¿Pueden sufrir una madre y su hijo la misma lesión el mismo día?
Este es sólo uno de los más de 150.000 intentos de fraude que se produjeron el año pasado en España en el sector asegurador, que crecieron el 2,4 % respecto a 2012 y que, de no haber sido descubiertos, habrían supuesto un gasto de 573 millones de euros para las aseguradoras.
Estos datos pertenecen al informe sobre el fraude al seguro español de 2013, publicado recientemente por Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras (ICEA), que también organiza cada año un concurso de investigación de fraudes, que en esta ocasión ganaron Línea Directa en la categoría de Automóviles; AIG en Seguros Diversos y Fiatc en Seguros Personales.
Y es que la imaginación de algunas personas para intentar cobrar una indemnización indebida de su aseguradora no tiene límites, como en el caso descubierto por Fiatc, que demostró que una persona supuestamente fallecida en un hotel de Paraguay, no había puesto un pie jamás en ese país.
La familia de la fallecida presentó la documentación necesaria para cobrar la indemnización que resultó ser falsa y según la cual esta persona había muerto tras una caída en un hotel de Paraguay en el que nunca había estado, según el (falso) informe de la embajada argentina en Paraguay y de un hospital.
Otro caso curioso es el de una mujer que demandó a un centro comercial por una lesión en la rodilla, que se produjo al resbalar en un charco de agua que ella misma había derramado poco antes de la caída, como demostraron las cámaras de seguridad del centro.
Tampoco tuvo suerte un hombre que intentó perjudicar a un vecino con el que estaba enemistado fingiendo que éste le había atropellado y causado lesiones.
Para ello, robó la documentación del vehículo de su vecino, al enterarse de que estaba en reparación en un taller cercano, con lo que consiguió los datos necesarios para rellenar el parte de lesiones, aunque olvidó un pequeño detalle: no era muy creíble que el taxi que supuestamente le llevó al hospital tras el atropello le costara 3.600 euros, según una factura que presentó.
Tampoco creyó la aseguradora la historia contada por una pareja, que afirmaba haber sido víctima del robo de una bicicleta que guardaban en el balcón de su casa, estando ellos en el domicilio, situado en un tercer piso.
En este caso, el ladrón tendría que haber escalado la fachada sin hacer ruido, cometer el robo y marcharse por donde había venido sin que le oyeran…..una habilidad que no poseería ni un superhéroe de ficción como Spiderman.
Otro caso: ¿puede levitar una caja fuerte que pesa 300 kilos? y si no puede, ¿cómo es que después de haber sido robada en una tienda no se encuentran huellas de arrastre, ni desperfectos de ningún tipo en el establecimiento?
Pese a que los fraudes son muchos y muy imaginativos, el trabajo realizado por las aseguradoras para la investigación y detección de los mismos también es intenso, lo que permitió que de los mencionados 573 millones que podrían haber sido defraudados el año pasado, sólo se abonaran 161 millones.
Las aseguradoras invierten cada vez más en mejorar su tecnología para este fin, y también emplean las redes sociales, en las que a veces han encontrado cosas muy curiosas, como fotografías de un supuesto tetrapléjico bailando.
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