Pau Pérez Rico, Casal de la Pau: "La corresponsabilidad es clave para reinsertase"
La entidad valenciana atiende cada año a unas 500 personas en situación de exclusión con un modelo basado en el acompañamiento, la dignidad y la reinserción social
Pau Pérez Rico, responsable de Comunicación de Casal de la Pau
Desde hace más de medio siglo, Casal de la Pau acompaña a personas que han pasado por prisión o viven situaciones de extrema vulnerabilidad en su proceso de reintegración social y laboral. Una labor discreta, constante y profundamente humana que se apoya en el acompañamiento, la corresponsabilidad y la confianza en las personas. Pau Pérez Rico, director de Comunicación de la entidad, repasa los orígenes del proyecto, su impacto social y los retos de una organización que cree firmemente que cumplir una pena no debe cerrar la puerta a una segunda oportunidad.
– ¿Cuáles fueron los inicios de Casal de la Pau?
Casal de la Pau arrancó hace 53 años. En aquella época estaba muy vinculado a la localidad de Godella (Valencia) y a José Antonio, el sacerdote que lo puso en marcha. Él lo fundó, pensando sobre todo en los chicos que iban al reformatorio y que necesitaban rehabilitarse y de ayuda para reintegrarse en la sociedad.
Esta iniciativa derivó a personas que habían pasado por prisión y este fue el germen de la entidad.
Durante todo este tiempo se ha ido atendiendo y haciendo voluntariado en la prisión de Picassent y tratando de inculcar que la finalidad de la pena no es una venganza de la sociedad. La Constitución Española habla del fin rehabilitador de la pena.
Es decir, porque una persona haya cometido un delito, no significa que haya que buscar una revancha, sino conseguir que acabe reintegrándose en la sociedad y pueda desarrollar su vida en el sentido más amplio de la palabra.
Todo el mundo puede tener un momento de flaqueza, debilidad o dar un mal paso. En concreto, la filosofía de Casal de la Pau consiste en echar una mano para que esas personas, que por lo que sea, han cometido un delito, han pagado ya la deuda con la sociedad y tienen que reintegrarse en ella.
¿Cómo? Buscando un trabajo, en función de las posibilidades de cada uno.
– ¿Cómo lo hacéis? ¿Qué servicios prestáis?
La Administración penitenciaria no quiere que los enfermos terminales o los que están muy graves mueran en prisión. Con lo cual, confían a estas personas en organizaciones como la nuestra para que estén acompañados.
Nosotros teníamos un piso en la calle Convento Carmelitas de la ciudad de Valencia, específico para estas personas, pero sufrió un incendio este verano. Todos los residentes no sufrieron ningún percance y, afortunadamente, San Juan de Dios nos ha proporcionado un espacio para albergarlos hasta que la casa esté rehabilitada nuevamente. De ahí que este año, se lo hayamos reconocido dándole una de nuestras Llaves o galardones.
500 personas anuales
– ¿Cómo conseguís que esta persona sea útil para la sociedad?
Tenemos un convenio con la Generalitat Valenciana para atender a los usuarios que acuden a nuestra sede en la calle En Llopis, 4 de Valencia y donde tenemos capacidad para hasta 25 usuarios. Al cabo del año tratamos a unas 500 personas.
En el tiempo que permanecen con nosotros, son atendidos por nuestros servicios de psicólogos, abogados o educadores sociales. Con esta labor tratamos que, después de pasar por nuestro albergue, sean autónomas y puedan gobernar su vida encontrando un trabajo que les permita llevar una vida digna.
Después de nuestro albergue hay un paso posterior que son los pisos en los que ellos viven con una mayor autonomía. Ya no están bajo el control del albergue, sino que se encuentran en una situación en la que ya están trabajando, tienen un sitio donde ir a dormir y compartir su vida con otros usuarios. A partir de este momento, estarían fuera de nuestro radar porque han conseguido una situación de normalidad.
– ¿Solo atendéis a personas que han pasado por prisión?
También pueden acudir a nuestras instalaciones aquellas personas que están disfrutando de un permiso penitenciario pero no tienen familia o una red que los acoja, Casal de la PAU puede ser el lugar de referencia para disfrutar de esos días de permiso.
Igualmente, también prestamos un servicio general para aquellas personas que están en situación de vulnerabilidad, sin necesidad de ser población penitenciaria para que puedan acudir a ducharse, a comer o a aprovisionarles de ropa, sobre todo en días de frío como los que estamos viviendo.
Dar lo mejor de uno mismo
– ¿Colaboráis con otras instituciones para buscarles empleo o prestarles otro tipo de servicios?
Existe una coordinadora de asociaciones que trabajan con la prisión de Picassent concretamente con la que todos colaboramos.
La ventaja que tiene Casal de la Pau es que somos una entidad con muchos años de experiencia, que cuenta con unos equipos muy profesionales y solicitan mucho nuestros servicios.
A pesar de todo, a nosotros nos gusta hablar siempre de acompañamiento.
De hecho, los Premios Llave que entregamos el pasado de 17 diciembre ponen el foco en la corresponsabilidad de las personas que están con nosotros.
El objetivo es darles a ellos responsabilidad, porque el hecho de que hayan pasado por prisión, no quiere decir que sean unos irresponsables, al contrario. Ellos están con ganas de vivir una nueva vida y de abrirse a nuevas oportunidades y esto lo tienen muy interiorizado.

Última edición de los Premios Llave, el pasado 17 de diciembre
– ¿Con qué equipos contáis para ayudarles?
Contamos con una plantilla integrada por unos 25 empleados integrada por psicólogos, abogados y trabajadores sociales. Profesionales que conocen bien la problemática y que dan lo mejor de sí mismos para atender a este colectivo.
Igualmente, disponemos también de una red de voluntarios y, además, siempre estamos muy atentos, a través de nuestra página web, para incorporar nuevas manos.
Esta red de colaboradores prestan el servicio en prisión donde informan sobre nuestra labor y mantienen el contacto y otros vienen a echarnos una mano en el comedor, limpieza…
«Hacen falta más manos»
– ¿Con los voluntarios con los que contáis cubrís todas las necesidades?
Siempre nos viene bien que nos echen una mano. El equipo de voluntarios que va a prisión está bien cubierto, pero a lo largo del año siempre hacen falta manos.
De todas formas, con Casal de la Pau existe la posibilidad de colaborar de tres formas: a través de donaciones, haciéndose socio o siendo voluntario. Hay que tener en cuenta que, aunque tenemos un convenio con la Generalitat Valenciana, este no llega a cubrir completamente el coste usuario día, con lo que somos deficitarios.
– Además de la subvención de la Generalitat Valenciana, ¿con qué otros apoyos económicos contáis?
Por parte de la Administración contamos con el apoyo de la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia. Desde el ámbito privado nos ayudan empresas y entidades como CaixaBank o Grupo Alonso y con todo ello disponemos de un fondo que nos permite seguir prestando nuestros servicios. A todo ello se suma un grupo numeroso de socios y donantes anónimos que van haciendo aportaciones periódicamente o de forma esporádica. Por ello, me gustaría hacer un llamamiento a la sociedad para que nos eche una mano, porque siempre hay cosas que hacer y que mejorar.
«No preguntamos»
– Como por ejemplo, ¿qué habría que mejorar?
Ahora mismo necesitamos pintar todo el interior del edificio de la calle En Llopis. También nos harían falta muebles nuevos, para sustituir los que están rotos.
Además, es preciso reparar el piso de la calle Convento Carmelitas, que como he comentado, sufrió un incendio en verano y se perdió todo, desde electrodomésticos hasta el menaje de cocina.
– ¿Analizáis el perfil de vuestros usuarios?
Nosotros no preguntamos. La persona que ya ha pagado su deuda con la sociedad merece un cariño y toda la ayuda para volver a estar al servicio de la sociedad. Se trata de un proceso costoso y complicado. De hecho, contamos con casos de éxito muy bonitos. Estamos poniendo en marcha un podcast en el que damos voz a esas experiencias positivas.
– ¿Existe un tiempo específico para estar en Casal o depende de sus circunstancias y sus necesidades?
Depende de sus circunstancias, pero nos gusta que no sea un periodo excesivamente largo porque hay que dar la oportunidad también a otros nuevos usuarios que deben experimentar una mejoría y en función de ella, vamos renovando.
Tenemos ejemplos de gente que era usuaria y que luego se ha quedado como voluntaria. Es el caso de Paulino, que le dimos también uno de los reconocimientos Llave. Se trata de una persona que quiere mucho a la institución. Ya que cuando uno siente que una entidad le ha arropado, le ha cuidado, le ha tendido una mano y le ha dado cobijo muestra una gratitud enorme.
Gemma JimenoLicenciada en CC de la Información por la Universidad del País Vasco, Gemma Jimeno se incorporó a ECO3 Multimedia, S.A., en 1998 como Redactora y ha participado activamente en el desarrollo de diferentes líneas de negocio. Desde hace años desempeña las funciones de Editora de los contenidos informativos, de los diferentes productos editoriales de E3 Media.






