Bodega Submarina del Mediterráneo amplía su actividad con una nueva empresa comercializadora de sus propios vinos, The Sea Wine Club, que arranca en abril la comercialización de tintos de Ribera del Duero y Rioja, y blancos de Rias Baixas, con una primera tirada de 3.000 botellas.
Con la experiencia de sumergir caldos de otros bodegueros desde hace meses, de varias zonas de España (Pago de Carrovejas, MG Wines Group, Valdemar, Petritegi…) como auxiliares, ahora la firma alicantina da el paso de diversificar y ampliar su actividad con la maduración de sus propios vinos para la venta directa en el mercado.
Con todo, desde el principio de esta nueva andadura mantienen su actividad de Bodegas Submarinas del Mediterráneo de forma independiente a The Sea Wine Club.
“Estamos realizando pruebas aprovechando que ya habíamos experimentado con otros vinos de varias denominaciones de origen y sidras, y ahora vamos a ver cómo reaccionan y evolucionan cavas, champagne y otros de alta calidad”, ha explicado Cayetano Sánchez-Butrón, co-fundador de esta empresa pionera alicantina.
Inversores
Este salto a la comercialización propia surge también por el interés demostrado por algunos inversores para sumarse a la nueva aventura empresarial, única en el Mediterráneo, dado que tan solo hay otro sistema similar en aguas del País Vasco, con otras condiciones diferentes de temperatura y medioambientales. Y no les ha frenado la actual coyuntura de crisis económica por la pandemia del coronavirus.
Antes de afrontar esta etapa, tenían que esperar a ver resultados del mero “trabajo industrial” de inmersión de los vinos de otras empresas, ya que el periodo necesario de permanencia de las botellas en el fondo marino es de seis meses.
Una buena evaluación de esa fase previa la consiguieron con la prestigiosa Guía Peñín, donde referentes del sector como Protos elogiaron el sabor conseguido.
Acerca del potencial de ventas, confían principalmente en la demanda del mercado chino y ruso, entre otros países, y para la viabilidad y proyección de estos vinos, cuentan con el canal de la venta on-line, que pueden asumir sin grandes infraestructuras de distribución, en sus inicios.
El origen de estas dos empresas está ligado también a una voluntad medioambiental y sus impulsores, José Marín (padre e hijo) y los hermanos Cayetano y Santiago Sánchez-Butrón han contado con la Universidad de Alicante para llevar adelante la experimentación de madurar vinos en el fondo del mar. En su caso, con la supervisión de los científicos del campus, se autorizó esta actividad en una zona concreta situada frente al Cabo de la Huerta.
El sistema utiliza unas estructuras de hormigón especialmente diseñadas para que dejen libre el tránsito por debajo, en el fondo marino, de forma que no repercuta negativamente en la posidonia. También permiten la maduración del vino sin que las corrientes del agua desplacen las botellas.
Una peculiaridad del proceso químico que se favorece en este espacio acuático, de difícil explicación para los enólogos, es que las botellas tienen un corchó especial hermético que impide el paso del agua, con lo que no se cumple la oxigenación habitual del vino, como en una bodega terrestre, algo imprescindible para la maduración, teóricamente según los expertos.