PLD Space nació hace una década con la intención de hacer historia en la ingeniería aeroespacial de nuestro país. Desde su base en Alicante, y con esa filosofía, se han establecido dos objetivos ambiciosos: poner en órbita el primer cohete espacial comercial europeo, el Miura 1, a finales de año; y lanzar desde la Guayana francesa el Miura 5 en 2024.
Recientemente, durante la realización de un test, se vieron obligados a detener el lanzamiento a tan sólo 6 segundo de que tuviera lugar. Apenas dos semanas después, vuelven con los deberes hechos y las lecciones aprendidas, prometiendo que «en cuestión de días» tendremos noticias de ellos.
Hablamos con el presidente ejecutivo de PLD Space, Ezequiel Sánchez, acerca de los retos a los que se enfrentan y los planes de futuro.
Una ventana de oportunidad
-Sois una empresa valenciana, que contáis con una trayectoria de 10 años y que tenéis previsto poner en órbita los que serán los primeros cohetes espaciales comerciales europeos. ¿Cómo nace la idea embarcaros de en este proyecto?
La industria del espacio ha estado tradicionalmente vinculada a las agencias nacionales; esto es, financiadas por los gobiernos. En los Estados Unidos comenzaron a surgir iniciativas privadas de empresas que estaban desarrollando proyectos espaciales. En Europa no existían este tipo de iniciativas.
En este contexto, Raúl Torres, CEO y cofundador de PLD Space, que era un apasionado del espacio desde su infancia, supo identificar esa oportunidad y decidió montar una empresa para dar el salto y poder materializar esa idea. Junto con Raúl Verdú montaron este proyecto para poder explotar la oportunidad comercial de acceso al espacio con órbitas bajas.
Se hace además pensando en utilizar microlanzadores, que era una iniciativa que en ese momento no existía. Todos los cohetes eran grandes, pero se estaba dando una miniaturización de la tecnología, las cargas que se tenían que llevar al espacio eran más pequeñas y eso permitió la visión de tener un cohete propio europeo.
Búsqueda de financiación
-Un proyecto como este seguro que ha tenido que enfrentarse a grandes retos. ¿Cuál diríais que ha sido vuestra mayor dificultad durante el proceso?
Cuando la gente analiza el proyecto, normalmente lo que más le impresiona es la tecnología. El poder diseñar y conceptualizar un modelo de negocio y una tecnología, así como producirla.
Sin embargo, yo diría que el mayor reto ha sido financiarlo. Hacer I+D en España no es sencillo ni es barato, el poder conseguir los recursos para desarrollar el proyecto ha sido el mayor reto.
Muchas veces nuestros problemas han estado relacionados con unas necesidades financieras que nos han permitido desarrollar el proyecto con una velocidad que hubiera sido mayor de contar con más recursos.
Al final el hacer un cohete requiere un proceso de madurez. De poder definir cada uno de los subsistemas y después integrarlos para conseguir la seguridad adecuada en el servicio que se va a prestar. Eso requiere el ensayo y error, así como llevar a cabo una profunda labor de investigación y desarrollo.
-Son muchas las empresas que tienen dificultades a la hora de acceder a financiación para desarrollar sus proyectos. ¿Cómo habéis lidiado vosotros con ese reto?
Dedicándole mucho tiempo. Ha sido como estar en una ronda continua. Hemos buscado la financiación para cada uno de los hitos, y cuando la conseguíamos financiación para uno, enseguida estamos pensando en cómo vamos a conseguir el siguiente.
La financiación ha ido de esa forma, dedicándole mucha energía y tratando de buscar y generar una red de inversores.
Hubo unos business angels iniciales que, cuando llegaron dos jóvenes de 22 años a plantear hacer un motor de combustible líquido, una tecnología que no es sencilla y de la cual sólo se habían fabricado dos cohetes en Europa durante los últimos 50 años, confiaron en el proyecto.
Poder generar esa confianza en tanta gente fue todo un reto. Casi decimos que los esfuerzos más importante fueron los primeros, en los que convencimos a los inversores de esta posibilidad.
Las últimas rondas que estamos haciendo, en los que los montantes de la inversión son muy superiores, también suponen un esfuerzo porque tienes que acceder a una red de inversores que tengan la capacidad financiera, así como la visión de la oportunidad que representa la industria.
Un proyecto privado
-¿Cómo ha sido el apoyo de la administración?
El grueso de la financiación, como el 90%, lo hemos obtenido de la empresa privada
Nosotros el grueso de la financiación, como el 90%, lo hemos obtenido de la empresa privada. Pero sí hemos tenido apoyo institucional, del cual nos sentimos respaldados y agradecidos.
Nosotros hemos hecho nuestra labor de enfocar la actividad desde los inversores privados, sin renunciar a la colaboración con las instituciones públicas.
Hemos ido, dentro de las distintas oportunidades que había, agotando las alternativas para obtener la financiación sin perder de vista ese soporte privado.
Yo creo que es importante la apuesta del Gobierno por la creación, de cara a la primavera, de un PERTE aeroespacial y que va a ser un revulsivo importante para catalizar el poder de la industria del espacio y reforzar el peso que tienen las distintas líneas de actividad identificadas.
Al final, esa inversión en el espacio termina repercutiendo por seis en la economía real. Existe un Silicon Valley en Estados Unidos, entre muchos factores, porque hubo una gran inversión en tecnología que terminó por repercutir en la economía real.
Conexión espacial
-Vuestra intención es poner en órbita un cohete comercial este año. ¿Qué es un cohete comercial y qué aplicaciones puede tener?
Todos somos usuarios de tecnología espacial y muchas veces no somos conscientes. Cuando utilizamos un GPS o vemos un partido de fútbol en directo…todas estas acciones requieren una infraestructura espacial funcionando.
La cadena de valor que se genera consiste en que hay alguien que identifica una necesidad de un cliente y entonces construye un satélite con componentes específicos. Después contrata a un gestor de esa oportunidad de vuelo para hacer confluir la carga del cohete con el lanzador determinado. También hay alguien que transporta la carga desde la superficie a una órbita específica y después existe un operador gestionando ese satélite que se comercializa un tercero.
En esa cadena de valor, nosotros nos encargamos específicamente del lanzamiento. Nosotros tenemos la capacidad de desarrollar un cohete para una determinada carga específica. Nuestro objetivo es ir a satélites de hasta 500 kg de masa, en función de la órbita.
Esos satélites más pequeños han crecido mucho estos años. Nuestro servicio consistiría en transportar ese satélite a una órbita específica en un transporte compartido. Desde esa forma, varios clientes pueden ser transportados a una órbita específica a la vez.
Al final somos como unos repartidores espaciales de paquetería
En PLD Space los transportaremos y cobraremos por dejarlos en la órbita, al final somos como unos repartidores espaciales de paquetería.
Bajo presión
-Durante el última prueba con el Miura 1 os visteis obligados a abortar a tan sólo 6 segundos del lanzamiento. ¿Habéis podido estudiar más los motivos del error?
Así es. En PLD Space hemos optado por adoptar una política de transparencia. Sentimos un gran soporte social, institucional y de nuestros socios, por ello queremos compartir los avances conforme ocurren.
Cuando integramos el Miura 1, durante octubre del año pasado, decidimos presentarlo en Madrid para que la gente pudiera verlo antes de realizar las pruebas de vuelo. Ese fin de semana pasaron unas 30.000 personas a verlo. Ahí nos dimos cuenta de la responsabilidad y el impacto que teníamos.
Por ello compartimos la información conforme llegan las noticias. Al final esto es lo normal, desarrollamos test y sacamos información continuamente. Nuestro objetivo es asegurarnos de que, en el momento en que vamos a volar, no encontrarnos con ningún problema. Los fallos, al final, son casi un tesoro. En el momento los identificamos, los evaluamos y tomamos una decisión.
Hemos estado las últimas dos semanas identificando los componentes que han fallado y muy pronto tendréis noticias de nuevas pruebas. Para nosotros ha sido un éxito el poder identificar y realizar los procedimientos necesarios para tener éxito en el lanzamiento.
-¿Cómo se vive el momento en que, en cuestión de segundo, debéis ser capaces de tomar una decisión crucial?
Tengo la fortuna de estar en el búnker desde el que hacemos el seguimiento de la misión, en nuestras instalaciones en el aeropuerto de Teruel. En ese recinto asegurado estamos el equipo esencial que tiene que hacer el seguimiento. Yo destacaría que es un momento muy especial, en el que hay mucha tensión, pero todo el mundo está pendiente de su responsabilidad concreta.
La seguridad es lo que prima y poder llevar este tipo de pruebas con éxito es todo un éxito para nosotros
Es la típica sala de control que hemos visto en la televisión y en la que cada integrante del equipo de PLD Space es responsable de un susbsistema. Si en un momento dado hay una salvedad, pues tiene su botón para abortar. Por ello estamos muy satisfechos, porque esto requiere muchos pasos previos para tener un equipo entrenado. La seguridad es lo que prima y poder llevar este tipo de pruebas con éxito es todo un éxito para nosotros.
Ese momento en concreto, cuando ves que ocurre la anomalía y tienes que tomar la responsabilidad de la decisión, es un momento muy especial que intentamos compartir con la gente.
Planes de futuro
-¿Cuándo tenéis previsto retomar esa última prueba? ¿Cuándo veremos volar al Miura 1?
En realidad el cohete tendría ya la calificación para poder volar. Nosotros estamos sometiéndole a lo que llamamos el test de visión completa, en el que se aplican los 122 segundos que ya hemos testado de manera independiente en los subsistemas.
Este último test lo queremos realizar lo antes posible. Introduciendo los cambios y las mejoras que hemos detectado desde el último, estamos hablando de cuestión de días. Nuestro objetivo es hacerlo cuando tengamos la certeza de que puede ir bien y eso será muy pronto.
Desde PLD Space hemos acordado ya con el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) unas fechas comprometidas, que serán en el último trimestre de este año, pero que no podemos todavía hacer públicas.
-¿Y qué viene después de coronar los cielos?
Yo creo que no nos acabamos la industria. El poder acceder al espacio es un primer paso y hay muy pocos países con esta capacidad. España ya no sólo puede hacer barcos y submarinos, sino que también podrá hacer cohetes. En el momento en que conseguimos esa capacidad industrial y estratégica, para nuestro país y Europa, puede contribuir a esa autonomía que está buscando en tantos sectores.
Una vez en el espacio, en PLD Space estamos centrados en transporte de carga. Pero se pueden hacer muchas otras actividades comerciales y vemos que en la industria hay muchas oportunidades como para poder desarrollar nuestras ideas. Esperamos seguir dando muchas buenas noticias en el futuro.
Madera de astronautas
-¿Cómo veis el futuro de la ingeniería aeroespacial española? ¿Tenemos madera de astronautas?
Sí, por supuesto. Tenemos buenas escuelas de ingeniería, tenemos buena capacidad de formación. Tanto en las universidad como en la formación profesional, de cuya mezcla de perfiles somos partidarios, hemos visto unas necesidades específicas sobre las que adecuar la generación de talento.
Hay gente en la industria que son unos apasionados, que querían trabajar en España y que no habían podido hacerlo. Para nosotros ha sido una satisfacción el poder rescatar estos perfiles y traerlos de vuelta a nuestro país. Nosotros, desde la Comunidad Valenciana, somos capaces de atraer talento. Hace escasamente un año éramos 45 personas y ahora somos 115 y esperamos terminar en 180 personas dentro del equipo.
Tenemos buena gente en España. Tenemos proyectos ambiciosos y sólo nos queda creernos que podemos incidir y desarrollar una industria que haga realidad un proyecto que enfrente mil dificultados, pero que superaremos.