Australia, un interesante país para invertir
La economía australiana tiene un buen número de fortalezas. El impulso que le han dado años de crecimiento sin interrupción, dio como fruto un importante superávit comercial que se basa en la exportación de materas primas y un creciente contacto con las potentes potencias emergentes asiáticas. En la actualidad es la duodécima economía del mundo y lo previsto es que crezca cada año a un ritmo de entre el 2% y el 2,5% en los años venideros.
Una buena parte de su éxito se basa en la importancia de un fuerte sector minero, pero las autoridades australianas son perfectamente conscientes del riesgo que supone una dependencia de este tipo de industria, por lo que desea que se vaya diversificando la economía para que sea menos sensible a una posible bajada del precio de las materias primas o de un frenazo de unos de sus clientes más importantes como es China.
El país está actualmente fortaleciendo sectores diferentes al minero, del que se beneficia una importante llegada de capital externo. La inversión extranjera directa (IED) se ha convertido en uno de los principales motores de crecimiento de la economía, sobre todo en el sector servicios, que representa del orden del 70% del PIB australiano.
La diversificación es toda una realidad y la participación extranjera, sin duda uno de los elementos fundamentales. Estados Unidos y el Reino Unido son los principales emisores, con unos flujos netos de IIED hacia Australia que en 2014 alcanzaron los 72.600 millones de dólares estadounidenses. La minería, manufacturas industriales y el sector financiero fueron los principales receptores de la inversión.
Oportunidades para la empresa española
Las relaciones a nivel de inversión entre España y Australia se fortalecen a lo largo de los últimos años y el anclaje institucional lo supusieron los acuerdos como el Convenio para Evitar la Doble Imposición que suscribieron ambos países en 1992. El interés y conocimiento mutuos se han ido reforzando por la actividad de las grandes multinacionales españolas, que cada vez se interesaron más en los concursos y licitaciones que han convocado los distintos estados, así como el propio Gobierno Federal Australiano.
Desde el 2011, la inversión bruta española ha aumentado de forma progresiva, centrándose sobre todo en sectores como el energético y en el de la construcción. Esto se paró en 2014, cuando los flujos españoles cayeron más de un 43% y se quedaron en 48.6 millones de euros.
Con la salvedad de este retroceso puntual, la economía australiana ha seguido brindando oportunidades interesantes a la empresa española, sobre todo en ámbitos como el de la construcción de infraestructuras de transporte. Otro sector de interés es el de las infraestructuras de energía y también en el sector de la gestión del agua, ya que es una economía avanzada que se asienta en el continente más seco del mundo habitado por el hombre.
La empresa española comienza a ser percibida en el país como puntera a la hora de proporcionar soluciones de alta tecnología en sectores como defensa, telecomunicaciones o servicios financieros. Una razón extra para que se abra la puerta de un país, tan lejano como prometedor.
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