Oligopolio: ¿Cuáles son sus tipos principales y ejemplos de cada uno?
Cuando en un mercado existen pocos vendedores, pero que tienen una cuota significativa dentro del área, se dice que es un oligopolio. Y aunque, se trata de una de las circunstancias menos frecuentes de la economía y donde los más afectados son los consumidores, existen muchos ejemplos de oligopolio. En estos casos, los pocos competidores tienen un poder de mercado bastante alto, así que entre ellos deciden el precio ideal de sus productos. Por consiguiente, al haber menos competencia, los bienes tienden a ser más costosos que en la situación contraria.
¿Qué es un oligopolio?
El oligopolio es una coyuntura atípica en un país donde hay pocos vendedores de relevancia en un sector específico. Por lo tanto, los participantes tienen un poder especial dentro del mercado, pudiendo influir en el precio y en las cantidades ofertadas. Esta situación es similar al del monopolio, solo que en estos casos hay una pequeña cantidad de oferentes. Mientras que, en el monopolio solo hay uno que controla todo el mercado, pudiendo ajustar los precios según sus necesidades y objetivos.
Características de un oligopolio
El oligopolio tiene diferentes características que vale la pena destacar. Por ejemplo, la primera de ellas es que se trata de un pequeño grupo de productores o vendedores de un producto en específico. Es por ello que, al no existir más competencia, toda la demanda y oferta pasa por ellos, así que influyen directamente en las cantidades ofertadas y su precio. Asimismo, a pesar de que son empresas diferentes, en el fondo están interconectadas para mantener el oligopolio. Un ejemplo de estos oligopolios son los cárteles y otras organizaciones criminales.
Por otro lado, si un nuevo productor o distribuidor quiere participar en el sector, debe hacer un gran esfuerzo para lograrlo. Esto ocurre porque a estas empresas no les conviene la llegada de otros competidores, así que reducen las posibilidades de expansión del mercado. A su vez, los productos ofrecidos suelen carecer de innovación y características especiales, puesto a que no hay competencia que incentive el crecimiento. Por lo tanto, la aparición de nuevos competidores es fundamental para el correcto funcionamiento de la economía.
Ejemplos de oligopolio
El oligopolio se divide en diferentes tipos que reúnen características particulares. Realmente el oligopolio tiene su propia estructura de mercado y es contraproducente para los consumidores, puesto que los precios suelen ser más elevados. En consecuencia, encontramos sectores como los energéticos, en donde el oligopolio es el modelo de muchos países en este sector. Es por ello que se generan pocas oportunidades para los consumidores y demás competidores. Veamos a cómo actúa cada tipo de oligopolio y como se pueden diferenciar entre sí:
Oligopolio diferenciado
El oligopolio diferenciado es cuando hay un pequeño número de empresas que tienen gran poder en el mercado y producen diferentes bienes. En estos casos hablamos de productos sustitutos porque se reemplazan unos con otros, logrando así llenar algún vacío en el mercado. De esta manera, los bienes pueden parecerse, pero tienen diferencias que les otorga un valor agregado en el mercado. En este caso, los consumidores tienen la posibilidad de elegir el que mejor se ajuste a sus necesidades. Sin embargo, en el fondo son pocas las opciones que tiene para escoger.
Es una forma sutil de disimular que existe un oligopolio en el mercado, porque se les ofrece más posibilidades a los consumidores. Sin embargo, realmente la diferencia entre productos es muy poca y lo hacen para complementar sus propias características. Por ello es que podremos ver productos muy similares que realmente no ofrecen algo especial al mercado. En otras palabras, las empresas se ponen de acuerdo entre sí para ofrecer los bienes que sean necesarios en esa coyuntura. Por lo tanto, siempre tienen el control de lo que sucede en su rubro.
Oligopolio concentrado
Otro de los ejemplos de oligopolio es el concentrado. Aquí un pequeño grupo de compañías producen productos idénticos al mercado, sin importar las consecuencias que pueda generar. Es completamente diferente al oligopolio diferenciado y en la actualidad existen ejemplos muy claros. Entre ellos encontramos a las empresas de petróleo, gas, cemento y otras materias primas, puesto que es muy difícil de diferenciarlos. Esto hace que las empresas que participen en este sector tengan un gran poder dentro de la economía, ya que no hay competidores que le quiten el puesto.
En Europa hay cientos de ejemplos de este tipo de oligopolios. En Rusia, por ejemplo, existe prácticamente una compañía que vende gas no solo a su país sino a todo el viejo continente. Por lo tanto, ahora con el conflicto bélico, el bloqueo a la nación ha hecho que los países deban buscar un nuevo proveedor de energía. Esto es un ejemplo de cómo funciona un oligopolio concentrado en la práctica y el poder que pueden obtener con el tiempo. También ocurre algo similar con las empresas eléctricas y proveedoras de agua.
Oligopolio concentrado diferenciado
El oligopolio concentrado diferenciado reúne características de ambas clasificaciones, ofreciendo mayores posibilidades a los clientes. Básicamente, se trata de un pequeño grupo de empresas que producen el mismo producto o servicio, pero con algunas diferencias. De esta manera, se brindan más soluciones al mercado que con un oligopolio tradicional, es uno de los más practicados en la actualidad. Así es como el consumidor tiene a su disposición una serie de productos que son muy similares, pero que logran diferenciarse entre sí.
Un sector en el que se aplica mucho es el de higiene y limpieza del hogar. Aquí encontramos múltiples marcas y competidores, pero casi todos producidos por las mismas empresas. Los productos son muy parecidos entre sí. Los detergentes, por ejemplo, ofrecen la misma solución, pero algunos son biodegradables, más rendidores, etc. Por lo tanto, cada consumidor decidirá lo que es mejor para él, pero demuestra lo difícil que puede ser diferenciarse en algunos rubros de la economía.
Oligopolio competitivo
Por último, tenemos el oligopolio competitivo. Se trata del menos agresivo de todos, puesto que permite la aparición de nuevos agentes en el mercado. De esta manera, a pesar de que pocas empresas tienen el control del sector, dan la posibilidad a que otras marcas ofrezcan sus productos y servicios. Es por ello que los clientes tienen un mayor abanico de opciones y pueden escoger entre precios, rendimientos y ofertas. Sin embargo, el control lo siguen teniendo unas pocas compañías, así que en cualquier momento pueden modificar la situación del mercado.
Todo esto demuestra que los oligopolios no son la mejor forma de ofrecer productos y servicios al mercado. Muchos son los ejemplos de oligopolio, donde encontramos empresas gigantescas que abarcan sectores de vital importancia para la sociedad. Además, los gobiernos permiten la masificación de estas estructuras, afectando así al consumidor final. Hoy en día se está estudiando la creación de nuevos marcos legales que buscan reducir la participación de estos emporios. Con el fin de dar oportunidades a nuevos competidores que quieren entrar al mercado y así favorecer al consumidor final con más opciones para escoger.
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