Lupo Barcelona: lujo y calidad desde 1920
Orígenes de Lupo
Los orígenes de este negocio familiar se remontan a los años veinte, cuando un emprendedor catalán, Jaime Iglesias, monta un primer taller ubicado en el barrio de Gracia, para fabricar maletas y baúles de piel y venderlos a los turistas americanos “que venían en barco a Barcelona”, explica Manuel.
La hija de Jaime, María Antonia Iglesias, pronto se incorporaría al negocio consiguiendo abrir su primera tienda de bolsos en 1950. Gracias a su gusto refinado y sus diseños exclusivos, la boutique se convierte en una novedad en los círculos de la alta sociedad catalana.
Serán los integrantes de la tercera generación quienes funden la empresa como tal a finales de los 80. Mireia Morete, nieta del fundador, combinará la innovación en Lupo con la tradición.
“Consiguió fabricar lo que hoy en día es el icono de la marca: El Abanico. Se trata de un bolso de esta firma presentado en Milán en 2001 y galardonado con el premio al mejor diseño en la feria de cuero MIPEL”, recuerda Manuel. Así fue como esta firma se convirtió en la primera marca no italiana premiada con este reconocimiento. En la actualidad, ese Abanico es originalmente una bolsa con un diseño plisado escultórico convertido “en un auténtico creador de tendencias” apuntan en su descripción.
Del mercado español al mercado europeo y japonés
A partir de ahí, la empresa empieza a crecer, a potenciar sus exportaciones en el mercado europeo y en Japón, uno de sus principales compradores. Se establece una filial en Japón “que es la que hace la distribución de nuestra marca en aquel país”. Disponen de una fábrica propia “con mucha capacidad de producción artesanal”, apunta González.
El pasado mes de abril deciden cambiar de razón social dándole un nuevo nombre al negocio: Lupo 1920 Barcelona S.L.
Cifras, crecimiento y exportación
Hasta el 2011, “la empresa estaba registrando un 20% de crecimiento anual y a finales de ese año comenzamos a tener problemas financieros, problemas de suministros con los clientes y la facturación descendió levemente sin lamentar grandes pérdidas”, cuenta Manuel.
Pese a recoger estos datos, el grupo Lupo no deja de crecer en cuanto a tiendas, ya que recientemente, han inaugurado un gran establecimiento en el paseo de Gracia, en Barcelona. “Pensamos que nos va a ayudar a creer en el mercado internacional gracias al turismo extranjero”, añade.
En materia de exportación, sus principales mercados son todos los países que conforman el conteniente europeo, EE.UU. y Japón.
“En fábrica son unas 100 personas trabajando para la marca y en oficinas somos unas 25 y en tiendas otras 20 personas más”, explica Manuel.
Un ambicioso plan de internacionalización
“A partir de ganar el premio al mejor diseño para El Abanico en la feria de Milán en 2001, la internacionalización vino sola, ya que esto dio mucho prestigio a la marca. Habían muchos clientes internacionales que querían ese bolso y así empezamos a crecer gracias a nuestros agentes comerciales distribuidos por varias partes del mundo”, cuenta el empresario.
Los productos de la firma
Fabrican y distribuyen bolsos, artículos de viaje y pequeña marroquinería en la que podemos encontrar billeteros, carteras y monederos.
El punto diferencial de este negocio en el mercado se halla en “el cuidado extremo de nuestras tiendas”, asegura Manuel, quien apunta como claves del éxito de Lupo a la ilusión del equipo, sus productos de calidad, una materia prima excepcional y a la fabricación artesanal del producto.
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