Economía de los cuidados: el impulso de la ‘silver economy’ en España

España envejece y, con ello, cambia la demanda sanitaria y social. Lo que antes parecía un «coste» inevitable -cuidar a quien lo necesita- hoy se revela como una oportunidad económica: crea empleo, impulsa la innovación y mueve el consumo. Ese es el terreno común entre la «economía de los cuidados» y la silver economy. El resultado es un vector de competitividad que, bien gestionado, puede aliviar la presión del sistema sanitario y acelerar inversión privada en prevención, atención domiciliaria, tecnología asistencial y cronicidad.

¿Y qué es exactamente la «economía de los cuidados»? Abarca todas las actividades que permiten a las personas mantener su autonomía y bienestar: ayuda en el hogar, acompañamiento, higiene, control de la medicación, movilización, coordinación con profesionales, apoyo emocional, etc.

En palabras de Adrià Buzón, CEO de Cuideo, es «acompañar, apoyar y atender a las personas cuando no pueden hacerlo todo solas», poniendo a la persona en el centro y profesionalizando a quienes cuidan. Según indica, en España, más de 1,6 millones de personas mayores en situación de dependencia necesitan apoyo y el 87% quiere seguir viviendo en casa. Además, la demanda de cuidados a domicilio estaría creciendo a ritmos del 17% anual, consolidando este ámbito como pilar de la silver economy.

Esa dimensión «invisible» -el cuidado- tiene impactos tangibles: sobre la productividad, el empleo y la innovación (teleasistencia, telemedicina, domótica, monitorización). En un país que envejece, los cuidados ya no son un «complemento»: son una infraestructura socioeconómica crítica que, además, está íntimamente conectada con la salud.

¿Por qué España es un caso relevante?

Demografía

El 20,4% de la población española tiene más de 65 años y, si se mantienen las tendencias, ese porcentaje alcanzará el 30,5% en 2055, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Son magnitudes que, por sí solas, rehacen la pirámide de necesidades de cuidados y de salud.

Longevidad

La esperanza de vida al nacer se sitúa en los 83,1 años, tal y como señala el INE. España es, de hecho, uno de los países más longevos de la Unión Europea (UE). Más años de vida son -si se gestionan bien- más años de consumo sénior que demanda prevención, seguimiento y servicios personalizados.

Especialización

España cuenta con un sistema sanitario de cobertura amplia, una red creciente de proveedores privados y un tejido empresarial dinámico en servicios y tecnología para mayores. El Libro Blanco de la Silver Economy en España 2024 dedica capítulos enteros a cómo la tecnología y la inteligencia artificial ayudan al cuidado y a diseñar experiencias sénior, reflejando que salud y cuidados son uno de sus ejes troncales.

A ello, se suma un dato macroeconómico clave: la economía sénior tiene un peso creciente en el consumo y en el PIB. Según el Centro de Investigación Ageingnomics, los mayores de 55 años concentran hasta el 60% del gasto en consumo y su impacto alcanza el 26% del PIB en España.

¿Cuánto «vale» el mercado sénior?

Para situar el tamaño de la oportunidad, puede hacerse una aproximación sencilla: el gasto en consumo de los hogares en 2024 ascendió a 865.125 millones de euros. Si, como apunta Ageingnomics, los sénior concentran el 60% de ese gasto, estaríamos hablando de un mercado sénior (transversal, no solo salud) próximo a los 520.000 millones de euros en España.

Es decir, más de medio billón anual como «potencia de fuego» de demanda con preferencia creciente por servicios de salud, prevención y cuidados personalizados. Este cálculo no pretende ser una contabilidad exhaustiva del «mercado de salud sénior», sino un orden de magnitud que explica por qué cada vez más compañías de salud, seguros, farmacia, tecnología y servicios domiciliarios diseñan productos específicos para mayores.

Cómo está cambiando la demanda sanitaria

El envejecimiento reorienta la demanda de lo agudo a lo crónico, y de lo hospitalario a lo preventivo. El perfil sanitario de España, según datos de la OCDE, muestra que el gasto sanitario per cápita está por debajo de la media de la UE, que la financiación pública cubre el 71,6% (menos que la media europea) y que los pagos directos superan el 20% del gasto total. Con más mayores, esa combinación presiona a las familias y refuerza el atractivo de seguros y servicios complementarios.

En paralelo, la base de clientes sénior crece y se digitaliza. El V Barómetro del Consumidor Sénior (2024) de Ageingnomics analiza los hábitos de más de 16 millones de españoles de más de 55 años y muestra patrones de consumo y apoyo intergeneracional que amplifican el papel económico de este grupo.

Interés inversor por la economía de los cuidados

¿Existen señales claras de interés inversor en compañías de la silver economy? Lo cierto es que, según SpainCap, el año pasado medicina-salud fue uno de los sectores con mayor volumen invertido del private equity en España (15% del total), solo por detrás de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (36%).

De hecho, como ejemplo, recientemente, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha autorizado en primera fase la compra de el grupo español de residencias de ancianos Vitalia por parte de las gestoras StepStone y Greykite. Se trata de una operación valorada en 1.500 millones de euros.

Un sector con potencial

La economía de los cuidados ofrece el marco humano, organizativo y regulatorio ideal para sostener la vida cotidiana y, bien diseñada, aliviar la presión del sistema sanitario. La silver economy, por su parte, convierte esa necesidad en oportunidad de mercado: un gasto sénior que ya representa buena parte del consumo nacional y que arrastra innovación, inversión y empleo.

El valor de esta oportunidad ayuda a entender por qué la salud es el epicentro del «negocio dorado». Pero, el potencial no se va a materializarse solo: exige regulación, financiación sostenible, datos interoperables, profesionalización y diseño centrado en la persona. Si Administraciones públicas y empresas se mueven en esa dirección, España puede liderar en Europa un modelo de longevidad sana, conectada y donde cuidar también signifique crecer.