Para la presidenta de la cooperativa, Júlia Benítez, esta fórmula tiene muchas connotaciones positivas, “somos economía social, somos un grupo de personas que trabaja sin ánimo de lucro y esta cultura impregna tanto al proyecto económico como al educativo”. De hecho, matiza Anna Chaler, “todos los beneficios obtenidos revierten de nuevo en la escuela”.
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Además, continúa Júlia Benítez, “el hecho de estar constituido como cooperativa da lugar a que el proyecto empresarial sea más sólido, haya más creación de empleo y seamos capaces de absorber los vaivenes económicos actuales”.
La Escola La Masia dispone de un presupuesto cercano a los dos millones de euros y cuenta con tres fuentes de financiación: el concierto con la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte que representa el 50%; los padres y la aportación que todos los años hacen los propios socios, que supone el 50% restante.
Para formar parte de la sociedad, el candidato tiene que haber trabajado dos años a jornada completa en el centro y contar con formación pedagógica y societaria. “Durante estos dos años analizamos si esta persona casa con nuestro proyecto educativo y si finalmente se incorpora, –explica Júlia Benítez– tiene que realizar una aportación inicial obligataria que, más o menos, corresponde al sueldo de un año. Igualmete, cuando una persona se jubila se le retorna el capital”.