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Saldo deudor y saldo acreedor: ¿Cuáles son sus diferencias principales?

En contabilidad existen muchos elementos que hay que valorar a la hora de aclarar las cuentas. Entre ellos, tenemos el saldo deudor y saldo acreedor, indicadores que nos muestran, los ingresos o egresos de la empresa en un momento determinado. El saldo deudor ocurre cuando la sumatoria en la columna del “debe” es superior a la del “haber”. Esto, significa que tenemos un aumento en los gastos en comparación con los ingresos. Por otro lado, el saldo acreedor muestra todos los ingresos que son superiores a los gastos, siendo completamente diferente al primero.

Qué es el saldo deudor

El saldo deudor puede reflejar muchos elementos dependiendo de la situación de la empresa.  Básicamente, ocurre cuando la sumatoria en el debe es superior al haber, pudiendo significar un incremento en la columna de activos. En estos casos, la cantidad de pasivos disminuiría, pero también puede representar una reducción de los ingresos frente a nuevos egresos. En este sentido, para que haya un saldo deudor tiene que haber una mayor cantidad de cargos que abonos en la cuenta.

Además, la columna del debe tiene que superar a la columna del haber en el libro mayor que se presenta a las autoridades. En resumen, las situaciones de saldo deudor aparecen cuando hay más ingresos que gastos en un asiento contable. Por lo tanto, existiría un superávit en la empresa, ya que está entrando más dinero del que sale en la compañía. Todo esto hace que sea uno de los factores más importantes de cualquier organización, así que es imperativo llevar la contabilidad de la forma más organizada posible.

¿Para qué sirve el saldo deudor?

El saldo deudor y acreedor de una empresa, son importantes para conocer y entender cómo están los números de la compañía. En el caso del saldo deudor, nos muestra cómo han sido los movimientos en una cuenta en específico, reflejando cuando los ingresos superan a los gastos. Todos estos números se colocan en los asientos contables, ya que según los especialistas no existe un deudor sin acreedor y viceversa. En consecuencia, si el patrimonio aumenta es porque otra cuenta disminuyó, siendo en este caso la adquisición de mercancía.

En este sentido, dentro de los asientos contables, el saldo deudor está íntimamente relacionado con la columna del debe. Mientras tanto, el saldo acreedor se coloca en la columna del haber. De tal manera, las cuentas del activo de la empresa aumentan su valor con el debe y disminuyen con la columna contraria. Por lo tanto, el saldo deudor muestra cómo está la salud financiera de cada uno de nuestros activos. Para ello es importante dividir cada cuenta en un formato T para hacerlo según las normas universales.

Qué es el saldo acreedor

Ya que hablamos sobre el saldo deudor, también debemos hablar de su contraparte, el saldo acreedor. Este se refiere a cuando la sumatoria de las cuentas contables, dan como superior a la columna del haber sobre el debe. Esto se entiende como una buena señal para los contadores, pues significa que hay un buen movimiento de efectivo en las cuentas. En la columna del haber se colocan todos los abonos y que son sinónimos de ingresos por diferentes vías.

Sin embargo, para determinar si son pérdidas o ganancias es necesario saber a qué cuenta está relacionada. Por este motivo, si el incremento se da en el patrimonio neto o pasivo, estaríamos hablando de un aumento. De lo contrario, si esto ocurre en la columna de gastos o pasivos, se verían mermadas. Así que, para que exista un saldo acreedor, debe haber mayores abonos que cargos en la cuenta. Además, el haber será superior al debe en el libro contable.

¿Para qué sirve el saldo Acreedor?

Al igual que el saldo deudor, el saldo acreedor sirve para entender cómo están las cuentas que maneja la empresa. Con esto podremos saber cuáles son las cuentas que están aumentando o disminuyendo según las transacciones que hayamos hecho. En consecuencia, la directiva tomará las decisiones que sean pertinentes para mejorar la salud financiera de la organización. Por otro lado, un saldo acreedor no debería darse en todos los asientos, porque tendríamos un gran desequilibrio contable. Esto dependerá del tipo de cuenta del que estemos hablando, dividiéndolos en pasivos, activos y patrimonio.

En consecuencia, podemos ver cuentas como equipos de trabajo, donde un saldo acreedor disminuiría su valor. De lo contrario, si hablamos de préstamos bancarios, que sería un pasivo, un saldo acreedor incrementa su valor en este asiento. A su vez, si notamos que las reservas, que forman parte del patrimonio neto, tienen saldo acreedor, significa que el patrimonio ha aumentado. No obstante, si la compra de mercancía es acreedora, el valor de la cuenta disminuiría, siendo al revés con los ingresos.

Diferencias entre uno y otro

La principal diferencia entre saldo deudor y acreedor es que el deudor está en la columna del debe y el acreedor en el haber. El saldo deudor positivo suele darse en las cuentas de activo, bien sea en el apartado de mercancías o de cobro a clientes. En este caso significa que alguien nos debe dinero, así que tenemos una cuenta por cobrar que significa ingresos para la empresa. Mientras tanto, si la sumatoria del haber es mayor que el debe, estaríamos hablando de un saldo acreedor.

Por lo tanto, los saldos acreedores están muy ligados a las cuentas de pasivos, significando que tenemos cuentas por pagar. Por ende, cuando la empresa tiene una deuda con un proveedor, aumenta la cuenta del haber y disminuye el debe. En consecuencia, siempre tendrán un sentido contrario y es lo que hace cumplir las leyes universales de la contabilidad. Con esto podremos tener unas finanzas sólidas y podremos hacer los cambios que sean necesarios, asegurando así la sostenibilidad de la empresa.

Ejemplos de saldo deudor y acreedor

Veamos un ejemplo para entender mejor el concepto de saldo deudor y acreedor. En este caso tenemos una tienda de papelería y hemos hecho dos compras a un proveedor durante el año. Las dos compras dieron un total de 2.500 euros y decidimos pagar 1.500 como primera parte a través de una transferencia bancaria. Posteriormente, seguimos trabajando el negocio y hacemos una venta a un cliente por un monto de 450 euros, pagando de inmediato. Ese ingreso se anotará en la columna del debe y en el haber, arrojando un saldo de 0.

Por su parte, la cuenta del proveedor es un pasivo, ya que le hemos pagado 1.500, por lo que, le debemos 1.000 euros. Entonces, en la columna del debe se colocan los 1.500 y en el haber 2.500, puesto que ese era el capital inicial que teníamos. En consecuencia, tenemos una deuda de 1.000 con nuestro proveedor, teniendo esa cuenta un saldo acreedor. En este sentido, el saldo deudor y saldo acreedor dependerá de qué cuenta es mayor que otra. Para saberlo tendrás que conocer si se trata de un activo, pasivo, ingreso o gasto.

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