El nuevo lujo es el lujo silencioso. O quizá siempre lo fue. Esta corriente formada por aquellos consumidores de alto poder adquisitivo que optan por la discreción en lugar de la ostentación -sin renunciar a las más altas calidades, por supuesto-, ha tomado un fuerte protagonismo en los últimos meses, sobre todo en el mundo de la moda. Ahora, el lujo silencioso llega también a la vivienda de lujo.
Así lo revela el informe El Nuevo Lujo, elaborado por Viva Sotheby’s International Reality, en el que se hace una intensa radiografía del sector inmobiliario premium a nivel nacional e internacional.
El lujo silencioso inmobiliario
El lujo silencioso es la gran tendencia en el segmento premium inmobiliario en nuestro país. Especialmente, en las zonas costeras. Así, Menorca, Cádiz, Costa Blanca y Canarias están ganando peso frente a destinos más tradicionales como Mallorca, Ibiza o Marbella.
Contar la historia detrás del inmueble. Esa es la nueva moda entre los compradores de alto poder adquisitivo. Según Sotheby’s, los compradores buscan ubicaciones con historia: edificios abandonados, castillos o fincas que, después, reforman y actualizan. En ciudades, también se aprovecha la oportunidad de recalificar edificios clásicos o de oficinas.
Otra oportunidad son las llamadas branded residences, es decir, viviendas de hiperlujo lanzadas a la venta y promovidas de mano de grandes marcas. De momento, estos proyectos solo están en Marbella, pero la alta demanda augura su pronta expansión en España. Asimismo, la firma ve en las fincas rústicas un mercado por explotar y detectan mucho interés por las fincas vinícolas en España.
¿Inflación en la vivienda premium?
Las compra de vivienda de lujo sigue al alza en España pese a la subida de los tipos de interés y la inflación, con unos precios que se han encarecido un 6% de media y que ya empiezan a trasladar la falta de oferta. El comprador estadounidense está llamado a ser el cliente ‘estrella’ este año.
La subida que registra la vivienda de lujo (de más de 3 millones de euros) supera en cinco puntos la media del mercado (1%). Aunque en algunas áreas ha alcanzado el 15%. Desde la compañía reconocen que mucha de esta vivienda sale a la venta por encima del mercado (25.000 euros/m2) y va a tener que ajustarse. En casi el 40% de los mercados del segmento premium la demanda sigue superando a la oferta, lo que está incrementando la negociación entre las partes.
El perfil del cliente de lujo
Más el 90% de los compradores de lujo posee entre dos y tres propiedades en distintos países y cierran muchas transacciones sin necesidad de financiación. Además, más del 50% de los clientes de lujo tiene una elevada intención de compra en 2024.
El 9% de las compraventas han sido ejecutadas por extranjeros no residentes, siendo Alicante (37%), Málaga (28%) y Baleares (27%) sus destinos favoritos. El cliente de la firma, cuya propiedad más cara a la venta asciende a 65 millones en Marbella, suele comprar activos de entre 5-6 millones y tarda entre seis meses y un año en cerrar la operación.
El cliente de lujo, que suele pagar al contado, tiene un perfil internacional con gran movilidad geográfica y el sector inmobiliario concentra el 50% de su cartera de inversión (viviendas secundarias o para el alquiler), por encima de las joyas y el arte (20% en ambos casos).
Estos clientes se deciden por mercados maduros, que les reporten ventajas fiscales, permiso de residencia mediante la Golden Visa, propiedades con elevado grado de liquidez y que supongan un atractivo respecto a su divisa.
El lujo silencioso se impone a los conflictos geopolíticos
La desaparición de los rusos del mercado ante las sanciones impuestas a Rusia por la invasión de Ucrania ha sido compensada por los estadounidenses, el comprador con mayor potencial en 2024 en España ante la fortaleza del dólar y el aumento de su poder adquisitivo.
También es notoria la presencia de los latinoamericanos, especialmente en Madrid. Así como el inicio de la llegada de compradores de Emiratos, para los que la Fórmula 1, el pádel o el golf son un foco de atracción. Si el año pasado su gran preocupación era la incertidumbre económica ahora lo son los conflictos geopolíticos, seguida de los tipos de interés y la inflación.