Jueves, 25 de Abril de 2024
Pulsa ENTER para buscar

“Smart Cities”, las ciudades del futuro

Socio Director de S2 Grupo

José M. Rosell

No sé si con el tiempo hablaremos de las “smart cities”, las comúnmente aceptadas como ciudades del futuro, como una bendición o como una maldición. El tiempo lo dirá. Lo que sí es seguro es que “smart city” es un concepto acuñado hace ya 20 años, pero que está de plena actualidad en nuestros días porque, en general, todo lo “smart” está de moda y porque, en particular, las ciudades se están convirtiendo en el eje central del desarrollo de la sociedad en todo el mundo.
El concepto y su objetivo parecen, en este sentido, necesarios, a tenor de los informes que hablan de la importancia de las ciudades en el mundo y de su desarrollo sostenible.
Según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas (DESA), entre 1950 y 2011 la población urbana aumentó casi cinco veces, sobrepasando, en julio de 2007, a la población rural.
Actualmente, una de cada dos personas vive en una ciudad y, según las previsiones, en 2050, el 70-75% de la población mundial vivirá en las ciudades. En Europa, con índices más altos de urbanización, alcanzaremos la cota del 80% en 2020.
Además, ya en la actualidad las ciudades consumen más de dos terceras partes de la energía que se usa en el planeta, son las causantes del 70% de las emisiones de CO2 a la atmósfera, y la actividad urbana produce más residuos que la actividad rural, ocupando tan solo el 2% del territorio total.
Desde el punto de vista económico, el 50% de la población que reside hoy en día en las ciudades genera alrededor del 80% del PIB mundial. En concreto, solo 600 ciudades del mundo, en las que reside un 20% de la población mundial, generan el 60% del PIB a escala mundial.

El siglo de las ciudades

Las cifras hablan por sí solas. Las ciudades son, por tanto, fundamentales en el desarrollo social del siglo XXI, y su optimización es vital para el desarrollo sostenible del planeta. Si queremos optimizar en un futuro los recursos que consume el planeta, sin duda deberemos empezar por optimizar los recursos consumidos por las ciudades.
Por tanto, parece cada vez más evidente que el siglo XXI será el siglo de las ciudades y, en consecuencia, está plenamente justificado trabajar en el desarrollo del concepto de la ciudad del futuro.
Ahora bien, ¿es la ciudad del futuro que necesitamos la “smart city” que se está diseñando? ¿Estamos de verdad abordando un estudio serio y global de las necesidades de nuestra ciudad del futuro?
Mucho se está escribiendo en los últimos años sobre las “smart cities” y algo se está haciendo, aunque parece que cada ciudad hace énfasis en algún aspecto concreto de lo que entiende que es una ciudad inteligente. Así, en nuestro país, la ciudad de Málaga, que según un estudio realizado por IDC es la “ciudad más inteligente de España”, apuesta por la energía inteligente.
Barcelona, la segunda en este ranking, por la movilidad inteligente. Santander, la tercera, apuesta por los edificios inteligentes y el medio ambiente Inteligente. Madrid, la cuarta, por encima de todo apuesta por la administración electrónica, Por último, San Sebastián, la quinta, apuesta por los servicios inteligentes.
Si nos damos un paseo por las ciudades europeas el panorama no es muy diferente. Destacan Ámsterdam o Malta apostando, al igual que Málaga, por el uso racional e inteligente de los recursos energéticos; Friburgo (Alemania) ha optado por la planificación urbana; Estocolmo o Toulouse, por la inversión en tecnologías que facilitan la movilidad inteligente; Milán o Salzburgo se focalizan en las tarjetas multifuncionales que permiten acceso a distintos productos y servicios como bicicletas, autobuses, bibliotecas, etc…
Como ven, cada ciudad intenta destacar en un aspecto sobre las demás, pero es cierto que en todos los proyectos se trabaja sobre los mismos ejes, y también lo es que hay un denominador común a todo lo que se está desarrollando: la tecnología. Lo que nadie pone en duda es que la ciudad del futuro va a ser una ciudad digital, porque el futuro es un futuro digital.

La tecnología como constante

El concepto “smart” está intrínsecamente ligado al desarrollo tecnológico en todas las dimensiones. Ya sea movilidad inteligente, edificios inteligentes o lo que sea inteligente, la tecnología, lo digital, las comunicaciones, son el común denominador de la “smart city”. Parece que hay cierto consenso en el destino final, en el tipo de ciudad del futuro que necesita la sociedad, e incluso en el vehículo que nos debe ayudar a alcanzarlo: el uso masivo de la tecnología, aunque haya caminos diferentes para llevarnos hasta él.
A pesar de ese aparente consenso, definiciones formales de “smart city” debe haber tantas como intereses diferentes en torno al concepto. Podemos definir una “smart city” como una ciudad en la que se conjugan iniciativas para mejorar la calidad de vida de sus habitantes de forma sostenible, a través de la gestión eficiente de los servicios y de los recursos, usando la tecnología de forma intensiva como base para su desarrollo y control.

La “smart city” incorpora, por tanto, innovación, tecnología e inteligencia a las infraestructuras básicas de una ciudad, con el fin de que sea más eficiente, flexible y menos costosa, conformando un complejo sistema hiperconectado de personas, instituciones y cosas.
Parece pues seguro que, en este contexto, la ciudad del futuro, las llamadas “smart cities”, serán ciudades que integrarán un gobierno inteligente, con edificios inteligentes, movilidad inteligente, un uso de la energía y el medio ambiente inteligente, y con multitud de servicios inteligentes.
Servicios gestionados por y para las personas y con una base muy fuerte en el desarrollo de las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC), con millones de sensores y actuadores distribuidos por la ciudad, entre los que habrá que contar a las propias personas y sus dispositivos inteligentes (“smart devices”), ya sean estos teléfonos móviles, tabletas o cualquier tipo de dispositivo con capacidad de conexión a la Internet del futuro; Internet o red que conformará un ecosistema de empresas, personas, instituciones y máquinas de todo tipo, permanentemente conectadas.

La seguridad como necesidad

Pero por muy diferente que sea el nuevo y complejo sistema que conformará la ciudad del futuro, habrá cosas que no cambiarán. Las personas seguiremos teniendo una serie de necesidades que, acorde a la teoría expuesta por Abraham Maslow en su obra “Una teoría sobre la motivación humana”, se organizarán jerárquicamente desde lo más básico (las necesidades fisiológicas), hasta las necesidades y deseos más elevadas de la autorealización, pasando, entre otras necesidades, por la seguridad, que Maslow define como una de las necesidades básicas que el ser humano debe atender.
Si ya en 2012, el World Economic Forum identificó los ciberataques como una de las principales amenazas contra la seguridad de la sociedad en un futuro próximo, en el que el desarrollo de las ciudades inteligentes sea una realidad, el impacto de estas ciberamenazas sobre el sistema puede ser catastrófico, a no ser que se tomen medidas desde el principio, incorporando los parámetros de seguridad en el propio diseño de las “smart cities” (“security by design”) y contemplando, no solo las amenazas del mundo físico, sino también las ciberamenazas del mundo digital o del ciberespacio.

En este sentido, es urgente incorporar a los estudios que se están desarrollando, no solo cómo se va a ‘usar’ esa ciudad inteligente, sino cómo se puede ‘abusar’ de ella, con el fin de definir desde el principio una “ciudad inteligente cibersegura”, que nos permita emplear esa inteligencia para alcanzar los objetivos deseados y no para llevar a nuestra sociedad a una situación de “caos inteligente”.

www.s2grupo.es

Caixa Ontinyent emancipar-te
ESAT-ranking1-300
ESAT-ranking1-300
Ruta de las barracas Alcati

Dejar una respuesta