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De la viña al universo: Tierra Bobal une enoturismo y astronomía

En el corazón de Utiel-Requena, el cielo nocturno y la cocina local se unen en una experiencia única que mezcla ciencia, tradición y sabor.

De la viña al universo: Tierra Bobal une enoturismo y astronomía

Fotografía: Leo López.

Publicado a 26/07/2025 19:30 | Actualizado a 05/09/2025 14:50

En algunos lugares del mundo, mirar al cielo sigue siendo un acto de asombro. Y en la comarca valenciana de Utiel-Requena, ese asombro se ha convertido en una oportunidad para crecer, aprender y compartir, de la mano de Tierra Bobal. Durante este verano, una iniciativa impulsada por el Centro de Innovación Territorial RuralTEC —con apoyo de la Diputación de Valencia— ha comenzado a llevar la astronomía a las escuelas de verano de los pequeños municipios de la región.

Lo hace a través de talleres prácticos para niños y niñas, diseñados por la Asociación Valenciana de Astronomía (AVA) y guiados por profesionales del Centro de Interpretación Big History de Aras de los Olmos. En estas sesiones, los más pequeños construyen relojes solares, observan el Sol con telescopios especializados y descubren que, al fin y al cabo, el universo también cabe en su propio patio de recreo. Con todo ello, pretenden acercar la astronomía a los más jóvenes como herramienta educativa, cultural y emocional.

En siete municipios del interior —Camporrobles, Chera, Caudete, Fuenterrobles, Sinarcas, Venta del Moro, Jaraguas y Villargordo— las mañanas de julio se llenan de estrellas, aunque el sol brille fuerte. Es una forma de sembrar vocaciones, pero también de encender pequeñas llamas de curiosidad que pueden marcar la diferencia.

Tierra Bobal, un referente del astroturismo

Sin embargo, este proyecto va mucho más allá de la acción educativa. Es, en realidad, la primera piedra de una estrategia ambiciosa: convertir a Tierra Bobal en un referente nacional del astroturismo. La clave está en algo tan intangible como poderoso: la oscuridad. O mejor dicho, la calidad de sus cielos nocturnos, prácticamente libres de contaminación lumínica, lo que les ha valido la certificación Starlight, un sello avalado por la UNESCO y la Unión Astronómica Internacional (UAI) que identifica los mejores enclaves del mundo para la observación astronómica. En Tierra Bobal, el cielo no es solo bonito; es científicamente excepcional.

Este nuevo modelo de turismo sostenible encuentra en la comarca un ecosistema ideal. A diferencia de los grandes polos turísticos donde el cielo queda oculto por el brillo urbano, aquí la noche se respeta. Las montañas, los viñedos y los pequeños núcleos rurales se alinean con una filosofía de respeto al entorno, lo que permite ofrecer experiencias únicas: rutas nocturnas entre cepas centenarias, miradores astronómicos equipados con códigos QR y planisferios, sesiones de observación guiadas por expertos y alojamientos rurales que combinan gastronomía local con actividades astronómicas.

Todo esto envuelto en el alma de la comarca: una cultura vinícola con más de 2.500 años de historia y una gastronomía basada en el producto de temporada, la cocina casera y el mimo por la tradición.

Una país de astroturismo

El turismo de estrellas, aunque pueda parecer una moda reciente, está lejos de ser una tendencia pasajera. España, de hecho, es uno de los países pioneros en esta modalidad. Destinos como La Palma, el Parque Astronómico del Montsec (Lleida), el entorno de Gredos en Ávila o el recién inaugurado centro Galáctica en Teruel, demuestran que el astroturismo puede ser motor de desarrollo económico, ciencia ciudadana y turismo responsable.

Tierra Bobal se suma ahora a ese mapa con una propuesta genuina, basada en lo local y pensada para un público metropolitano —sobre todo de València— que busca escapadas cortas, distintas y con contenido.

No se trata solo de mirar estrellas. Se trata de cambiar la forma de mirar. El visitante que llega a Tierra Bobal con ganas de observar constelaciones se lleva también otras luces: la de los pueblos que resisten gracias a la innovación rural, la de los agricultores que cuidan el viñedo como patrimonio cultural, la de los divulgadores científicos que bajan el universo a la tierra para que todos lo entendamos.

Una experiencia gastronómica

El astroturismo es también una experiencia gastronómica. Porque, ¿qué mejor que terminar una sesión de observación celeste con una cena entre viñas, una cata de vinos Bobal o una tabla de embutido artesano en una terraza sin farolas? La conexión entre cielo y tierra aquí es literal.

En cada copa de vino hay minerales que alguna vez fueron polvo de estrellas. En cada historia mitológica contada bajo la Osa Mayor, hay una pizca de los saberes antiguos que nuestras abuelas guardaban como oro. Y en cada niño o niña que mira a través de un telescopio por primera vez, hay futuro.

Así, bajo la luz tenue de las estrellas, Tierra Bobal comienza a brillar con fuerza propia. No con el resplandor fugaz de una supernova, sino con la constancia de esos astros que, aunque estén lejos, guían. Y como ocurre con los mejores vinos de esta tierra, su sabor —y su luz— se disfrutan mejor despacio.

Firma
Fotografía de Borja RamírezBorja RamírezGraduado en Periodismo por la Universidad de Valencia, está especializado en actualidad internacional y análisis geopolítico por la Universidad Complutense de Madrid. Ha desarrollado su carrera profesional en las ediciones web de cabeceras como Eldiario.es o El País. Desde junio de 2022 es redactor en la edición digital de Economía 3, donde compagina el análisis económico e internacional.
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