“Bitcoin como moneda no aporta nada relevante”

“Bitcoin como moneda no aporta nada relevante”

Sin embargo, Ordovás sí le da relevancia a la tecnología que se encuentra detrás de Bitcoin, cuyo uso, a día de hoy, es casi exclusivo como moneda.

 

Pero empecemos por el principio, ¿qué es un Bitcoin? “Bitcoin es una tecnología que permite los intercambios entre dos personas sin necesidad de tener que pasar por una tercera, ya sea una persona física o jurídica. Inicialmente se basó en las transacciones monetarias, sin embargo también puede aplicarse en otros escenarios, como la firma de un contrato por ejemplo”, explica Ordovás.

 

Éste era el objetivo original y principal de Bitcoin, eliminar los intermediarios que encarecen y ralentizan los intercambios. Sin embargo, en la actualidad su uso más extendido es como moneda virtual, aunque “pudiera ser utilizado para muchas otras cosas”, como ya hemos comentado.

 

¿Cómo funciona?

 

El primer paso es ¿cómo consigo Bitcoins? Básicamente sólo existe una manera: comprándolos. Sin embargo, anteriormente podías adquirirlos “minando monedas”. Este concepto se aplica a los ‘mineros’ de Bitcoins que son aquellos que validan las transacciones que se hacen entre dos personas.

 

La propia red de bitcoins es quien valida las transacciones. El proceso de validación lo realizan unos actores de la red de Bitcoins que son los ‘mineros’. Los mineros ‘escuchan’ transacciones de Bitcoins y las van incorporando en una especie de libro de transacciones donde se apuntan todas las transacciones que se han hecho con Bitcoins y por ese trabajo los mineros obtienen una recompensa en forma de Bitcoin”, explica Ordovás.

 

En el pasado cualquiera podía ser ‘minero’, desde tu ordenador podías ejecutar un programa que minara monedas. Sin embargo, hace tiempo que esto dejó de ser una opción ideal, señala Ordovás, ya que “en la actualidad este proceso requiere de muchísima inversión y de una capacidad de cómputo y una energía tremenda”.

 

A día de hoy, la forma en la que un usuario puede adquirir Bitcoins es comprándolos en el mercado. Bien en casas de cambio (hay muchas como por ejemplo mtgox.com, bitstamp.net o btc-e.com), donde hay que registrarse previamente – este proceso requiere de identificación cómo si se tratase de un banco – para posteriormente poder hacer una transferencia de dinero por Bitcoins. Una vez dispones de Bitcoins en tu cuenta de la casa de cambios, los puedes dejar ahí o traspasarlos a un monedero virtual o wallet en tu ordenador, móvil o tableta.

 

Otras alternativas pueden ser conseguir Bitcoins en un cajero, como ocurre en el centro comercial ABC Serrano de Madrid. “Directamente metes un billete en el cajero y éste lo convierte a Bitcoins según la cotización del momento. Luego acercas tu móvil (monedero virtual) a la pantalla del cajero, lee tu código y hace la transferencia a tu cuenta”, detalla Ordovás.

 

Ya sabemos qué es un Bitcoin y cómo se consiguen, pero ¿para qué se usan? Pues como sustitutivo del dinero físico (Euros, Dólares, Yuanes …) o para especular, “como con cualquier otro bien limitado como puede ser el oro, el café o el trigo”, señala Ordovás.

 

En el primero de los casos, cada vez son más las empresas que aceptan pagos en Bitcoins, caso de la agencia de viajes online Destinia o la empresa de tecnología informática Dell. “Para empresas que están en internet está muy claro que aceptar Bitcoins es sencillo y es rápido, entre otras ventajas, pero para el usuario final no está muy claro el retorno de usar Bitcoins”, apunta Ordovás, quien como anunciamos al comienzo del artículo no cree que Bitcoin como moneda esté aportando nada relevante.

 

Según Ordovás, a día de hoy son más los inconvenientes que los beneficios, por lo menos para el usuario final, y es que a la complejidad de conseguir esta moneda hay que sumarle la fluctuación de su valor – en diciembre de 2013 su precio era de 1.100 dólares y en la actualidad supera levemente los 300$ – y la incertidumbre regulatoria que rodea a la moneda, ya que en la actualidad no existe ninguna autoridad que regule los Bitcoins, ni ningún gobierno del mundo que los reconozca como moneda oficial.

 

Por este motivo, Ordovás no le ve “demasiado interés, y desconoce si tendrá demasiado recorrido, al menos con esta utilidad”.

 

Profundizando un poco en las razones esgrimidas por Ordovás, como ya explicaba con anterioridad, aunque hacer intercambio de Bitcoins tiene un coste prácticamente cero, los precios de las transacciones bancarias no son excesivamente elevadas. Eliminando el intermediario tampoco ahorraríamos mucho dinero, aunque sí ganaríamos en inmediatez, ya que los procesos son instantáneos.

 

“Yo puedo mover un valor de un lado a otro del planeta, de un banco a otro sin necesidad de pasar por todas las redes y todos los intermediarios por las que a día de hoy pasa una transferencia”, comenta Ordovás.

 

 

Sin embargo, en el lado de los contras aparecen argumentos de peso que incitan a no usarlos, como puede ser el caso de su fluctuación.

 

“Hay varios factores que influyen en el movimiento del precio, como casi cualquier activo que está sujeto a la oferta y demanda, pero además, en el caso de Bitcoin, una de las características es que el volumen de gente que tiene Bitcoins es muy limitado.

 

Entonces, en el momento que algún actor importante que tenga un volumen elevado de Bitcoins venda, provoca una bajada que posiblemente en otros mercados no se vería tan claramente reflejado”, señala Ordovás.

 

Por otro lado, hay que sumarle la incertidumbre regulatoria de los Bitcoins, aunque gobiernos como el de Estados Unidos o el de Australia están desarrollando cada vez más la parte normativa, pero sigue sin existir una entidad que respalde esta moneda. También hay que decir que tampoco hay ninguna entidad que emita Bitcoins.

 

Por lo tanto, no existe ni entidad ni gobierno que responda ante cualquier problema que surja con la moneda, como por ejemplo en una casa de cambio.

 

Ya se han dado casos de casas de cambio que han quebrado y la gente que tenía sus Bitcoins en esta casa han perdido sus ahorros”, recuerda Ordovás. En este sentido, y para que no ocurra este fatal desenlace, la gente lo que hace es retirar los Bitcoins de las casas de cambio, gestionando ellos mismos la seguridad, y almacenando estas monedas en sus propios dispositivos (ordenador, móvil, tableta) o con otras medidas.

 

“Esto forma parte de la complejidad que a día de hoy existe para el usuario. Tienes que ser consciente de los que significa almacenarlos y poner todos los medios posibles para que nadie pueda robártelos”, manifiesta Ordovás.

 

Lo que vale es la tecnología

 

Desechado el uso de los Bitcoins como moneda, Ordovás recupera la ideología primigenia de esta tecnología – un sistema que permita un intercambio fuera de lo establecido hasta el momento, sin necesidad de intermediarios – , que “sí que es realmente disruptiva”. Para este profesor, esta tecnología puede permitir nuevos modelos de negocio, además de mejorar y reducir costes, sin que necesariamente el usuario final sea consciente de que la está utilizando.

 

En este sentido, según Ordovás, empresas como IBM se están planteando emplear la tecnología de Bitcoin para solventar distintos problemas, como son los costes en el internet de las cosas.

 

“Conseguir que todos los cacharritos que tenemos distribuidos por nuestras casas puedan ser controlados de una manera descentralizada, ahorraría en tiempo, esfuerzo y dinero. Poco a poco irán surgiendo más usos y más aplicaciones más allá del uso como moneda”, señala.

 

Asimismo, hay nichos de mercado y aspectos dentro del modelo económico que tenemos que sí que se pueden verse beneficiados por Bitcoin. De hecho los bancos ya lo están analizando, porque creen que esta tecnología podría mejorar sus procesos internos, apunta Ordovás.

 

“Bitcoin permite mejorar muchos procesos y eliminar muchas ineficiencias en el movimiento de dinero. Esta tecnología permite mover cualquier cantidad de dinero por un coste prácticamente cero, independientemente del volumen que estés gestionando, y el hecho de que no haya intermediarios hace que sea mucho más rápido.

 

Hay casos de uso muy claros, como el envío de remesas. Hoy, hacer un envío por ejemplo desde España a un país de Latinoamérica cuesta tiempo y dinero. Con Bitcoin se puede hacer de forma prácticamente inmediata y con un coste muy muy reducido”, asegura.

 

Sin embargo, a pesar de las amplias posibilidades que ofrece esta tecnología, podría encontrarse con reticencias, como ya pasar con internet o con el Peer to Peer (P2P).

 

“Tenemos que enfrentarnos a una nueva manera de ver las cosas, esto supone una amenaza o una potencial amenaza para muchos sectores, incluso para los gobiernos, que dejarían de tener la capacidad de emitir moneda a su libre albedrío, o de devaluarla. Eso al final tensiona todo el ecosistema.

 

Por otro lado, y a pesar de que Ordovás no es actualmente un gran fan de Bitcoin como moneda, explica que para que Bitcoin pudiera utilizarse con normalidad, haría falta una mayor comprensión internacional en lo que se refiere al tratamiento de esta moneda. ¿Qué es Bitcoin? ¿Es dinero? ¿Es un bien digital? ¿Qué legislación le aplico?

 

“Al final esto es muy importante para que realmente existan empresas que lo usen. Éstas tienen que tener claro esa parte legal, para saber en qué entorno se mueven. Por otro lado, si se quiere que Bitcoin como moneda tenga éxito, se tiene que conseguir que el usuario final tenga un acceso más fácil».

 

«También tiene que haber menos volatilidad, y eso se consigue incrementando el número de personas que tienen Bitcoins, de manera que una persona sola no pueda afectar sustancialmente el valor del precio. Además tiene que ser más sencillo de utilizar. No puede haber tanta complejidad a la hora de por ejemplo garantizar la seguridad de tus Bitcoins”, sentencia.

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