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El Roig Arena se erige en kilómetro cero del Corredor Mediterráneo empresarial

El movimiento #QuieroCorredor reunió a 2.500 empresarios y cierra la etapa de grandes actos, aunque mantendrán viva la presión hasta completar el Corredor Mediterráneo.

El Roig Arena se erige en kilómetro cero del Corredor Mediterráneo empresarial
Publicado a 20/11/2025 18:23 | Actualizado a 21/11/2025 9:58

Había una pulsión en el Roig Arena, que acogió el 8º y último acto empresarial por el Corredor Mediterráneo, organizado por la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) y el Movimiento #QuieroCorredor; las cosas están pasando y el foco nacional se ha posado sobre València. Más de 2.500 empresarios y representantes de la sociedad civil de toda España llenaban el pabellón —rebautizado hoy casi como «kilómetro cero» del Mediterráneo ferroviario— para hacer balance de una década larga de presión, chequeos y pedagogía económica en torno a una infraestructura que ya nadie discute.

Antes de que arrancase el acto, la historia se condensaba en una imagen: la foto de familia que agrupaba a los principales empresarios que han impulsado el movimiento. Nada más terminar, Vicente Boluda, presidente de AVE, atendía a los medios y lanza el primer mensaje del día: «La plataforma #QuieroCorredor ha cumplido sus objetivos, aunque seguirá viva hasta que se termine de llevar a cabo todo», aseguraba, subrayando que lo que se cerró este jueves fue un ciclo de grandes actos, no la reivindicación.

Y es que la historia de esta necesidad, recordó Boluda, no empieza aquí: «En 2008 comenzó a ser muy evidente que el sistema de transporte en España está conceptuado de forma radial, donde todo pasa por Madrid. Este sistema no comunica ciudades importantes de lo que denominamos la España circular, que es tan importante como la radial. Vimos que no había ningún interés político en que estas infraestructuras se complementaran y decidimos tratar de concienciar a los políticos de que estas infraestructuras son necesarias. Yo creo que no queda ya nadie que no esté convencido de que necesitamos el Corredor Mediterráneo».

A unos metros, el anfitrión del recinto y una de las voces empresariales más influyentes del país, Juan Roig, presidente de Mercadona, añadía una capa de ironía impaciente al relato. También él atiendió a los periodistas antes acceder a la pista del Roig Arena, convertido en foro económico por un día.

«Estamos muy contentos de hacer otra vez el acto del Corredor Mediterráneo. Es el último año, el último en que hacemos un acto tan multitudinario», aseguraba. «La reclamación de querer hacer el Corredor Mediterráneo vamos a continuar manteniéndola y a esforzarnos en ello. No sé si nuestros nietos lo verán, pero estamos luchando por ello», admitió, enlazando con uno de los grandes cuellos de botella del proyecto, el túnel pasante de València. «Deberíamos tener corredor, al menos, entre València y Alicante, o València y Barcelona, lugares que generan el 50 % de la riqueza de España».

Roig marcó también el tono de la jornada al hablar de ritmo y de expectativas: «¿Satisfechos? No estamos satisfechos. Creemos que está más reivindicado, somos más conscientes en España de que falta el Corredor Mediterráneo, pero satisfechos de lo conseguido no estamos, no podemos estar», señaló, tras recordar que lleva años escuchando a distintos ministros prometer que el corredor estaría listo «en tres o cuatro años». «En 2017 dijimos en 2021, en 2020 y en 2024, y ahora estamos diciendo que en 2027. A ver si a la última va la vencida», concluyó.

El balance del movimiento #QuieroCorredor

Con esos dos canutazos aún frescos, el Roig Arena bajó las luces y el foco se trasladó al escenario. El acto arrancaba con Boluda reivindicando de nuevo el papel del empresariado como motor del país y como detonante de este proyecto: el Movimiento #QuieroCorredor, impulsado por AVE en 2016, ha conseguido que el 100 % del trazado esté «activado» en alguna fase —en servicio, en obras o con proyecto—, aunque la sensación compartida es que el tren avanza más despacio de lo que exige la economía del arco mediterráneo.

Según el chequeo semestral presentado durante el acto, el 36 % del trazado ya está en servicio, el 85 % se encuentra en obras y el 95 % dispone de proyecto aprobado. Pero varios hitos clave desplazan su horizonte hacia 2028, desde la culminación del ancho internacional entre Tarragona y Castellón hasta la doble vía València–Xàtiva–La Encina o la conexión Murcia–Almería. De ahí que la palabra «ritmo» sobrevuele toda la mañana.

En su intervención, Boluda reivindicó que, gracias al Movimiento #QuieroCorredor, se ha conseguido unir al empresariado en una misma causa, extender la concienciación social hasta el punto de que la necesidad de estar conectados forme ya parte del imaginario colectivo, mover —aunque con retrasos— la voluntad política y, al mismo tiempo, trabajar con un rigor técnico que ha permitido explicar con claridad a la ciudadanía en qué estado se encuentra realmente la infraestructura.

Y añadió una idea muy alineada con el discurso habitual de AVE: cohesión y suma, no agravio. «Hemos conseguido cohesión territorial, esto va de sumar: lo que es bueno para el Mediterráneo es bueno para el conjunto del país. Se está actuando de forma muy lenta, y además la mayoría de tramos que ya están en marcha están conectados con Madrid», denunció, señalando los «embudos» que lastran el proyecto y la paradoja de una infraestructura que «nacerá saturada» si no se apuesta por una plataforma doble.

Tampoco esconde su preocupación por el ritmo al otro lado de la frontera: «aunque no nos compete, nos preocupa lo lento que avanzan los trabajos en Francia».

Desde el escenario, el presidente de AVE aprovechó también para extender la exigencia de consensos a otros ámbitos: la reconstrucción de València tras la DANA, las infraestructuras hidráulicas «para que no se vuelva a repetir» y otros asuntos que afectan al futuro del país. La idea de fondo: la misma capacidad de presión y colaboración público-privada demostrada con el corredor debería replicarse allí donde se juegan las próximas décadas.

Fuera, la foto de familia de primera hora del día, con Boluda y Roig en primera línea, queda como síntesis de lo ocurrido: el empresariado mediterráneo no se baja del tren, aunque aún no haya llegado a su estación.

Europa mira al Mediterráneo: la visión de Boira y Grosch

Esa dimensión europea del proyecto quedó especialmente clara en la conversación entre Josep Vicent Boira, comisionado del Gobierno para el Corredor Mediterráneo, y el ex eurodiputado belga Mathieu Grosch. Boira recordó que el corredor «es más que una infraestructura, representa una forma de entender Europa». Grosch enmarcó el Corredor Mediterráneo dentro de los nueve grandes corredores transeuropeos, sin los cuales, dijo, «no tendríamos un verdadero mercado europeo».

También recordó que hubo que esperar hasta 2013 para empezar a ver las primeras conexiones efectivas y destacó el esfuerzo realizado por España y Francia para impulsar este eje que, desde España hasta Eslovenia, puede convertirse en una de las áreas económicas más dinámicas del sur de Europa. De cara al futuro, defendió que el corredor jugará «un papel muy importante» y apeló a que los ministros de Transportes peleen por los presupuestos necesarios, complementando los recursos públicos con la financiación privada, porque «no todo puede ser pagado por los Estados o por Europa».

Boira remarcó que sacar adelante el corredor es también «una muestra de cómo concebimos Europa» y Grosch abundó en esa idea recordando la fuerte inversión ya realizada. Señaló que España es el único país con dos anchos de vía y que este proyecto permitirá «ponerse al corriente con Europa», algo que será un beneficio no solo para España, sino para todo el eje mediterráneo. Desde su experiencia en una región fronteriza entre tres países, advirtió de que el trabajo hecho en España «no servirá de nada» si no se acelera en Francia y en el conjunto de la Unión, e insistió en la necesidad de un sistema ferroviario europeo que evite el colapso de las carreteras.

Su mensaje final fue una llamada a pensar más allá de las fronteras nacionales: hay que explicar mejor el proyecto, porque «un mejor transporte equivale a un mejor futuro» y cada país debe hacer su parte sin perder de vista la visión global del corredor.

Firma
Fotografía de Borja RamírezBorja RamírezGraduado en Periodismo por la Universidad de Valencia, está especializado en actualidad internacional y análisis geopolítico por la Universidad Complutense de Madrid. Ha desarrollado su carrera profesional en las ediciones web de cabeceras como Eldiario.es o El País. Desde junio de 2022 es redactor en la edición digital de Economía 3, donde compagina el análisis económico e internacional.
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