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Cooperativismo valenciano: palanca económica con rostro social y futuro verde

Con 2.590 entidades y 62.605 empleos, el modelo gana escala en energía, vivienda y digitalización con el plan 'Fent Cooperatives' 2025-2026.

Cooperativismo valenciano: palanca económica con rostro social y futuro verde
Publicado a 14/11/2025 11:44 | Actualizado a 14/11/2025 12:10

En la Comunitat Valenciana hay un motor económico que, con frecuencia, trabaja lejos de los focos pero sostiene empleo, arraigo territorial e innovación social: el cooperativismo. La fotografía más reciente del sector lo confirma con cifras difíciles de ignorar. En 2024, el tejido cooperativo valenciano alcanzó un volumen equivalente al 7,18 % del PIB autonómico. Son magnitudes que no solo hablan de tamaño; hablan de estabilidad y de una forma de competir que, además de resultados, genera comunidad.

Lejos del tópico que identifica «cooperativa» con una entidad «menos empresa», los sondeos más recientes indican que la sociedad valenciana reconoce este modelo como parte íntegra del tejido empresarial. El estudio «Notoriedad e Imagen del Cooperativismo en la Comunitat Valenciana» sitúa la comprensión social del fenómeno en niveles altos: el 89 % afirma saber qué es una cooperativa y, entre quienes lo saben, el 85,6 % la identifica como empresa, no como una asociación sin fines de lucro.

El mismo trabajo subraya que dos de cada tres personas perciben a las cooperativas más responsables socialmente que otras fórmulas, un aspecto clave cuando se evalúa su legitimidad pública. El reto, sin embargo, persiste entre la juventud, donde la mejora del conocimiento es notable pero todavía perfectible.

Un tejido diverso que compite, exporta y crea comunidad

El mapa sectorial confirma la versatilidad del modelo. En el agroalimentario, las cooperativas se han convertido en actor de referencia exportador: más del 88 % del valor de lo que comercializan se vende fuera, y el subsector valenciano aporta más del 15 % del empleo cooperativo agro del país.

El liderazgo se extiende a la enseñanza, donde las escuelas cooperativas constituyen el principal grupo de la enseñanza laica concertada, con más de un centenar de centros y 25.000 estudiantes; y al ámbito financiero, donde 30 de las 61 cooperativas de crédito existentes en España tienen sede en la Comunitat y aumentan cuota en depósitos y préstamos. La combinación de capilaridad territorial y especialización explica en buena medida la resiliencia del modelo, que encuentra en las cooperativas de trabajo asociado su fórmula más extendida y una herramienta genuina para impulsar el emprendimiento colectivo

Pero el rasgo diferencial del cooperativismo no es solo sectorial: es cultural y de gobernanza. Estas empresas comparten la toma de decisiones entre sus socios y socias, reinvierten parte de sus excedentes en la organización y la comunidad, y operan con valores sociales y medioambientales que trascienden la lógica del beneficio a corto plazo. Esa manera de funcionar, coherente con sus principios, convierte a las cooperativas en empresas duraderas y sostenibles.

En la Comunitat Valenciana, la experiencia cooperativista está profundamente arraigada y permea tanto el medio rural como el entorno urbano.

Igualdad, empleo y hoja de ruta: el nuevo ‘Fent Cooperatives’

La resiliencia del modelo también tiene rostro de mujer. Según la última fotografía disponible, el 61,42 % del empleo en cooperativas valencianas lo ocupan mujeres, un registro que supera la media estatal y que avala el potencial del sector para reducir la brecha de género.

Este enfoque se consolida con la aprobación del III Plan ‘Fent Cooperatives’ (2025-2026), la hoja de ruta del Consell Valencià del Cooperativisme que fija objetivos, medidas e indicadores de seguimiento semestral para reforzar el músculo empresarial, acelerar la digitalización, afianzar la presencia femenina y juvenil en la gobernanza y ganar visibilidad pública.

El plan identifica, además, sectores de crecimiento para los próximos años: economía digital, medio ambiente, economía de los cuidados e industrias creativas, junto con los ecosistemas que la Estrategia Industrial Europea señala para la economía social (agroalimentario, renovables, salud, industrias culturales y creativas, turismo y comercio minorista). Y pone el foco en nuevas modalidades con alto potencial de impacto: comunidades energéticas, cooperativas de emprendedores, cooperativas escolares y vivienda colaborativa en cesión de uso.

La respuesta al reto de la percepción social entre la juventud pasa por aquí: más educación y más relato. Concoval impulsa acciones de comunicación, formación e investigación, alianzas con el sistema educativo —incluida la difusión de contenidos específicos para el profesorado— y colaboración con los medios para explicar mejor qué es y qué aporta esta forma de empresa.

Energía ciudadana y vertebración del territorio

Una de las puntas de lanza más visibles de esa transformación es la energía. La Comunitat Valenciana ha vivido una expansión acelerada de las comunidades energéticas: de siete proyectos con apoyo público en 2020 a 126 en 2023, con una presencia cooperativa muy significativa.

El objetivo del gobierno valenciano es que en 2030 cada población tenga al menos una comunidad energética. Desde IVACE+i se han concedido en los últimos años ayudas que facilitan el autoconsumo colectivo, la eficiencia y el almacenamiento, reforzando el despliegue ciudadano de renovables a escala de barrio y municipio. El resultado no es únicamente más potencia fotovoltaica: es gobernanza compartida de la energía y retornos económicos que se quedan en el territorio.

El cooperativismo, además, vertebra territorio. Su capilaridad —desde cooperativas agrarias en comarcas rurales a cooperativas de trabajo asociado que prestan servicios avanzados en áreas urbanas- encaja con las políticas contra la despoblación, como la Ley 5/2023 integral contra el despoblamiento y el Fondo de Cooperación Municipal que Generalitat Valenciana y diputaciones activan para municipios en riesgo demográfico.

La lógica es clara: servicios de proximidad, energía comunitaria, distribución comercial y cuidados organizados en clave cooperativa ayudan a fijar población y sostener actividad económica en los municipios pequeños. Concoval conecta esa agenda territorial con el impulso a proyectos que atienden la cotidianeidad —movilidad, comercio, cultura, asistencia— y tejen comunidad donde más falta hace.

Vivienda colaborativa, modernización normativa y salto de escala

En vivienda, otro de los frentes estratégicos, la Comunitat cuenta con un marco propio pionero. La Ley 3/2023 de viviendas colaborativas reconoce la cesión de uso y facilita el desarrollo del cohousing cooperativo, un modelo con potencial para responder simultáneamente a la accesibilidad económica, el envejecimiento activo y los cuidados de larga duración, y que el III ‘Fent Cooperatives’ incorpora como modalidad prioritaria. El desarrollo reglamentario y la coordinación con vivienda protegida, reservas de suelo y cesiones de uso públicas serán determinantes para escalar proyectos.

La agenda legislativa autonómica de los últimos años también ha despejado cuellos de botella internos del propio ecosistema. La actualización del texto refundido de la Ley de Cooperativas acomodó la norma a nuevas realidades  y la alineó con los planes ‘Fent Cooperatives’. Esta modernización normativa casa con el objetivo de ganar eficiencia administrativa, algo que el plan 2025-2026 refuerza con indicadores y una gobernanza de seguimiento.

En paralelo, el marco estatal empuja con la Estrategia Española de Economía Social 2023-2027 —que sitúa a las cooperativas en el centro de la transición digital y verde, del emprendimiento colectivo y de la cohesión territorial— y con la tramitación de la Ley Integral de Impulso de la Economía Social en las Cortes. La coordinación multinivel es clave para que la financiación, la simplificación de trámites y el acceso a la contratación pública consoliden el salto de escala del cooperativismo.

Al final, todos estos vectores —cifras, percepciones, reformas y planes— confluyen en un punto: el cooperativismo como respuesta de futuro. En tiempos de emergencia climática, desigualdad y volatilidad económica, el modelo cooperativo reparte poder de decisión, reinvierte excedentes en la comunidad y democratiza ámbitos tan críticos como la energía o la vivienda.

No es un discurso: son políticas, convocatorias y datos que lo sostienen, y una cultura empresarial que la sociedad empieza a reconocer como propia. Si el objetivo es una economía más resiliente, con empleo de calidad y arraigo local, la Comunitat Valenciana ya tiene una herramienta probada para conseguirlo.

Firma
Fotografía de Borja RamírezBorja RamírezGraduado en Periodismo por la Universidad de Valencia, está especializado en actualidad internacional y análisis geopolítico por la Universidad Complutense de Madrid. Ha desarrollado su carrera profesional en las ediciones web de cabeceras como Eldiario.es o El País. Desde junio de 2022 es redactor en la edición digital de Economía 3, donde compagina el análisis económico e internacional.
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