Sábado, 20 de Abril de 2024
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El premio Nobel de economía

Presidente ejecutivo de Ética Family Office

Francisco Álvarez

Respetado lector, no sé si lo sabe, pero el premio Nobel de economía no debería existir. Quiero decir que la Fundación Nobel lo ha creado artificialmente puesto que Alfred Nobel, que da nombre a estos premios, nunca lo propuso en su testamento como galardón para destacar a personas o entidades que obrasen para el bienestar de la humanidad.
No pasa nada, la Fundación Nobel, influenciada por el Banco Central de Suecia, consideró que era necesario que existiese y, desde 1969, todos los años se crea una gran expectación para saber quién va a ser designado como premio Nobel de economía.
Una distinción que, entre otras cosas, permite decir a algunos: “Lo ha dicho el premio Nobel de economía”, y entonces los demás se tienen que callar, porque “lo ha dicho el premio Nobel de economía”.
Este año, el premio Nobel de economía ha sido otorgado a tres reconocidos expertos en los mercados financieros. No es la primera vez que un premio Nobel se comparte entre varias personas, independientemente de la especialidad por la que se otorga, pero si me parece que es la primera vez que, el mismo año, se comparte entre expertos que no dicen o hacen lo mismo. Es decir, se contradicen entre ellos.
¿Curioso, no? A mí sí me lo parece. ¿No será que los que forman parte de la Academia que otorga los premios Nobel de economía se encuentran este año un poco, o mucho, perdidos ante la situación económica actual?

“Sí”, “No” y “Depende”

¿Por qué digo esto? Porque hay pruebas fehacientes de ello. Los tres agraciados se llaman Eugene Fama, Lars Hansen y Robert Shiller. Los tres son afamados gurús del comportamiento de los mercados financieros, pero resulta que el señor Fama se ha dado conocer por sus aparentes aciertos, “demostrando” que lo que ocurre en los mercados financieros es racional; el señor Shiller se ha dado a conocer por sus aparentes aciertos, “demostrando” que lo que ocurre en los mercados financieros es irracional, porque las reacciones de los inversores son irracionales; y el señor Hansen ha “demostrado” que lo que ocurre en los mercados financieros depende: algunas veces es el resultado de una actitud racional, y otras veces de una actitud irracional. ¡Qué lección de ecuanimidad!
Perdón por la ironía. Ignoro, respetado lector, la reacción que puede usted tener ante esta realidad verificable. A mi me produce una rara sensación. ¿Se ríen de mí los académicos que han otorgado el premio Nobel de economía?
Digo esto porque es de cajón que si se otorga conjuntamente un premio Nobel de economía a alguien que, sobre el mismo tema, dice SI, a otro que dice NO, y a un tercero que dice PUEDE SER, se acierta sin problemas. Siempre se podrá afirmar más tarde que se otorgó el premio Nobel a alguien que tenía razón.

2013-nov-opi-Etica-grafico

Otro aspecto que me parece oportuno apuntar es que los académicos del Nobel de economía hayan considerado que, en 2013, lo más relevante en economía es resaltar el trabajo que han podido hacer expertos en mercados financieros; mercados que se encuentran, sin lugar a dudas, en el ojo del huracán que ha generado la crisis económica que están padeciendo millones de familias, y que han creado productos tan sofisticados que ni los que los comercializaban con ahínco sabían lo que estaban vendiendo.
Sabiendo, además, que el único objetivo de los mercados financieros es ganar dinero con dinero; el dinero por el dinero y no el dinero como herramienta que permita crear servicios para el bienestar de la sociedad.
Creo que no soy el único en pensar que la riqueza de un país, o de un planeta, no es el dinero; la riqueza son los servicios que el dinero puede generar, como herramienta, para sus habitantes. Y los mercados financieros han demostrado ampliamente con esta crisis que el bienestar de la sociedad les importa muy poco. No es su objetivo.

El diccionario de la RAE

Por otro lado, el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice lo siguiente en las tres primeras acepciones de la palabra economía: “Administración eficaz y razonable de los bienes”; “Conjunto de bienes y actividades que integran la riqueza de una colectividad o un individuo”; “Ciencia que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales, mediante el empleo de bienes escasos”. 

¿Corresponden estas tres acepciones a las sabias investigaciones realizadas por los señores Fama, Hansen y Schiller, que les han valido para ser ganadores del Nobel? Que cada cual saque la conclusión que estime oportuna.

Fundación Alfred Nobel

Dado el legado que dejó Alfred Nobel, creo que las personas que gestionan la Fundación que lleva su nombre deberían hacer una especie de catarsis para alinear los premios que otorga todos los años, a la voluntad escrita del inventor de la dinamita, aunque la economía, y aún menos los mercados financieros, no formen parte de dicha voluntad.
Pero dado que la Fundación, aunque influenciada por el Banco Central sueco, decidió crear los nobeles de economía, ¿no sería más adecuado otorgar los premios a economistas que, desde hace mucho tiempo, defienden la economía social? Dejo la pregunta en el aire.
Hablo de catarsis porque la Fundación Nobel ya otorgó premios nobeles a dos expertos de mercados financieros que asesoraron al fondo LTCM (ver hemeroteca), que representó uno de los mayores fiascos de la historia de los fondos de inversión. Pero no pasa nada, lo de LTCM se ha olvidado y, aparentemente, los miembros de la academia Alfred Nobel han debido perder la memoria.
El Papa Francisco, en una declaración pública hecha recientemente en Cerdeña, ha dicho: “El sistema económico actual nos lleva a la catástrofe”. Y yo añado: El sistema económico actual es el resultado de una evolución que ha hecho de los mercados financieros el motor del funcionamiento del sistema. Si además se dan premios Nobel de economía a los gurús de dichos mercados, ¡apaga y vámonos!

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