España y Portugal toman la delantera en la eólica mientras Europa se estanca
La Unión Europea avanza demasiado despacio en la instalación de parques eólicos y corre el riesgo de incumplir sus objetivos de 2030. Alemania, España y Portugal se salvan de la parálisis y emergen como locomotoras de una transición energética que se ve lastrada por trabas burocráticas y falta de redes eléctricas.
La instalación de nueva capacidad eólica en la Unión Europea ha sufrido un preocupante frenazo durante la primera mitad de 2025, según los recientes datos de la patronal WindEurope, y solo Alemania, seguida de España y el Reino Unido, mantiene un ritmo significativo de expansión.
Entre enero y junio de 2025, la Unión Europea sumó solo 6,8 GW de nueva potencia eólica, una cifra claramente insuficiente para alcanzar los objetivos comunitarios de seguridad energética y clima para 2030. De ese total, Alemania aportó 2,2 GW, seguido de España con 889 MW y Reino Unido con 769 MW, concentrando estos tres países el 57% de toda la nueva capacidad instalada. A continuación, se situó Turquía, con 593 MW.
Además, se confirma que el 89% del volumen nuevo es eólica terrestre (5,3 GW), elevando la capacidad total instalada en Europa a unos 291 GW (254 GW en tierra y 37 GW en mar).
¿Por qué Alemania marca la diferencia en la energía eólica?
El éxito de Alemania se debe al riguroso cumplimiento de las nuevas normas comunitarias de autorización, que han reducido los plazos a unos 18 meses en lugar de años. Se estima que ya ha aprobado 15 GW de parques eólicos terrestres solo en 2025, y podría superar esa cifra.
En contraste, los otros 26 Estados miembros necesitan más de 24 meses para autorizar nuevos parques eólicos, lo que frena significativamente el ritmo.
Tres obstáculos fundamentales
- Permisos lentos y complejos. Los procedimientos de aprobación siguen siendo demasiado largos. Aunque la directiva europea fija plazos máximos de dos años para proyectos nuevos y uno para repowering, la mayoría de los países no lo han implementado correctamente.
- Redes eléctricas rezagadas. Muchos proyectos eólicos están bloqueados esperando capacidad de conexión, mientras los sistemas eléctricos no están preparados para una generación descentralizada masiva.
- Electrificación insuficiente. La demanda eléctrica europea aún no avanza al ritmo necesario para justificar despliegues eólicos más agresivos.
¿Y España, qué hace?
- Obsolescencia y repowering. Muchos aerogeneradores superan los 15 años de vida, y aunque la repotenciación podría ser una solución rentable, se enfrenta a los mismos cuellos de botella que los proyectos nuevos, además de requerir mejoras en conexión eléctrica.
- Sistemas eléctricos vulnerables. El apagón de abril de 2025 en la península ibérica evidenció la fragilidad de la red. Su aislamiento y falta de inercia resaltan la urgencia de avanzar en almacenamiento, condensadores síncronos y refuerzo de líneas.
Inversiones y perspectivas en la eólica
WindEurope ha rebajado sus previsiones para 2025: de los 22,5 GW previstos inicialmente, ahora se espera solo 19 GW en Europa; en la UE, de 17 GW a 14,5 GW. Esto refleja recortes en los objetivos de cara a 2030. Ahora la capacidad estimada será de 344 GW frente al objetivo de 425 GW (un 19% menos).
No obstante, hay motivos para el optimismo. Entre enero y junio de 2025 se tomaron decisiones finales de inversión por valor de 34.000 millones de euros (22.000 millones para eólica marina), para financiar 14 GW. Además, los fabricantes europeos registraron pedidos firmes por 11,3 GW, un 19% más que en el mismo periodo de 2024.
¿Acelerando o perdiendo el tren?
España y Portugal (este último también destaca con cerca del 28% de electricidad generada por viento en 2024) están entre los pocos países europeos que siguen avanzando en capacidad instalada. Pero el bloqueo judicial, las tramitaciones lentas y las redes vulnerables los limitan tanto o más que al resto de Europa.
WindEurope insiste: la eólica sigue siendo competitiva, segura frente a la dependencia de combustibles fósiles y generadora de empleo y PIB (400.000 empleos y unas aportaciones al PIB de 16 millones de euros por turbina). Pero para que Europa no se quede atrás, necesita implementar sin excusas las regulaciones de aprobación rápida,
acelerar la expansión de redes y sistemas de almacenamiento y apoyar sin titubeos a los proyectos con potencial real.
Solo así España, Portugal y Alemania podrán actuar como locomotoras de la transición energética europea, evitando que el continente pierda competitividad frente a Estados Unidos y China.
Sara MartíCoordinadora editorial. Graduada en Periodismo por la Universidad Jaume I, estoy especializada en contenido web y ediciones digitales por el Máster en Letras Digitales de la Universidad Complutense de Madrid. Mi experiencia en el mundo de la comunicación abarca desde el institucional hasta agencias y medios de comunicación. Al día de la actualidad empresarial y financiera en Economía 3 desde marzo de 2021.







