pablo Serna, TM pretende “categorizar muy bien el producto según la demanda existente”. Se trata, no solo de realizar encuestas fiables que permitan conocer los gustos de los potenciales compradores en cada uno de los mercados, sino “de saber si están dispuestos a pagar más por recibir el servicio o la mejora sugerida”. 

Perspectivas sectoriales

Pablo Serna ocupa el cargo de vicepresidente de la patronal Provía, que representa al sector de la promoción de vivienda en la provincia de Alicante, y desde su experiencia y el frecuente contacto con clientes y colegas de profesión, opina que el futuro de la construcción, aunque se atisben indicios de recuperación, no va a ser igual que antes.

“En primer lugar, porque no va a haber la misma financiación, supongo que la banca habrá tomado nota y los políticos de Bruselas habrán aprendido la lección”. Serna considera además que “ni siquiera sería positivo que se repitiera el nivel de crecimiento tan exagerado de años anteriores, que provoca fugas y desequilibrios más temprano que tarde”.

Desequilibrios como el que hizo que “dos millones de personas hayan perdido su trabajo en la construcción y nos vaya a costar de diez a quince años recuperarnos”. A su juicio, también la clientela “va a exigir más”, como ya se percibe “en los pocos proyectos que hay en ejecución, donde la calidad se ha incrementado porque solo así se puede competir”.

Dentro de ese futuro aún amenazado por claroscuros, Serna cree que la zona geográfica comprendida entre Guardamar y Pilar de la Horadada puede considerarse privilegiada: “yo la llamo los 30 kilómetros de oro, porque el crecimiento es tremendo. Ahora mismo se están construyendo dos mil viviendas nuevas, cuando en toda la ciudad de Valencia apenas ves dos grúas”.

¿La explicación? “Es un caso absolutamente atípico”, responde, “digno de estudio en una escuela de negocios. Nadie se cree que en la Costa Blanca Sur se estén vendiendo tantas viviendas y haya treinta grúas trabajando”.

Una buena parte del fenómeno se debe, en su opinión, a que existe una colonia extranjera muy consolidada y de nacionalidades muy variadas (hay 151 países representados en el censo de Torrevieja, con apenas 100.000 habitantes), lo que permite, por un lado, un flujo constante de segundas residencias, de forma que cuando un grupo nacional vende, siempre hay otro que compra; y por otra parte, actúa de reclamo comercial para la vivienda turística.