Un año en reconstrucción: así paralizó la DANA la industria cultural

El Ministerio de Cultura, junto a diversas asociaciones profesionales valencianas, celebrará los próximos 18 y 19 de noviembre las jornadas ‘Tras la DANA: jornadas para la recuperación de la cultura’ en la Universitat de València. El encuentro busca poner en común experiencias y hacer balance de los trabajos realizados durante el último año, después de que la riada del 29 de octubre paralizara gran parte de la provincia de Valencia.

Calles, viviendas y comercios quedaron arrasados por el agua. Hoy, en los municipios más afectados, la cultura comienza a abrirse paso entre la reconstrucción y el recuerdo de lo perdido. Desde hace meses, las salas de teatro vuelven a abrir sus puertas, las editoriales imprimen de nuevo y las librerías retoman su pulso cotidiano en la zona cero.

Las industrias culturales y creativas representan alrededor del 4% del Producto Interior Bruto (PIB) de la Comunitat Valenciana. Menos de un mes después de la catástrofe, la Generalitat Valenciana estimó en más de 153,3 millones de euros los daños causados por las inundaciones en el patrimonio y en la industria cultural.

No obstante, la aportación de este sector va más allá de lo meramente económico.

Más de 6 millones en pérdidas en artes escénicas

El golpe da la DANA fue especialmente duro para las artes escénicas. La Associació Valenciana d’Empreses d’Arts Escèniques calculó pérdidas superiores a seis millones de euros en teatros y salas. En el ámbito musical, la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana contabilizó daños en 32 agrupaciones y 30 escuelas de música, con más de dos millones de euros en pérdidas materiales.

El sector editorial también sufrió los estragos de las inundaciones. Según la Associació d’Editorials del País Valencià, 34 editoriales perdieron cerca de un millón de ejemplares, y más de una docena de librerías fueron arrasadas por el agua. Bibliotecas y archivos no quedaron indemnes: doce bibliotecas públicas, ocho archivos municipales, una biblioteca universitaria y una empresa de servicios documentales registraron daños, según el Col·legi Oficial de Bibliotecaris i Documentalistes de la Comunitat Valenciana.

Detrás de estas cifras, están las pequeñas empresas y comercios locales. Ellos son los pilares del sector cultural de la zona cero, quienes han sentido con mayor intensidad las consecuencias de la DANA.

Una solidaridad sin precedentes con la cultura

«Lo único que quedó fue la furgoneta», recuerda Joan Escrivà, editor de la revista infantil ‘Camacuc‘, publicada por la editorial homónima desde 1984. La sede de la empresa, ubicada en la calle Pintor Benedito de Paiporta, quedó completamente arrasada. «El fondo editorial, los ordenadores, la oficina, los originales, el merchandising y los recuerdos se fueron con las inundaciones. En la editorial, el agua llegó a más de dos metros de altura, no quedó nada», relata.

Justo en 2024, Camacuc celebraba 40 años de historia, un aniversario que quedó empañado por la catástrofe. A pesar de ello, Escrivà destaca el apoyo recibido de particulares, empresas, asociaciones, fundaciones y otras entidades, una respuesta social que considera ejemplar. «Estamos muy contentos con la respuesta que ha tenido la sociedad», asegura.

Una historia similar relata Yolanda Girón Jarque, propietaria de la librería Bufanúvols, en Catarroja. En su caso, el desastre fue tan grande que se vio obligada a mudarse de local y empezar de cero. «Me quedé sin nada, perdí todo el negocio», señala.

Desde el 29 de octubre hasta el 7 de junio, su librería permaneció cerrada. Aunque Girón reconoce que la recuperación ha sido «complicada», valora la enorme ayuda recibida por parte del Gremi de Llibrers, la Administración pública, el sector privado –con iniciativas como Alcem-se de Juan Roig– y, sobre todo, de los vecinos. «Seguramente me olvidaré de mencionar a mucha gente que me ha ayudado, que me perdonen», señala.

Una mirada al futuro con esperanza y cierto temor

Un año después, y con la editorial todavía en proceso de reconstrucción, en Camacuc trabajan mientras montan muebles y decoran las nuevas instalaciones. «En ningún momento, ni en las primeras semanas, hemos dejado de trabajar. No pasará mucho tiempo para llegar al punto donde estábamos y reanudar la marcha editorial que teníamos», destaca.

En este primer aniversario de la DANA, Yolanda Girón hace un balance «muy positivo» pese a todo. «Miras al futuro con esperanza, porque la gente se ha volcado y la clientela es fiel, pero también con temor», admite.

En Bufanúvols ya se preparan para la campaña de Navidad, con la misma ilusión de siempre, pero con el recuerdo de las inundaciones. «El año pasado ni siquiera abrí las cajas que me llegaron debido a la DANA. Ahora no puedo evitar pensar si eso volverá a ocurrir», señala.

La solidaridad con el sector cultural y su resurgir muestran que los valencianos han querido recuperar los negocios que dan vida a sus municipios y, con ellos, una parte esencial de su identidad. Pero esa ayuda no puede quedarse en los días más duros de la catástrofe. Han sido muchos los libros que se han quedado sin vender y muchas las butacas vacías en teatros y conciertos. Mientras la prioridad ha sido –y sigue siendo– reconstruir hogares e infraestructuras, la cultura también espera su propia reconstrucción.

El bloqueo creativo por la DANA

Más allá del impacto económico, la huella emocional que ha dejado la tragedia es casi mayor. La DANA destruyó negocios, espacios y materiales, pero también años de dedicación de artistas, y proyectos y procesos creativos en marcha.

Por encargo del Ministerio de Cultura, Gestió Cultural. Associació Valenciana de Professionals de la Cultura puso en marcha la Oficina de Recuperación Cultural posdana, con el objetivo de acompañar al sector en la reparación de los daños materiales y en la atención al impacto emocional sufrido por sus profesionales. Desde la Oficina han constatado que, en la zona cero, muchos artistas han experimentado un «bloqueo creativo» como consecuencia del trauma vivido.