El teléfono da tono, pero nadie responde, todos los esfuerzos de las empresas se centran estos días en volver a ponerse en pie. En el polígono industrial de Aldaia, otra de las localidades que han visto su normalidad cercenada estos días, los equipos de limpieza y la maquinaria pesada se afanan por devolver a estas calles el aspecto que tenían hace tan solo una semana. Desplazados hasta la zona, un equipo de Economía 3 charla con fuentes del Consistorio: los esfuerzos se centran por el momento en despejar el casco urbano, tras lo que los principales esfuerzos se dirigirán hacia el tristemente conocido centro comercial Bonaire. Cuando los recursos lo permitan será turno del polígono industrial, que, por el momento, es cosa de los trabajadores.
Como cada lunes el polígono industrial de Aldaia vuelve a la vida. Pero, este no es un lunes cualquiera. El sonido de la palas, las mangueras y las bombas de agua llenan las calles anegadas de fango y caos. Los propietarios y los empleados de las naves achican agua de sus negocios, y en las calles, entre escoba y escoba, se forman corrillos de trabajadores nerviosos. Temen perder su empleo, ERTE es la palabra que más se escucha estos días.
A última hora de la tarde, tras una reunión aplazada varias horas, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, anunciaba un «escudo laboral» con el objetivo de evitar los despidos. Mantener los puestos de trabajo es hoy día, para patronal y sindicatos, la prioridad.
Incertidumbre es la palabra
«Incertidumbre», esa es la palabra que resume nuestra conversación con Nerea Olivares, responsable de comunicación y marketing de Interim Aire ETT, acostumbrados a facilitar la colocación de trabajadores en puestos del sector industrial, logístico, cerámico, automoción o servicios, entre otros. Muchos de esos empleos están hoy en el aire.
Precisamente, una de las cuatro oficinas que Interim tiene en la provincia de Valencia es la de Aldaia. «La oficina se ha visto muy dañada, ha sufrido las inundaciones como el resto de la población de este municipio. En concreto, ha afectado a 14 trabajadores que, de momento, están repartidos en otras filiales o teletrabajando», explica a este medio.
Preguntada por los ERTE, Olivares se muestra cautelosa: «Estamos a la espera, no queremos adelantarnos antes de conocer toda la información oficial». Todo estos días es demasiado complejo para poder dar respuestas. «Está siendo muy complicado», concluye.
Otra de las empresas presentes en la zona es Avanza Fibra. La firma de telecomunicaciones tiene una fuerte presencia en el territorio, que supone el 30% de su volumen de negocio. En todas las oficinas del anillo urbano que rodea la ciudad de Valencia, nos cuenta David De Gea, CEO de Avanza Fibra, al menos 12 tiendas se han visto afectadas y 7 se encuentran totalmente destruidas.
«Pese a lo complicado de la situación, hemos logrado mantener a toda la plantilla trabajando. Tenemos la convicción de no hacer ningún despido ni ningún ERTE, sino que vamos a tratar de reubicar a todos nuestros empleados en puestos de trabajo en aquellos municipios que no se hayan visto afectados por la DANA», explica De Gea.
Para este empresario, como para muchos otros, es importante que los empleados sepan que sus puestos de trabajo «están asegurados». Un esfuerzo que es especialmente loable dada la dificultad de la situación: junto a las poblaciones, el temporal asoló la infraestructura que daba cobertura a las mismas.
«Son momentos muy duros. Más allá de las tiendas, que se pueden recuperar, el problema son las redes. Nos queda toda la cobertura de la zona cero por levantar, la situación es muy compleja», asegura. Para que nos hagamos una idea, De Gea nos explica que cada población cuenta con una cabecera de fibra que le da servicio. Todo ello va unido con un anillo de fibra óptica que parte de Catarroja a Madrid. «Cuando entró el agua, se llevó las cabeceras de Albal y Catarroja, lo cual dejó sin conexión a toda la zona».
«El primer impacto fue brutal. Nosotros disponemos de sistemas de alarma que tienen monitorizada la red las 24 horas del día. En el momento de la inundación, saltaron en un momento 25 señales de alarma por servicio caído», recuerda De Gea. Para la firma, la pérdida económica aproximada se sitúa entre cuatro y cinco millones de euros.
La solidaridad, una constante
La solidaridad entre los ciudadanos viene siendo una constante desde el pasado miércoles. También entre las empresas. La Fundación Novaterra, entidad que lleva 30 años generando respuesta a los problemas de inclusión social a través del empleo, no ha dudado en sumarse a esta marea colectiva. A pesar de que su sede de Alzira se ha visto afectado por la DANA, Jorge Barber, director de marketing y comunicación, expresa a Economía 3 que se consideran «unos afortunados». No tanto sus vecinos de las zonas de Algemesí y L’Alcúdia. «Estamos canalizando muchas de las ayudas a empresas y personas a través de la sede en Alzira», comenta orgulloso.
Y es que acostumbrados a acompañar a personas en situación de vulnerabilidad han querido «volcarse» y colaborar a través de otras entidades que están habituadas a trabajar en el terreno de las emergencias, poniéndose a su disposición.
Barber -en nombre de todo el equipo que conforma Novaterra- no puede evitar acordarse de todas aquellas personas que temen la pérdida de sus empleos: «Nosotros nos dedicamos a acompañar a personas que no tienen empleo en situación de vulnerabilidad y esto es lo que va a venir ahora. Hay muchos autónomos que van a perder su medio de vida».
Su último mensaje es el de la esperanza: «Tenemos que unirnos y trabajar juntos, a través de nuestro entorno, de los contactos, de las sinergias. Sumarnos en diferentes acciones que nos ayuden a recuperar el tejido empresarial de las zonas afectadas».