En la madrugada del 24 de febrero las tropas de la Federación Rusa invadían por sorpresa Ucrania, dando comienzo a una guerra que dura ya cuatro largos meses y cuyos efectos económicos se están dejando notar a lo largo del globo. El 8 de marzo, menos de un mes después del comienzo de las hostilidades, llegaba al puerto de Castellón el que sería el último cargamento de arcilla en escapar al conflicto.
La ucraniana supuso el 70% de la arcilla total que llegó a Castellón durante el año 2021, suponiendo un 1,7 de las 2,5 millones de toneladas importadas. Este material vital para la industria cerámica castellonense se extraía en las minas del Donbás, región del este del país por la que ahora se combate, y partía rumbo a Castellón desde puertos como el de Mariúpol o Mykolaiv, que la guerra ha reducido a escombros.
Desde la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (ASCER), afirman que esta situación les está obligando a tomar medidas para limitar el impacto con paradas de producción y la acogida a ERTEs. Según los datos de la patronal, a fecha de 31 de mayo, se han registrado 32 ERTEs con un total de 4.521 trabajadores afectados.
Sin materia prima
Para Custodio Monfort, presidente de la Asociación de Empresas de Áridos de la Comunitat Valenciana (Arival), la dependencia del sector con la arcilla ucraniana se explica por la pureza del mineral y su elevado rendimiento. Además, sus precios eran muy razonables y los proveedores garantizaban una cantidad importante de suministro, lo cual la hacían un producto muy atractivo. La tecnología más avanzada en el mundo de la pasta blanca dependía de esta materia prima.
Con el cese de la llegada de suministros, las empresas están tanteando una alternativa en países como Reino Unido, Alemania, Turquía o Portugal. No obstante, esta sigue sin ser una solución rentable, ya que los precios del transporte marítimo han aumentado. A esto hay que añadir la deriva proteccionista del mercado ante la actual situación de tensión, que ha llevado a gobiernos como el turco a querer controlar la exportación a España de arcillas y caolines.
«El sector se enfrenta a un gran problema, porque las alternativas no acaban de ser de la calidad que tenían la arcilla de Ucrania y la escasez está tensionando muchísimo el mercado. También ocurre con los caolines y no queda mucho para que falten suministros. La situación es tal que se está planteando regular la producción», explica Monfort.
Por el momento no parece haber una solución a la vista y las empresas están manteniendo la producción gracias a los stocks de que disponían, cuya duración los grupos consumidores han estimado en cuatro meses. La búsqueda de nuevos proveedores supone un parche temporal, pero todavía se está lejos de encontrar una solución definitiva al problema.
Una tormenta perfecta
Las empresas del sector, pese a haber incrementado los precios de sus productos, afirman estar absorbiendo gran parte del incremento de los costes de energía y materias primas, en detrimento de sus cuentas de resultados y rentabilidad para tratar de mantener su competitividad internacional.
Desde la patronal azulejera avisan de que la situación entre 2020 y 2021 ya era desesperada para un sector gasintensivo que obtiene el 90% de la energía del gas, y que veía cómo el precio medio se disparaba un 495%. La tendencia ha continuado y con el comienzo de la guerra han venido registrándose récords sin precedentes en los costes de la energía.
«Son numerosos los expedientes que se están negociando y que van a presentarse en las próximas semanas, pudiendo llegar a convertirse en extinciones de empleo de no mejorar la coyuntura» señala Vicente Nomdedeu, presidente de ASCER.
Para el presidente también ha señalado que el sector se encuentra «en medio de una tormenta perfecta» y reclama al Gobierno que tome medidas ya que «la pérdida de confianza de los sectores es notoria”.
A la búsqueda de soluciones
Según el informe «Situación y perspectivas del sector cerámico», elaborado por Deloitte, el estallido del conflicto habría reducido las expectativas de margen EBITDA del sector para 2022 del 13% al 7%. En previsión de que la situación no mejore, las empresas cerámicas se enfrentan al peor escenario posible y tratan de modificar las formulaciones para reducir en lo posible la dependencia de este material.
«Se han encontrado otras arcillas, pero para ajustarlas en tu fabricación hay que hacer muchas pruebas y ajustar muchos parámetros. No es tan sencillo, de momento tenemos stock porque la producción también ha bajado. A su vez se está empezando ya a usar arcilla de otros orígenes», explican desde ASCER.
La urgencia del momento ha propiciado una mayor colaboración entre las empresas y el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC-AICE), que debido a lo extraordinario de la situación ha puesto todos sus servicios a disposición de encontrar una solución «a esta situación indeseada y absolutamente perjudicial».
El pasado martes el president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, anunciaba la activación inmediata de 50 millones de euros del Plan Reactiva para hacer viable la transición energética del sector azulejero. Las ayudas supondrán hasta 400.000 euros por empresa y serán aprobadas por el Pleno del Consell en cuanto la Comisión Europea autorice el marco general que permita la concesión de ayudas a las empresas que dependen del gas.